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En los últimos años hemos sido testigos de un hermoso resurgimiento de la práctica del cántico en la iglesia en América Latina. Hemos visto un renovado deseo por cantar nuevos himnos que expresen las verdades doctrinales de la fe cristiana. Dios, en su gracia, ha estado levantando compositores, músicos, pastores, y cantantes con un anhelo por ver a la iglesia proclamar a una voz las verdades del evangelio. 

Unos de los más respetados cantantes y compositores que forman parte de este movimiento son Keith y Kristyn Getty, un matrimonio irlandés que radica en los Estados Unidos. Ellos se han dedicado a escribir y producir nuevos himnos para la iglesia de hoy. Si alguna vez has proclamado la historia del evangelio al cantar el himno más conocido de los Getty, “In Christ Alone” [Solo en Jesús] en alguna de sus versiones en español, entonces sin duda alguna serás bendecido y desafiado al leer ¡Cantemos!: Cómo la alabanza transforma tu vida, familia e iglesia.

En la introducción, Keith Getty expone los cinco objetivos del libro:

¡Cantemos!

¡Cantemos!

B&H Español. 176 pp.
B&H Español. 176 pp.
  1. Descubrir por qué cantamos y la enorme alegría y el santo privilegio que produce hacerlo 
  2. Considerar cómo [el canto] impacta nuestro corazón, nuestra mente y nuestra vida
  3. Cultivar la práctica del canto familiar en nuestra vida cotidiana 
  4. Preparar a nuestras iglesias para que con sinceridad entonen cánticos entre sí y al Señor como expresión de unidad 
  5. Ver el canto congregacional como un testimonio radical al mundo

El libro está escrito en un lenguaje bastante sencillo y accesible. No es un tratado académico sobre la importancia del canto en la iglesia; más bien es una conversación amistosa, sencilla, y bíblica de la disciplina y el deleite del cántico al Señor y de sus frutos en nuestra vida. 

Los Getty entienden bien que la música en la iglesia es un tema que se puede prestar a debates y discusiones entre los diversos círculos denominacionales. Los autores no evaden ni subestiman el asunto, sino que elevan el tema por encima de las preferencias y posturas para enfocarnos en el panorama más amplio de lo que la Escritura nos muestra acerca del cántico del pueblo de Dios:

“El canto congregacional es, a menudo la manzana de la discordia, se malinterpreta y está casi en desuso. Sin embargo, constituye una de las más grandes y bellas herramientas que Dios nos ha dado para declarar sus ‘virtudes’, y de esta manera fortalecer Su Iglesia y predicarle al mundo sobre Su gloria” (p. xvii).

Este no es un libro exclusivo para líderes de adoración, pastores, o miembros del equipo de alabanza, aunque todos ellos pueden ser grandemente beneficiados con su lectura. ¡Cantemos! es un libro escrito para todo discípulo de Cristo, llamado a ser adorador en espíritu y verdad, y creado para proclamar la gloria de Dios con su vida y su canción.

Una de los capítulos que más gratamente llevan a la reflexión (y que, por cierto, es un tema que muchas veces no enfatizamos en la iglesia), es la oportunidad de cantar como familia en el devocional familiar. Los Getty saben que esto no es natural y quizá hasta incómodo para cualquier familia común. Por tanto, junto a los principios bíblicos que apoyan el cantar en familia, los autores también incluyen ideas y sugerencias prácticas para implementar un tiempo devocional que incluya tiempo para cantar.

¡Cantemos! es un libro sencillo de leer, con principios claros y bíblicos, que aborda el tema de la música en la iglesia y el hogar, y que tiene aplicaciones muy prácticas con consecuencias eternas.

“Creemos que el canto transforma. En una cultura donde con frecuencia el vínculo familiar es débil, cantar juntos puede darnos fuerzas para aferrarnos los unos a los otros. […] Si estás desalentado por las tendencias musicales de la Iglesia universal, recuerda: hoy cuidamos y entrenamos a las personas que mañana escribirán canciones, las elegirán y guiarán el canto en la congregación. Si en el presente inculcamos un canto cristiano alegre, reflexivo y sincero en nuestros hogares, podemos transformar la Iglesia en una sola generación. ¡Aprovechemos la oportunidad!” (p. 64).

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