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Usted no encontrará la frase “esposa/novia de Cristo” en su Biblia. Al igual que la Trinidad, este concepto aparece en la Escritura sin la redacción que ahora utilizamos.

Aunque los autores de la Biblia utilizan esta imagen para referirse al pueblo de Dios de manera colectiva, muchos hoy en día lo aplican erróneamente a los individuos. Este error tiene gran alcance y consecuencias inesperadas.

El Antiguo Testamento

Vamos a comenzar con la Biblia. En el Antiguo Testamento, la nación de Israel era el pueblo de Dios en virtud del pacto que Dios establece por su gracia. En Isaías 54 (y en otros pasajes), Dios usó el lenguaje del matrimonio para describir su relación con su pueblo en conjunto.

No temas, pues no serás avergonzada,
Ni te sientas humillada, pues no serás agraviada;
Sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud,
Y del oprobio de tu viudez no te acordarás más.
Porque tu esposo es tu Hacedor,
El Señor de los ejércitos es Su nombre;
Y tu Redentor es el Santo de Israel,
Que se llama Dios de toda la tierra.
Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu,
Te ha llamado el Señor,
Y como a esposa de la juventud que es repudiada,”
Dice tu Dios.
“Por un breve momento te abandoné,
Pero con gran compasión te recogeré.
En un acceso de ira
Escondí Mi rostro de ti por un momento,
Pero con misericordia eterna tendré compasión de ti,”
Dice el Señor tu Redentor.  (Isaías 54:4-8)

Los israelitas entendían el matrimonio, por lo que Dios emplea este lenguaje para explicar su pacto. Los profetas utilizan habitualmente esta imagen para señalar las muchas idolatrías de Israel. Así que leemos de la gente que se “prostituye” con otros dioses, y que abandona a su marido fiel. (Véase Ezequiel 16 para un ejemplo detallado y gráfico).

El Nuevo Testamento

Con la venida de Jesús, el pueblo de Dios ya no se limita a una sola nación. Ahora los que confiesan a Jesús como Señor y Salvador conforman la comunidad de Dios, la Iglesia.

El tema de la iglesia como la novia de Cristo proviene de tres pasajes del Nuevo Testamento. El famoso pasaje sobre el matrimonio en Efesios 5:22-33 compara a los maridos con Cristo y a las esposas con la Iglesia. Pablo le dice a la iglesia en Corinto que les ha casado con un solo esposo, Cristo (2 Corintios 11:2). Por último, la imagen que Juan desarolla en Apocalipsis 21 muestra la nueva Jerusalén como la novia del Cordero (cf. versículos 2 y 9-10).

Ya sea el Antiguo o el Nuevo Testamento, todas estas referencias son colectivas, no individuales.

La importancia de entenderlo correctamente

Enseñando que los individuos son la novia (novias) de Cristo no es solo un error inocente. Puede tener graves consecuencias para nuestra adoración, nuestro alcance, y nuestra propia santificación. Veo al menos cuatro razones por las que es importante aferrarse firmemente a lo que la Biblia dice acerca de esta imagen.

1. La exactitud bíblica es importante.

Cuando la Biblia habla acerca de algo, incluso por medio de imágenes, ilustraciones, y metáforas, hay que interpretarlas con precisión.

2. Utilizamos este lenguaje en la adoración.

Cuando adoramos a Dios corporativamente, de manera natural utilizamos un lenguaje que captura nuestra relación con Él. Esto es cierto en la oración, predicación, y la alabanza.

La Iglesia ha sido infectada desde hace muchos años con canciones tipo “Jesús es mi novio”, y me pregunto si una mala interpretación de esta imagen bíblica es la culpable. Cuando instamos a nuestras congregaciones a cantar sobre estar enamorado de Dios (en lugar de amar a Dios), evocamos una imagen romántica que se hace eco del error de “las novias de Cristo”. No veo en ninguna parte de la Biblia estas nociones románticas y solitarias.

3. Corremos el riesgo de emascular a los hombres.

Algunos hombres ya sienten que la iglesia es demasiado femenina. Cuando les preguntamos a los hombres —especialmente a los hombres nuevos en la fe (o fuera de ella) que todavía no conocen nuestra peculiaridad— que profesen estar enamorados de Jesús, puede que no vuelvan. Y ya que eso roza el tema candente de la homosexualidad, tenemos que tener claro el tipo de amor que los hombres deben tenerle a Jesús.

4. Corremos el riesgo de enviar el mensaje equivocado a las mujeres.

Algunas de las mujeres en nuestras iglesias anhelan casarse. Tratando de animarlas mediante la enseñanza de que ahora están “casadas con Cristo” no es útil. Es desdeñoso además de no ser bíblico.

Sospecho que las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre las monjas se ha colado en la cultura más amplia de la Iglesia en este punto. El catecismo de la Iglesia Católica (en el párrafo 923) enseña que las monjas son “desposadas místicamente con Jesucristo” y que son “una imagen escatológica de esta Esposa de Cristo”.

Esto no está en ninguna parte de la Biblia. Tenemos que cuidar a las mujeres solteras de nuestras iglesias con consuelo y amor bíblico.

Una bella imagen

La imagen en la Escritura es clara: Dios está preparando y purificando a su pueblo para una gran reunión en el final de los tiempos. El victorioso Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, se reunirá con su esposa, la Iglesia, y habrá una gran fiesta de celebración.

No hay que diluir o distraer de esta gran imagen bíblica. Usted no es la esposa de Cristo; nosotros lo somos.


Publicado originalmente en A Small Work. Traducido por Voicu Burca. 
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