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¿Es Jesús realmente Dios? Esta pregunta se formula desde hace casi dos mil años y su respuesta sigue siendo relevante para la Iglesia hoy. En algunos círculos no hay un espacio aparente para la interpretación adecuada de lo que la Biblia afirma al respecto, y en cambio se prefiere la opinión popular o se deja espacio al relativismo que domina a la cultura del siglo XXI. No obstante, quien busca en la Palabra, encuentra la verdad.

Eso me recuerda a uno de los grandes pensadores del siglo XX, C.S. Lewis, un ateo declarado que encontró a Cristo en medio de su búsqueda por desacreditarlo. Sin embargo, Lewis terminó por defender con intensidad que Jesucristo es el Hijo de Dios:

«Intento impedir que alguien diga la auténtica estupidez que algunos dicen acerca de Él: “Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su afirmación de que era Dios”. Eso es precisamente lo que no debemos decir. Un hombre que fue meramente un hombre y que dijo las cosas que dijo Jesús no sería un gran maestro moral. Sería un lunático —en el mismo nivel del hombre que dice ser un huevo escalfado— o si no sería el mismísimo demonio. Tenéis que escoger. O ese hombre era, y es, el Hijo de Dios, o era un loco o algo mucho peor».[1]

¿Es Jesús realmente Dios?

¿Es Jesús realmente Dios?

B&H Español. 144 páginas.

La divinidad de Jesucristo ha sido objeto de estudio desde los inicios de la iglesia, pero aún hoy podemos seguir reflexionando en esta doctrina esencial. Por eso resulta tan valioso el libro  ¿Es Jesús realmente Dios?: Cómo la Biblia enseña la divinidad de Cristo (B&H en español, 2021), de Greg Lanier. Quizá te preguntes: Si ya se ha escrito mucho sobre la divinidad de Cristo, ¿qué trae a la mesa el autor de este libro? Su preparación teológica especializada en cristología temprana, mesianismo judío, canon bíblico y estudios sobre la Septuaginta, lo capacitan para ayudar a la Iglesia a responder a las preguntas sobre esta doctrina de primer orden.

B&H Español. 144 páginas.

La divinidad de Jesucristo ha sido objeto de estudio desde los inicios de la iglesia, pero aún hoy podemos seguir reflexionando en esta doctrina esencial. Por eso resulta tan valioso el libro ¿Es Jesús realmente Dios?: Cómo la Biblia enseña la divinidad de Cristo (B&H en español, 2021), de Greg Lanier. Quizá te preguntes: Si ya se ha escrito mucho sobre la divinidad de Cristo, ¿qué trae a la mesa el autor de este libro? Su preparación teológica especializada en cristología temprana, mesianismo judío, canon bíblico y estudios sobre la Septuaginta, lo capacitan para ayudar a la Iglesia a responder a las preguntas sobre esta doctrina de primer orden.

Aquí tienes algunos de los argumentos cruciales sobre la divinidad de Cristo.

Toda la Palabra revela al Verbo

Una de las cosas que el autor hace es transformar una extensa bibliografía de fuentes primarias de conocimiento histórico sobre Cristo, en contenido que puede ser entendido por cualquier cristiano que tiene el deseo sincero de conocer más de su Señor. El objetivo declarado del libro establece también un ángulo fresco al tema:

«Mi objetivo es más sencillo: no solo afirmar que, sí, la Escritura por cierto enseña que Jesucristo es plenamente Dios, sino también ayudar a los cristianos a entender cómo lo hace. Una cosa es saber la respuesta “correcta”; otra muy diferente es entender cómo los autores del Nuevo Testamento llegan allí… mostrar su obra, por así decirlo» (p. 13).

Sobre la estructura del libro, cada capítulo representa un argumento que afirma la premisa original sobre la divinidad de Jesús, acumulando evidencia a favor de la fe cristiana.

«El objetivo en los capítulos que siguen es demostrar que una cristología divina manifiesta se enseña a través de todo el Nuevo Testamento, concentrándonos en cómo lo hace la Escritura de seis maneras fundamentales (una por capítulo): 1) Afirmando la preexistencia de Jesús; 2) Declarando que Cristo es el “Hijo” plenamente divino; 3) Aplicando el Antiguo Testamento de distintas maneras para mostrar que Jesús es completamente el Dios de Israel; 4) Describiendo la adoración temprana que se ofrecía a Jesús; 5) Mostrando la relación del Hijo con el Padre y con el Espíritu Santo; 6) Describiendo directamente a Jesús como theos (“Dios”)» (p. 18).

El argumento del autor es que una cristología trinitaria plena, la cual es el fundamento del cristianismo, se encuentra en todo el Nuevo Testamento desde los primeros días, se deriva de la enseñanza del mismo Jesús y está arraigada en el Antiguo Testamento. Dicho de otra manera, el objetivo de Lanier es ayudar a los lectores a discernir cómo los conceptos que más adelante se fusionan en los credos se encuentran allí mismo en las páginas de las Escrituras desde el inicio de la Iglesia cristiana.

Citas bíblicas irrefutables sobre la divinidad de Cristo

Este libro no pretende ser exhaustivo, más bien, afirma que este gran misterio divino no puede comprenderse a plenitud. El autor es honesto al aclarar que un asunto «es posible», o que «al comparar» o analizar ciertos pasajes de la Biblia, podemos concluir que «tal vez» el argumento que plantean ciertos versículos bíblicos afirman la divinidad de Jesús, por ejemplo: «En siete instancias razonablemente seguras y cinco instancias debatidas, el Nuevo Testamento aplica directamente la palabra theos (Dios) a Jesús» (p. 114).

Tanto Tito 2:13 como 2 Pedro 1:1 presentan el mismo patrón, donde «Dios» y «Salvador» se usan para describir a Jesús. El autor de Hebreos cita el Antiguo Testamento varias veces, y en Hebreos 1:8, describe cómo Dios (el Padre) está hablando directamente al Hijo en el Salmo 45:7, de la siguiente manera: «Pero al Hijo, le dice: “Tu trono, oh Dios (theos), permanece para siempre”» (He 1:8). Otra instancia donde la gramática es importante es 1 Juan 5:19-20. El apóstol Juan describe a Cristo como alguien que es «el Dios verdadero» y «la vida eterna».

Por falta de espacio no hablaré de Juan 1:1; 10:33; y 20:28. Sin embargo, el autor lo desarrolla de una manera adecuada para comprender por qué los Testigos de Jehová se equivocan al interpretar que en Juan 1:1 debemos traducir que el Verbo es un “dios” minúsculo no igual al Dios supremo. Lanier explica de forma magistral:

«Los autores del Nuevo Testamento no sintieron la necesidad de probar ni defender la idea de que Jesús es Dios. La dieron por sentada. Era la conclusión inevitable a la que llegaban todos. Esta confesión del pleno señorío y la plena condición divina de Jesucristo fue algo que explotó de la noche a la mañana, y todos los cristianos estaban de acuerdo. Aparece por todas partes en el Nuevo Testamento, incluso en lugares que uno no esperaría. Era el aire que respiraban» (p. 135).

Se necesita más que solo información sobre Jesús

La experiencia de reconocer a Jesús como Dios mismo puede comenzar con un libro de 160 páginas, pero —en realidad— la única forma en que cualquiera puede conocer la respuesta es yendo a la fuente, la Escritura que da testimonio de Él y permitiendo que el Maestro le guíe a la verdad (Jn 5:39; Lc 24:44; Jn 16:13-15).

Cristo cuestionó a sus discípulos: «“Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?”… Simón Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Entonces Jesús le dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos”» (Mt 16:16-17). ¿Estás dispuesto a conocer más sobre la divinidad de Cristo?

¿Es Jesús realmente Dios? es un recurso excelente para cumplir con nuestra responsabilidad de conocer los argumentos, pero es importante saber que solo seremos realmente convencidos por el Espíritu Santo. Recomiendo que uses este recurso como una herramienta apologética o como una guía de estudio en un grupo de discipulado, con el único propósito de llevar el evangelio a todo aquel que aún duda, incluso si se trata de nosotros.


[1] C.S. Lewis, Mero cristianismo (Madrid: Ediciones Rialp, 2016) p. 25.

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