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Yo vivo en la latitud 44.9778 grados norte, y longitud 93,2650 grados oeste. Si no eres un amante de la geografía o la cartografía (yo tampoco), esas son las coordenadas de Minneapolis, Minnesota. Quizá todo lo que “Minneapolis” significa para ti es frío. Algunos piensan que Minneapolis es un suburbio del Polo Norte. No es del todo cierto, pero en ocasiones se siente así.

Durante los cuatro meses de invierno, los residentes de Minnesota pasamos una buena parte de nuestro tiempo lidiando con nieve, hielo y temperaturas heladas. Nuestros hornos se han encendido y hemos vuelto a sacar nuestros suéteres, abrigos, sombreros, guantes, bufandas, botas, palas, y (los mas afortunados) sopladores de nieve. Pasamos más tiempo cepillando nieve del camino y raspando hielo de nuestros vehículos que lo que nos toma conducir a cualquier lugar. Nosotros, los veteranos de las llanuras heladas, entendemos esto muy bien: Se necesita de mucho trabajo para mantenerse caliente.

Fuego: La clave para sobrevivir al frío

Pero hace 150 años se necesitaba de mucho más trabajo para mantenerse caliente durante un invierno en Minnesota. Tengo un gran respeto por la gente nativa y colonos que soportaron el frío del Señor (Salmo 147:17), antes de los días en que el gas natural se canalizara directamente a los hogares equipados con sistemas de calefacción automáticos, regulado por diferentes tipos de termostatos. Hace 150 años, la mayoría de la gente tenía solo una manera de mantener una casa o tienda caliente: Una fogata.

La vida durante el invierno giraba en torno al fuego, porque el fuego era clave para sobrevivir al frío. Y para encender un fuego de invierno se requería de mucho de trabajo. El trabajo empezaba durante las estaciones cálidas, porque se tenia que pensar y planificar por adelantado para preparar este fuego invernal. Uno sabía que las tormentas de nieve impredecibles y el frío severo venían. A pesar de la tormenta, uno tenia que hacer casi todo lo que usualmente hacía durante el verano, solo que hacer todo eso podría tomar mucho más tiempo durante el invierno, ademas de que tendría menos luz del día para hacerlo. Si se quedaba sin combustible o madera para el fuego durante el frío, estaba en problemas. Entonces se ponía a cortar árboles mucho antes que aparecieran las primeras señales de nieve, cortaba la madera en pequeños troncos, y encontraba formas para mantenerlos seguros y secos.

Cuando el invierno golpeaba, el fuego siempre estaba en la mente te todos aquellos que lo vivían, sin importar lo que tenia que hacer. Si no alimentaba el fuego, este se apagaba. Si el fuego se apagaba, la temperatura bajaba rápidamente y tomaba de mucho más – más madera, más trabajo y más tiempo- para recalentar una habitación fría y muebles fríos que para mantener el calor en primer lugar. Así que cada día, además del resto de las demandas de la vida, se ponían a cortar la madera, a rellenar la chimenea, a tratar de mantener el fuego prendido, y a limpiar de las cenizas. El fuego era lo primero que se tendía en la mañana y lo último que se encendía por la noche.

El empezar un fuego era de mucho trabajo, pero era trabajo necesario porque el fuego era clave para sobrevivir.

El frío es un asesino silencioso

Si te preguntas por qué algunos de nosotros vivimos aquí donde se pone así de frío (a veces nos preguntamos lo mismo), una respuesta es que se nos da el privilegio de vivir una parábola de una realidad espiritual actual.

El clima espiritual constante de este mundo en el que nuestras almas habitan es mucho mas parecido al de Minneapolis en Diciembre de 1865 que al de San Diego – a cualquier época del año, donde la temperatura mínima promedio es de 9 grados celsius. La temperatura espiritual está bajando peligrosamente y si no tenemos cuidado, nuestro amor, como muchos, se enfriará (Mateo 24:12).

Y lo que pasa con el frío intenso, lo que nosotros, los residentes de Minnesota sabemos bien, es que nos afecta antes de que nos demos cuenta. Los efectos de la congelación generalmente no se hacen sentir en el momento. Solo hasta más tarde nos damos cuenta de la seriedad de nuestra situación. Todos los años, la gente pierde miembros y extremidades debido al frío. Y aun algunos mueren congelados. El frío es un asesino silencioso, ya que aparece trayendo un sueño pesado sobre sus víctimas y les hace que pierdan la conciencia, terminando así en muerte.

Debes preparar tu fuego

La clave para sobrevivir este clima polar espiritual en el que vivimos actualmente es el fuego. Tenemos que mantenernos calientes. Si no lo hacemos, nos puede provocar lesiones hasta incluso la muerte. Y se requiere de mucho trabajo para mantenerte caliente. No puedes improvisar en el invierno. Hay que vestirte apropiadamente para el clima y mantener el fuego encendido, lo cual requiere de preparación y mantenimiento.

El fuego representa tu amor lleno de fe, tu deseo, tu búsqueda constante de placer en el Dios Trino. Y este fuego es alimentado con el combustible del Espíritu Santo que proviene de la leña de las Escrituras y la oración ferviente.

Pero no me refiero a una lectura de la Biblia pasiva y una simple oración. Simplemente por leer unas cuantas paginas de las Escrituras no mantendrás tu fuego encendido, ni tampoco lo hará esa pequeña, distraída y desacoplada oración. Esto es como salir a los bosques de Minnesota y pensar que si miras hacia los árboles y dices: “Dios, necesito madera para quemar”, mágicamente aparecerán esos troncos para el fuego que estás necesitando.

No, tienes que cortar los árboles, los troncos, es necesario protegerlos de los elementos, orando fervientemente a la vez para que por gracia el fuego se mantenga encendido. Sí, el fuego es la gracia de Dios, y el trabajo que se requiere es un medio de Dios para obtener dicha gracia. El conseguir leña es un trabajo duro, pero su recompensa es una vida cálida y abundante. La alternativa es el adormecimiento dañino del frío.

El fuego tiene que estar siempre en nuestra mente, sin importar lo que estemos haciendo. Si no alimentamos el fuego, este se apagará. Si el fuego se llegara a apagar, la temperatura de nuestra alma caería rápidamente y se necesitaría de mucho más trabajo para recalentarla y para poder mantener el calor en primer lugar. Si necesitas ayuda fresca para tu lectura bíblica diaria y oración, aprovecha de todo lo que está disponible para ti.

El frío espiritual es un asesino silencioso. Adormece a la gente y les hace perder el conocimiento sin que se den cuenta del peligro eminente. Es por eso que nuestra vida debe girar en torno a nuestro fuego, porque el fuego es clave para sobrevivir al frío. Y ese fuego debería ser lo primero que debemos encender en la mañana y lo último que debemos de buscar por la noche.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Jhon Chávez
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