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¿Qué no es sumisión, de acuerdo a 1 Pedro 3: 1-6? Cuando prediqué sobre este pasaje, hace probablemente veinte años, las mujeres de mi iglesia encontraron esta pregunta realmente útil, ya que aportamos al texto presuposiciones desde nuestra experiencia. Usted puede escuchar seis o siete cosas que la sumisión significa, y cinco de ellas les pueden parecer horribles, y quizás dos de ellas suenen bien.

Si usted trae a la Biblia sus ideas preconcebidas, puede que esté tirando las frutas frescas con las podridas, y decir: “Si eso es lo que significa sumisión, entonces me voy de aquí”. Eso sería muy triste. Puede que tenga razón, puede que esté equivocada, pero sería triste. Anoté seis cosas que la sumisión a un marido en el matrimonio no son. Realmente quiero que lo pueda ver en el texto.

Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres al observar ellos su conducta casta y respetuosa. Que el adorno de ustedes no sea el externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y ustedes han llegado a ser hijas de ella, si hacen el bien y no tienen miedo de nada que pueda aterrorizarlas. (1 Pedro 3: 1-6)

1. La sumisión no es estar de acuerdo en todo

La sumisión no es estar de acuerdo en todo, por ejemplo la fe cristiana, porque el marido en 1 Pedro 3: 1-6 es un incrédulo. Si en esa situación el marido dice: “No puedes tener esa religión, en esta familia adoramos a ISIS (o lo que sea)”, esta esposa dice, “Lo siento”. Es posible ser sumisa y negarse a pensar en lo que su marido dice que usted debe pensar, este texto no tendría sentido sin eso. Ella ha jurado lealtad a Jesús. Jesús es ahora su Señor y Rey. Ella es peregrina y extranjera en este matrimonio. Este marido le pertenece a otro dios, y ella está llamada a vivir con él. No se divorcien por cuestiones de religión.

Si él dice, “no quiero que seas cristiana”, ¿Qué dice ella? Ella dice: “Te amo, y quiero ser sumisa a ti. Tengo la intención de ser sumisa a ti, pero en este punto, no tengo otra opción. Le pertenezco a Jesús”. Puede que la repudie; eso ocurre en 1 Corintios 7. El incrédulo se separa, lo que sería una gran tragedia.

La sumisión no significa que debes estar de acuerdo con la opinión de tu marido, incluso en cosas tan graves y fundamentales como la fe cristiana. Dios te ha creado con una mente; tienes que pensar. Eres una persona, no un cuerpo, ni una máquina. Eres un ser pensante que es capaz de procesar si el evangelio es verdadero. Y si es verdad, lo crees. Si él dice: “No puedes creer en eso,” con humildad y sumisión no te sometas a eso.

2. La sumisión no significa dejar tu cerebro en el altar

Ahora, tal vez este sea el mismo punto, pero hay que decirlo de esta manera también. Cualquier hombre que dice: “Yo soy el que pienso en esta familia”, está enfermo y tiene una visión enfermiza de su autoridad. Trabajé con una pareja una vez, donde la mujer dijo que él exigía que ella pidiera permiso para ir al baño. Eso realmente sucedió. Yo lo miré y le dije: “Usted no está bien. Tiene una visión increíblemente distorsionada de esta compañera, coheredera de la gracia de la vida. Usted no entiende la Biblia. Está tomando palabras como “autoridad” o “liderazgo” o “sumisión”, y luego se aleja de la Biblia y llena esas palabras con cosas que usted quiere hacer. Usted no está sacando esto de la Biblia”.

La sumisión nunca deja el cerebro en el altar. A lo largo del matrimonio, el marido opera con un centro mental independiente, que tiene pensamientos que vale la pena escuchar. Es el trabajo de la unión en una sola carne. El liderazgo no significa que no escuches. El liderazgo ni siquiera significa que siempre tendrás la última palabra. Un buen liderazgo a menudo dice: “Tenías razón; estaba equivocado”.

El liderazgo es tomar la iniciativa. A veces pregunto: “¿Quién dice, ‘Vamos a…’, más a menudo en su relación?”

“Vamos a salir a comer”.
“Vamos a tratar de poner nuestras finanzas en orden”.
“Vayamos a la iglesia a tiempo el próximo domingo”.

¿Quién lo dice con más frecuencia? Si es la esposa, tenemos un problema, y ​​el problema es con él. Si es él quien lo dice, ella probablemente es feliz porque ella no quiere ser la primera en decir “vamos a” una y otra vez. Las esposas no quieren decir “vamos” a menudo. En general – Sé que estoy generalizando – liderazgo significa una inclinación hacia la iniciativa en donde la mujer tiende a florecer. No en el mandato, no en nunca escuchar, ni siquiera en tener la última palabra.

Si le preguntaras a mi esposa, “¿Cómo se ve la sumisión en la familia Piper?” una cosa que ella diría es, “Establecimos desde temprano el principio de que si no estamos de acuerdo, Johnny tomará la decisión”. Esto es realmente básico, y casi nunca sucede. Una de las razones por las que casi nunca sucede es que hemos estado juntos mucho tiempo, y sabemos lo que cada uno piensa. Otra razón importante es que a menudo me rindo a Noël. No necesito tener la razón, o que sea a mi manera, o tener la última palabra.

3. La sumisión no significa que no intentes influir a tu marido

La sumisión no significa evitar el esfuerzo de influir o cambiar a tu marido. El punto del texto es, “ganarlo”. Tu vida está dedicada a la evolución de este marido de un incrédulo a un creyente. ¿Te imaginas si alguien dice que la sumisión significa, “Deja de tratar de cambiar tu marido”? Bueno, podría entender lo que estan diciendo. Pero, si tu marido está viviendo en pecado o tu esposa está viviendo en pecado o en incredulidad, quieres que cambien, y no serías una persona amorosa si no lo quisieras – si dejaras de querer eso. Esto puede sonar insubordinado para algunos. Bíblicamente, no lo es.

4. La sumisión no es poner la voluntad del marido antes de la voluntad de Cristo

La sumisión no es poner la voluntad del marido antes de la voluntad de Cristo. Cristo es su Señor ahora, y por causa del Señor, ella se someterá su marido, pero él no es su Señor. Por lo tanto, dondequiera que ella tiene que elegir entre los dos, ella elige a Jesús. Si su marido dice, “vamos a involucrarnos en una estafa” o “Tengamos sexo en grupo”, su elección es clara. Iré con Jesús en esto; ella lo diría, no con una actitud arrogante o prepotente, sino más bien de forma atractiva, sumisa, con anhelo. Él será capaz de discernir en ella un anhelo que él no logra para que ella pudiera disfrutar de él como su líder. ¿Puedes sentir eso? “No voy a seguirte en esto, y no te seguiré, teniendo un comportamiento que te dice que si deseo seguir tu liderazgo, pero en este momento no puedo, no de esta forma.”

5. La sumisión no significa conseguir toda su fuerza espiritual a través de su marido

La sumisión no significa conseguir toda su fuerza espiritual a través de su marido. Él no le está dando ninguna fuerza espiritual en este texto y ella tiene muchisima. Su esperanza está en Dios. Ella probablemente va a la iglesia el domingo por la mañana antes de que él se levante, recuperando fuerzas en otro lugar, consiguiendo su cosmovisión en otra parte.

6. La sumisión no significa vivir o actuar en miedo

Esta mujer que teme a Dios no tiene miedo. Me encantan las Escrituras. Soy un complementarista. Creo que los hombres están llamados a una clase única de liderazgo en el matrimonio. Creo que las mujeres están llamadas a una clase única de sumisión en el matrimonio. Y yo creo que es una cosa hermosa —la forma en que esos dos roles se complementan y se sirven mutuamente—. Si exploramos las profundidades y nos mantenemos excavando las Escrituras, a pesar de que están escritas en otro tiempo, formarán a un matrimonio en algo hermoso en el día de hoy.

Por lo tanto, a la luz de todo lo que he dicho que la sumisión no es, mi definición de la sumisión en el matrimonio es la siguiente: La sumisión es la vocación definida de una esposa a honrar y afirmar el liderazgo de su marido, y así ayudar a llevarlo a cabo de acuerdo con sus dones.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Saraí Charón
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