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¿Quiénes son los siete espíritus en Apocalipsis? Esta pregunta surge al leer las líneas iniciales de la visión de Juan en las que se refiere a “los siete Espíritus que están delante de Su trono” (Ap 1:4). Los siete espíritus son nombrados de nuevo en el mensaje de Jesús a Sardis (Ap 3:1) y dos veces en las escenas del trono de Dios (Ap 4:5; 5:6).

Algunos estudiosos han argumentado que los siete espíritus son tomados de ideas judías sobre los siete ángeles principales de Yahvé, o tal vez de la idea grecoromana de una pluralidad de espíritus que traen sabiduría y conocimiento. Sin embargo, argumentaré que los siete espíritus representan al Espíritu Santo, por tres razones principales.

1. El uso de Juan del número siete

Apocalipsis es un libro apocalíptico, por lo que debemos tener cuidado de ser demasiado “literales”, especialmente cuando se trata de números y analogías. El número siete está bien atestiguado en la Biblia, siendo utilizado en alguna forma más de 800 veces. A menudo se ve como el número de terminación o perfección, de forma más notable cuando el siete se asocia con la finalización de la creación “buena en gran manera” de Dios (Gn 1). A través de Apocalipsis, Juan usa el número con frecuencia: siete espíritus, siete iglesias, siete estrellas, siete lámparas, siete ángeles, siete ciclos de juicio, etc.

Apocalipsis es un libro apocalíptico, lo que significa que debemos tener cuidado de ser demasiado “literales”, especialmente cuando se trata de números y analogías

Las imágenes vívidas, las ilustraciones, las analogías y el uso del Antiguo Testamento por parte del Apocalipsis hacen que interpretarlo sea un esfuerzo complicado. No debemos exagerar este punto y asumir que Apocalipsis no es más que un acertijo a decodificar, despojándolo de su contexto histórico y su riqueza teológica. Sin embargo, teniendo en cuenta el uso del siete por parte de Juan y su importancia en las Escrituras, se puede decir con seguridad que “siete” probablemente es más que un mero número de espíritus.

2. El uso de Juan de las Escrituras

Parte del genio literario de Juan al describir sus visiones es su uso del Antiguo Testamento y la continuidad con el Nuevo. En cierto sentido, Juan claramente se ve a sí mismo como un profeta que señala el cumplimiento de las promesas finales de Dios, dadas sus constantes referencias a los profetas y al sentido de cumplimiento de las promesas de Dios en el libro. Luego usa las visiones de manera creativa para mostrar cómo Dios está trayendo una nueva creación a través de Cristo y el Espíritu. Se podría argumentar que Juan alude al Antiguo Testamento en casi todos los versículos, pero solo mencionaremos algunos aquí.

Zacarías 4:1-14 es uno de los muchos textos clave para la comprensión de Juan sobre el papel del Espíritu, especialmente el lenguaje de Zacarías 4:6 acerca del Espíritu que establece el gobierno de Dios en la tierra. En una clara alusión a Zacarías 4:10, Juan equipara los “ojos del Señor” en el pasaje de Zacarías con los siete espíritus (Ap 1:4, 5:6), donde los “siete Espíritus de Dios” son enviados para ser sus ojos en la tierra. Este lenguaje de los ojos de Dios teniendo una mirada que abarca todo también puede compararse con pasajes como: “En todo lugar están los ojos del Señor, observando a los malos y a los buenos” (Pr 15:3).

Parte del genio literario de Juan al describir sus visiones es su uso del Antiguo Testamento y la continuidad con el Nuevo

En el contexto de otros escritos del Nuevo Testamento, Juan puede estar pensando en Jesús enviando al Espíritu para cumplir con la Gran Comisión (Mt 28:18-20; Jn 14:26), junto con la descripción de Zacarías del poder del Espíritu que reconstruye el templo (Zac 4:6), el cual Juan también describe como Dios construyendo su templo a través del Espíritu (Ap 3:12; 11:1) y que encuentra su culminación escatológica en la Nueva Jerusalén (Ap 21:3, 16, 22). El número siete como un signo de la plenitud divina del Espíritu también podría aludir a la traducción de la Septuaginta de Isaías 11:2-3, con su descripción séptuple de los dones y actividades del Espíritu del Señor: sabiduría, entendimiento, consejo, poder, conocimiento, piedad y temor de Dios.

Vemos cómo Juan vincula los siete espíritus con el ser, la identidad o actividad de YHWH y/o su Espíritu en solo unos pocos pasajes enumerados, mostrando que los siete espíritus no pueden ser simplemente ángeles o una fuerza impersonal. En cambio, vemos la manera en que Juan reúne otros textos bíblicos para resaltar la obra divina del Espíritu Santo en el mundo.

3. El lenguaje de adoración de Juan

Por último, pero quizás sea lo más notable, Juan incluye a estos siete espíritus en varios contextos importantes de adoración.

En su doxología inicial, el Padre, Jesús y los siete espíritus juntos ofrecen gracia y paz. Las doxologías en el Nuevo Testamento siempre incluyen varias formulaciones de las tres personas de la Trinidad y estas doxologías son reconocidas como una frase de adoración y/o una bendición divina para los destinatarios. Si los siete espíritus fueran meramente ángeles, sería inusual que Juan los incluyera como receptores de adoración y como dadores de bendición divina, especialmente teniendo en cuenta que Apocalipsis es bastante consciente de la diferencia entre la adoración verdadera y la falsa. De hecho, los ángeles en Apocalipsis rechazan ser adorados en varias ocasiones (Ap 19:10; 22:9).

El Espíritu Santo está lejos de ser un personaje ignorado en Apocalipsis; más bien, es una pieza central de toda la narrativa y es digno de nuestra alabanza

Como se señaló anteriormente, las escenas del trono en Apocalipsis 4-5 muestran a los siete espíritus que proceden del trono como los “ojos” del Cordero. Mientras que toda otra criatura en el cielo se vuelve hacia el trono, inclinándose y cantando alabanzas a Dios y a Cristo, vemos a los siete espíritus que vienen del trono, indicando que a diferencia de los ángeles u otras criaturas, tienen un lugar en el trono de Dios y representan su actividad desde el trono.

Aparte de las escenas de doxología y del trono, debemos notar que es el Espíritu quien trae a Juan a la visión (Ap 1:10) y es quien lo guía a través del viaje visionario (Ap 4:2; 17:3; 21:10). Estar “en el Espíritu” y ser “llevado en el Espíritu” en realidad parecen ser la forma en que Juan recibe esta revelación profética de Dios, ya que se le ha mandado a escribir en un libro todo lo que ve (Ap 1:11). Una inspiración profética similar se encuentra, por ejemplo, en Ezequiel (Ez 3:12 y 11:24). En este punto viene a mi mente también la declaración de Pedro de que Dios habló por medio de los profetas, por medio del Espíritu Santo, para dar a conocer a Cristo (2 P 1:16 -21).

Por lo tanto, no se debe pasar por alto que los “siete Espíritus” y la frase “en el Espíritu” ocurren en estos lugares clave del libro, mostrando que en cada giro mayor de la narrativa, el Espíritu está presente y actúa como un portero de la entrada celestial de Juan.

Alabado sea Dios el Espíritu Santo

En este breve ensayo, hemos visto que Juan usa el lenguaje de los “siete espíritus” para hablar de la persona y la obra del Espíritu Santo. Aunque Dios y Cristo son obviamente el centro de la narración, el Espíritu Santo recibe adoración y otorga gracia, tiene un lugar en el trono de Dios y actúa como agente de revelación cuando Juan entra en el reino celestial.

El Espíritu Santo está lejos de ser un personaje ignorado en Apocalipsis; más bien, es una pieza central de toda la narrativa y es digno de nuestra alabanza.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Sergio Paz.
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