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Resulta llamativo que Charles Spurgeon, uno de los personajes más influyentes en la iglesia desde el siglo XIX, sea más conocido por su ministerio que por su vida personal, y no sin razón. Pero ¿te has preguntado cómo manejaban sus finanzas los Spurgeon? ¿O cómo era su ritmo de trabajo? ¿Qué hacía él cuando se enfermaba? ¿Qué papel jugó la esposa de Spurgeon en su vida?

En el peregrinaje de Spurgeon hubo acontecimientos claves, incluso en lo más cotidiano de su vida, que nos ayudan a comprender la razón de su gran impacto e influencia ministerial. Considerando estas realidades, Juan Carlos de la Cruz, pastor en República Dominicana y director del Southern Baptist School, nos presenta su libro: Biografía de Charles H. Spurgeon: Un hombre ordinario con resultados extraordinarios.

Biografía de Charles H. Spurgeon

Biografía de Charles H. Spurgeon

Editorial Clie . 224.

Esta Biografía de Charles H. Spurgeon puede ser de gran ayuda y bendición para la iglesia de hoy. El autor se enfoca en demostrar las maravillas que Spurgeon pudo alcanzar como resultado directo de la gracia y la providencia de Dios. Tal mensaje es completamente necesario hoy en día, cuando tenemos la necesidad de crecimiento y de impacto de nuestras iglesias en medio de la sociedad.

Editorial Clie . 224.

Los inicios de un predicador excepcional

En el capítulo 1, el autor describe que el nacimiento de Spurgeon coincide con acontecimientos importantes, como la lucha por la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos, el surgimiento de la teoría del “Origen de las especies” de Darwin, el “Manifiesto comunista” de Marx, entre otros. Spurgeon fue contemporáneo de cristianos influyentes como el misionero David Livingstone y el teólogo Archibald A. Hodge. También se levantaba la cúspide de la Alta Crítica y del liberalismo de la teología suiza, prusiana y germana, con los postulados de Schleiermacher, Bultmann, Harnack, entre otros.

Esto es importante porque “Spurgeon no solo se consideraba conservador, sino se consideraba heredero de los puritanos. Su abuelo y su padre, ambos ministros congregacionalistas, lo habían instruido en el ala más conservadora del protestantismo” (p. 23).

Más adelante, el autor revela en qué forma esta herencia doctrinal familiar llevó a Spurgeon a establecer una postura tenaz basada en la interpretación de las Escrituras, sin incurrir en el radicalismo.

Los capítulos 2-4 desarrollan aspectos más personales de Spurgeon, como su familia y conversión. En cuanto a su vida temprana, el autor nos presenta a Spurgeon como un hijo que pertenecía a una familia con varias generaciones sirviendo en el ministerio. A los seis años, Spurgeon encontró en el libro de John Bunyan, “El progreso del peregrino”, una obra valiosa que leería más de 100 veces y que influiría grandemente en su conversión y ministerio.

De la Cruz señala que Spurgeon determinó “que, si llegaba a ser predicador, siempre apuntaría al evangelio de Jesucristo en cada uno de sus mensajes, como podemos confirmar que hizo” (p. 41). Más adelante, a la edad de 21 años, Spurgeon se casó con Susannah Thompson, el 8 de enero de 1856. Tuvieron dos hijos. Acerca del matrimonio y la crianza de los Spurgeon, el autor resume: “Una cosa es tener una familia y criarla en los principios de la fe. Otra muy distinta es ser ministro del evangelio y que los hijos amen el ministerio” (p. 53).

El príncipe de rodillas

Los capítulos 5-8 relatan cómo fue el inicio de la vida ministerial de Spurgeon y cómo promovió cambios en la iglesia donde sirvió durante su ministerio:

“Aunque cuando Charles llegó a la Capilla New Park Street, en 1854, había 232 miembros; treinta y siete años después, en 1891, la iglesia que para entonces se nombraba Tabernáculo Metropolitano de Londres, registró en lista 5,311 miembros. Algo más de catorce mil (14,000) se habían hecho miembros en aquella iglesia en aquel periodo de casi cuatro décadas de ministerio del Sr. Spurgeon” (p. 59).

Lo anterior no es un logro pequeño, tomando en cuenta los días difíciles de Spurgeon. En una ocasión, durante una predicación donde se reunieron más de seis mil personas, siete de ellas murieron y otros 28 resultaron heridos por los ataques hostiles de algunos.

Spurgeon nunca recibió educación teológica formal. No obstante, tuvo un compromiso profundo con el ministerio pastoral y la predicación. También tenía especial predilección por el colegio para pastores, en donde se graduaron cerca de 900 estudiantes. Además, tuvo especial cuidado por el orfanato para niños. Este llegó a albergar en su momento a 1,099 niños. Esta institución era un monumento a la misericordia, no solo de Spurgeon, sino de toda su familia, pues todos estuvieron involucrados.

Cuando leemos citas de Spurgeon, rara vez encontramos referencia a sus más de cincuenta ministerios. Aunque, como aclara el autor, la predicación fue el aporte más visible de Spurgeon: “Como predicador, dicen muchos, desde los días de Pablo probablemente no ha habido nadie con la gracia de Charles” (p. 77).

Sorprende leer sobre los logros alcanzados por la predicación de Spurgeon y que el autor describe con detalle en esta obra biográfica. Pero el autor no solo recoge estos grandes éxitos, sino que los atribuye a la teología y práctica de la oración de Spurgeon: “yo buscaría aquí (en la oración), antes que, en cualquier otro asunto, el desmesurado éxito del famoso predicador” (p. 96). Al igual que Orlando Boyer, De la Cruz señala que “el príncipe de los predicadores era ante todo el príncipe de rodillas” (p. 106).

Más adelante, el autor señala la teología de Spurgeon y sus principales preocupaciones (cap. 9), y también describe la producción literaria del predicador (caps. 10 y 11). Luego concluye con un resumen de los logros y los últimos días de Spurgeon, no sin antes tratar aspectos prácticos como su concepción sobre la iglesia y sus líderes.

De la Cruz sintetiza la obra y los escritos de Spurgeon de esta manera: “Es probable que la obra dirigida por Spurgeon supere con creces a las de presidentes y primeros ministros con cien veces más recursos disponibles en volumen y utilidad. ¡Glorias sean dadas al Padre de las luces por darnos hombres con tal grado de eficiencia!” (p. 73).

Un gran ejemplo para nuestros días

Esta Biografía de Charles H. Spurgeon puede ser de gran ayuda y bendición para la iglesia de hoy. El autor se enfoca en demostrar las maravillas que Spurgeon pudo alcanzar como resultado directo de la gracia y la providencia de Dios. Tal mensaje es completamente necesario hoy en día, cuando tenemos la necesidad de crecimiento y de impacto de nuestras iglesias en medio de la sociedad.

Spurgeon influyó enormemente en la era en que vivió y su influencia sigue aún hasta hoy. Juan Carlos de la Cruz escribe: “La teología de Spurgeon era Cristo-céntrica. El tema de la predicación de Charles fue siempre y solamente Cristo. Diez veces predicaba a la semana, diez veces exponía a Cristo” (p. 181). Deseo concluir con las palabras de Spurgeon a su médico:

“Mi querido doctor, no piense que no sepa yo hablar de otro tema, es que Cristo es el único tema de mi predicación” (p. 182).

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