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Definición

El debate «inclusivista vs. exclusivista» se centra en dos preguntas: (1) ¿Es Jesús el único camino de salvación? (2) ¿Es necesaria la fe en Cristo?

Sumario

Este ensayo argumenta que Jesucristo es el único camino de salvación ante Dios y que la fe en Él es necesaria. Examinaremos esto desde la naturaleza del cristianismo mismo y la necesidad de la proclamación del evangelio. Luego haremos un panorama de la enseñanza de Jesús y sus apóstoles cuando hablaron directamente sobre el tema. Posteriormente, examinaremos preguntas relacionadas y concluiremos con una breve reflexión de algunas objeciones comunes a esta enseñanza.

Introducción

Nuestra sociedad pluralista raramente conoce una ofensa mayor que aquella del exclusivismo cristiano. Es visto como intolerante el hecho de insistir que Jesús es el único camino a la salvación y que se requiere fe en Él para esa salvación. Desde el punto de vista de los pluralistas, el exclusivismo implica la existencia de una verdad absoluta, que pueda ser comprobada y que termina por deslegitimar todos los demás argumentos religiosos considerados rivales. Entonces, las objeciones contra la doctrina de la exclusividad de Cristo —en muchos aspectos— reflejan la crítica postmoderna del antiguo proyecto moderno como arrogante e imperialista, que de manera ilegítima busca imponer la verdad de un individuo de manera universal en todos los demás.

Sin embargo, desde el comienzo, la Iglesia ha tomado esta postura exclusivista. En su propio mundo pluralista, los cristianos más antiguos insistieron que Jesús era el único Salvador y que fuera de la fe en Él todo está perdido. La postura inclusivista entre creyentes no era una enseñanza popular ni en ese entonces ni ahora. ¿De dónde sacaron los cristianos esta doctrina? ¿Y por qué? ¿Cuál es el razonamiento que hace este exclusivismo necesario? ¿Es Jesús el único Salvador? ¿Es necesaria una fe consciente en Él?

El razonamiento del cristianismo

Comenzamos con una perspectiva general: el razonamiento cristiano mismo, su propósito y significado.

En Romanos 1, el apóstol Pablo afirma que cada persona posee algo de conocimiento de Dios que trae consigo tanto conciencia de Él (sensus deitatis) como un sentido de obligación hacia Él (semen religionis) (Ro 1:18-21). Por otra parte, como resultado de este conocimiento de Dios, hay un reconocimiento correspondiente de culpa (Ro 1:30). Este reconocimiento de culpa es inevitablemente obvio y, en respuesta, dado que todos somos pecadores, debe ser activamente suprimido (Ro 1:18). Aún así la religión permanece universal, y como consecuencia, el apóstol provee una explicación para eso: todas las variadas religiones son un intento de reconocer lo obvio (Dios y nuestra obligación hacia Él), pero tratando de controlarlo. La religión existe en sus diversas formas como un intento de adorar a Dios mientras que, al mismo tiempo, «suprimen» las consecuencias poco placenteras, específicamente, nuestra culpa y las demandas divinas hacia nosotros.

En contraste, el cristianismo lo acepta todo, incluso el reconocimiento de la culpa,  y afirma proveer la respuesta a esa culpa; no suprimiéndola sino admitiéndola totalmente. Es aquí en donde encontramos el razonamiento para la fe cristiana y su razón de ser. El cristianismo proclama que Dios ha hecho un camino para que los pecadores sean rescatados de sus pecados y restaurados en la comunión con Él a través de la persona y obra de Jesucristo. Aún siendo pecadores, podemos venir a Dios en sincero reconocimiento de nuestro pecado y, a través de Jesucristo, responder completamente por las consecuencias del mismo. Cristo, el redentor, ocupó el lugar de los pecadores y les proveyó todo lo que Dios requería en su muerte salvadora y su resurrección. Cristo brindó satisfacción a Dios en su muerte sacrificial  y Dios aprobó de manera pública la obra terminada por Cristo al levantarlo de la muerte.

Estrechamente conectado a esto está la (mayor) afirmación cristiana que la cruz de Cristo era necesaria, no en el sentido de que Dios estaba obligado a salvar, sino en el sentido de que la cruz de Cristo era el único medio posible para la salvación (p. ej. Jn 3:14-17; He 9:13-26). El problema de la culpa humana y las demandas de la justicia divina deben ser respondidas (Ro 3:21-31; cp. He 9:13-26). La justicia debe ser satisfecha y Dios debe ser propiciado para que los pecadores puedan ser libres. Dios puede justificar al pecador únicamente sobre bases justas y es únicamente en Cristo que estas bases justas pueden ser establecidas.

Esta es la razón del cristianismo, su significado principal: el cristianismo es una religión de redención que proclama una salvación de Dios consumada por su Hijo, nuestro Señor Jesucristo (cp. Mt 1:21). Frente a esto, el cristianismo insiste en la exclusividad de Cristo como el único salvador de los pecadores.

Solamente por Cristo

Esta enseñanza de la exclusividad de Cristo se remonta a las afirmaciones explícitas de Jesús mismo.

  • Él insiste que como Hijo divino que es tiene la exclusiva prerrogativa salvadora: «nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» (cp. Mt 11:25-27).
  • Él sostiene que es el único camino a Dios y específicamente excluye cualquier otro medio (Jn 14:6).
  • En su oración sacerdotal, nuevamente afirma su exclusiva autoridad salvadora, una autoridad alcanzada en la conclusión de su obra redentora (Jn 17:1-2).
  • En el contexto de Lucas 24:46-47, Él explica que es sobre la base de su muerte y su resurrección que la salvación ha sido consumada y ahora puede ser proclamada.
  • Cristo también sostuvo que por medio de su muerte y resurrección toda la autoridad salvadora es ahora suya (Mt 28:18-20).

Se debe enfatizar que al decir que Jesús es el único camino de salvación es solamente afirmar lo que el mismo Jesús dijo.

Los discípulos de Jesús siguieron a nuestro Señor en la misma enseñanza.

  • El apóstol Pedro excluye específicamente cualquier otra forma de salvación que no sea Jesucristo (Hch 4:12).
  • El apóstol Pablo argumenta que Dios puede salvar únicamente sobre bases justas y razona que es únicamente en Cristo que se cumple este requisito (Ro 3:21-2). Muy sencillamente, este razonamiento es: «Todos han pecado; todos son culpables delante de Dios; por lo tanto, todos necesitan a Jesús porque Él es el único remedio que Dios ha provisto».
  • Pablo explica que lo que se perdió en el primer Adán fue recobrado en Cristo, el último Adán, «Por medio de un hombre… por un acto… por la obediencia de uno», el exclusivismo permanece (Ro 5:17-19).
  • En la primera carta a Timoteo, Pablo razona que solamente una persona está calificada para representar a ambos, a Dios y el hombre: «Cristo Jesús hombre» (1 Ti 2:5).
  • El apóstol Juan registra la canción de los redimidos de forma unánime triunfante en la sangre redentora de Cristo (Ap 5:9). Toda la idea central de la canción es «solo Jesús»; únicamente Él, con su sangre, nos trajo a Dios.

Desde el inicio, los cristianos han insistido que Jesús es el único camino de salvación y, al hacerlo, hemos seguido el ejemplo de nuestro Señor y sus apóstoles. El cristianismo insiste en la singularidad de Cristo como el único salvador de los pecadores. Únicamente Él está calificado para salvar y Él es el único redentor que Dios ha enviado.

Solo por fe

Entonces, algunos han argumentado que aunque la salvación es únicamente por medio de Cristo, quizá algunos pueden ser salvos aunque nunca hayan escuchado sobre Él, por consiguiente, nunca creyeron en Él y fueron salvos. Pero, una vez más, los cristianos históricamente han afirmado que la salvación es imposible aparte de la fe en Cristo. Una vez más, esto refleja la enseñanza de nuestro Señor mismo y sus apóstoles.

Juan 3:16-18 afirma que Jesús es el divino Hijo que Dios mandó para salvar y que cualquiera que no cree en Él ya está bajo condenación.

El apóstol Pablo en el Areópago se dirige a personas muy «religiosas» e insiste que sin arrepentimiento no sobrevivirán el juicio final (Hch 17:16-34). Observen que aunque estas personas eran religiosas, y aunque eran sinceras en sus compromisos religiosos, incluso reconociendo al Dios verdadero, Pablo juzga que su religión está mal; deben arrepentirse de eso y creer en Cristo para que puedan ser salvados.

Pablo nota también que cualquiera que sea el estatus especial que los judíos pudieron haber disfrutado, ellos han pecado y, por lo tanto, necesitan el perdón de pecados que se encuentra únicamente a través de la fe en Cristo. Justo como los paganos en la Colina de Ares o Areópago los judíos también estarán perdidos sin fe en Cristo, aunque hayan sido sinceros en su religión.

En Romanos 3:9-10, Pablo considera que (1) todos son injustos delante de Dios, (2) el único remedio es la justicia de Cristo y (3) esta justicia es recibida únicamente por medio de la fe.

Los cristianos siempre han insistido que Jesús es el único camino. Ciertamente, esta convicción no fue adoptada de la cultura (pluralista) que les rodeaba; era una convicción basada en la exclusividad de Cristo así como les fue enseñado por Cristo y sus apóstoles.

Consideraciones relacionadas

Advertencias del evangelio

Varios pasajes del Nuevo Testamento dan advertencias solemnes que fuera de la fe en Cristo (y arrepentimiento, el acompañante de la fe), solo hay condenación.

  • En Lucas 13:3-5, Jesús insiste dos veces que «si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente».
  • En Juan 3:18, como hemos visto, nuestro Señor dice que el que no cree «ya ha sido condenado».
  • En Hechos 17:30-3, como vimos, Pablo advierte que sin arrepentimiento nadie sobrevivirá al juicio final.
  1. I. Packer habla de este asunto claramente cuando pregunta «¿Cuando Jesús y los apóstoles dieron estas advertencias solo estaban fanfarroneando?».[1] Es muy obvio que no.

La necesidad de la misión evangélica

La iglesia cristiana siempre ha insistido en la necesidad de la misión evangélica, precisamente por su convicción que a parte de la fe en Cristo nadie puede ser salvo. Una vez más, esta convicción estaba basada en las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles.

Nuestro Señor afirmó tener toda la autoridad salvadora (Mt 28:18-19), y con base en esto manda a su Iglesia a discipular a las naciones. La implicación es clara; aparte del discipulado de Cristo, no hay salvación.

En Romanos 10:12-14, el apóstol Pablo extiende su argumento al afirmar que la fe en Cristo es necesaria para la salvación: «¿Cómo, pues, invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?». El razonamiento es sencillo: si la salvación es obtenida solamente por medio de la fe en Cristo y si las personas van a ser salvas, el evangelio debe ser predicado y creído (cp. Col 1:27-29).

Caracterización bíblica de aquellos que son salvos

Debemos notar, por lo menos de pasada, que cuando los escritores bíblicos describen o caracterizan a aquellos que han sido salvados, ellos hablan exclusivamente en términos de una fe reflexiva y consciente en Cristo. Aquellos que tanto ahora como en el fin son salvos son:

  • «el que persevere hasta el fin» (Mt 24:13).
  • «creyentes» (1 Co 14:22; 1 Ts 1:7).
  • «por la fe … han sido santificados» (Hch 26:18).
  • «fieles» (Ap 17:14).
  • «vencedores» (Ap. 3:12, 21; 12:11; 21:7).

Eso para decir, el Nuevo Testamento no conoce la categoría de «incrédulo pero salvo».

Objeciones

¿Es arrogante ser excluyente?

Primero respondemos al reconocer que algunos han sido arrogantes en su enseñanza. Esto es vergonzoso, pero la pregunta continúa: ¿Es verdad que Jesús es el único salvador? Si es verdad que Jesús es el único calificado para asumir la culpa de nuestros pecados, entonces no nos atrevemos a abandonar esta convicción por miedo a ofender. La verdad por su propia naturaleza es excluyente. Aún más, ¿fue Jesús veraz en su enseñanza? ¿Es arrogante creer y enseñar lo que Jesús enseñó? ¿Sería humilde decir que Jesús estaba equivocado? La pregunta real es si Jesús es competente para salvarnos, la única respuesta es sí.

¿Para Dios es justo enviar al infierno a personas que nunca han escuchado el evangelio?

Poner la pregunta de esta manera, sin duda crea cierta ventaja emocional al inclusivista. Pero la pregunta introduce de contrabando suposiciones equivocadas. Por ejemplo, asume que la condenación está basada únicamente en el rechazo explícito del evangelio, que las personas no son condenadas por otros pecados (pero ve p. ej., Ro 3:19-20; 3, 7). Además, esta pregunta asume que las personas que nunca han escuchado el evangelio son inocentes o por lo menos neutrales delante de Dios, hasta que el evangelio es rechazado. Ciertamente, asume que algunos nunca han escuchado (pero ver Sal 19:1-3; Ro 10:18).

Jesús dejó en claro que el rechazo consciente del evangelio incrementa la culpa y el juicio (Mt 11:20-24), pero en todas partes, las Escrituras afirman que todos los pecados traen condenación. El juicio enfático de la Escritura es que todos han pecado y son culpables delante de Dios, ya están condenados por ese pecado (Ro 1:18-3:20).

Y así, una mejor forma de hacer la pregunta sería: «¿Es justo que Dios condene a los culpables?». Puesto de esta manera, la pregunta respecto a si han escuchado el evangelio es relegada correctamente a una posición secundaria. (De hecho, podríamos responder a esta pregunta con otra, ¿si las personas son condenadas únicamente si rechazan conscientemente el evangelio, entonces no sería mejor que nunca les habláramos de Jesús en absoluto?).

¿Hay alguna esperanza para quienes nunca han escuchado acerca de Jesús?

¿Hay esperanza para aquellos que aún no han escuchado de Jesús? ¡Sí! La misma esperanza que tenemos para todos los demás: ¡el evangelio! Esto es precisamente porque el evangelismo y la misión mundial son esenciales. Este es precisamente el argumento de Pablo en Romanos 10:12-14, como vimos antes. Este, de hecho, es precisamente el propósito divino de esta era (Mt. 24:14).

La visión general

Veamos todo esto en la perspectiva más amplia: Dios se ha propuesto reclamar este mundo para sí mismo (Gn 12:3). Con este propósito envió a su Hijo para ser el Salvador (Jn 3:16; 10:16) al satisfacer las demandas de Dios en contra de nosotros (Ro 3:21-26). Con este propósito, Cristo envió al mundo a los apóstoles y futuros discípulos con el evangelio (Jn 17:20; Mt 28:18-20) para que aquellos que han creído sean salvos. Un día, la misión de Dios se completará, todos cantaremos de esto juntos (Ap 5:9).

El cristianismo se enfrenta con las preguntas difíciles de una manera honesta y provee de respuestas genuinas. La exclusividad de Jesús y su obra salvadora es la única respuesta al problema del pecado. Dios es justo. Todos lo sabemos. También sabemos que todos le tenemos que rendir cuentas a Él. También sabemos que somos culpables y que merecemos el juicio. Lo que necesitamos es a alguien calificado para ponerse en nuestro lugar. Todo esto nos deja exclusivamente con Jesús.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Iván Díaz.


Este ensayo es parte de la serie Concise Theology (Teología concisa). Todas las opiniones expresadas en este ensayo pertenecen al autor. Este ensayo está disponible gratuitamente bajo la licencia Creative Commons con Attribution-ShareAlike (CC BY-SA 3.0 US), lo que permite a los usuarios compartirlo en otros medios/formatos y adaptar/traducir el contenido siempre que haya un enlace de atribución, indicación de cambios, y se aplique la misma licencia de Creative Commons a ese material. Si estás interesado en traducir nuestro contenido o estás interesado en unirte a nuestra comunidad de traductores, comunícate con nosotros.