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Amós forma parte de la lista de los profetas menores. Fue un pastor de ovejas y agricultor, llamado por Dios a ser profeta; posiblemente era un microempresario (Am 7:14).1 Su nombre significa «portador de carga». Este profeta recibió de parte de Dios la encomienda de proclamar el juicio de Dios a una nación rebelde.

Ministró en tiempos de Uzías, rey de Judá y Jeroboam II, hijo de Joás, rey de Israel (760-755 a. C.; cp. Am 1:1). Probablemente escribió su libro después de la primera mitad del reinado de Jeroboam II (760-750 a. C.). Aunque era oriundo de Tecoa, una villa ubicada a 16 km al sur de Jerusalén en Judá, reino del sur, este profeta desconocido e inesperado se dirigió a la nación de Israel, conocida en ese tiempo como reino del norte, que reunía a diez de las doce tribus luego de la división de la nación (1 R 11-12).2

Su mensaje y contexto

Amós se trasladó desde el sur para predicar los oráculos divinos al pueblo del norte. Su mensaje es preciso: El Dios misericordioso también es el Dios de justicia, por lo tanto, castigará la injusticia y desobediencia de Israel, aunque cumplirá Su pacto con el remanente fiel.

Amós pronostica una tragedia que incluía pronunciamientos de juicio sobre siete naciones que formaron parte del tiempo tumultuoso en que desarrolló su ministerio y la denuncia contra Israel de que había olvidado las bendiciones de Dios (1:3-15). Israel se volvió como sus opresores al imitar sus pecados (2:4-8). Asimismo, los israelitas se olvidaron del privilegio y la responsabilidad que tenían como pueblo de Dios, algo que los hacía merecedores del juicio divino.

Israel desarrolló un estilo de vida alejado de lo que agrada a Dios, como resultado de su rebeldía espiritual, el egocentrismo y la confianza en sí mismos. El profeta invitó a Israel a buscar a Dios (5:4). Si querían vivir, debían arrepentirse de sus pecados y buscar al Señor.

Desafortunadamente, el rechazo por parte de Israel fue firme. Contrario a la actitud del pueblo, el libro muestra el corazón de Amós, quien intercede por Israel ante Dios (7:1-6).

Finalmente, Amós apunta a la persecución que experimentan los siervos del Señor, cuando relata las dificultades que vivió por las acusaciones del sacerdote Amasías y destaca que Dios en verdad cumple Sus promesas (7:10-17). Él llevaría a cabo el veredicto que dictó:

«Oigan y testifiquen contra la casa de Jacob»,
Declara el SEÑOR Dios, el Dios de los ejércitos.
«Porque el día que Yo castigue las transgresiones de Israel,
Castigaré también los altares de Betel;
Los cuernos del altar serán cortados
Y caerán a tierra.
Derribaré también la casa de invierno junto con la casa de verano;
También perecerán las casas de marfil,
Y muchas casas serán destruidas»,
Declara el SEÑOR (9:13-15).

El juicio contra Israel, el reino del norte, se efectuaría con su caída en el año 722 a. C. en manos de los Asirios. Sin embargo, Amós agrega que Dios cumpliría Su pacto con el remanente fiel del pueblo de Israel (9:11-15).

De esta manera, el mensaje de Amós destaca la justicia de Dios. Aunque rechazada por muchos, «la justicia de Dios es tan santa y digna de ser alabada como Su gracia y amor».3 En ocasiones, pareciera que Dios retarda Su justicia. Sin embargo, es Su bondad la que lo lleva a realizar muchas advertencias previas a la ejecución de Sus juicios (Ro 2:4; 2 P 3:9).

Amós también señala la restauración futura con el Mesías (9:11-15). La historia bíblica continúa, aunque el reino del norte, Israel, haya pecado y sufrido las consecuencias. El pueblo de Dios disfrutará de Sus bendiciones por medio del Ungido de Dios, el Mesías.

Lecciones que aprendemos de Amós

Predicar con valentía

Un corazón engañado y adormecido no despertará sin un mensaje confrontador. Amós se levanta como un modelo de fidelidad a Dios y valentía. Nos recuerda la importancia de ser intencionales en predicar el evangelio con amor y valor.

Misericordia previa al juicio

Resulta deprimente y atemorizante ver las noticias hoy día. Sin embargo, Amós alienta a sus contemporáneos con promesas de gracia y misericordia de Dios, y nos ejemplifica el valor de hacer lo mismo. Antes del día del juicio, Cristo nos ha ordenado hacer discípulos mientras vamos por el mundo. Por lo tanto, proclamemos también Su misericordia.

Instrumento en manos divinas

Amós no estudió en un seminario teológico, pero fue un instrumento en las manos del Señor y conocía bien la Palabra de Dios. Aunque no tengas preparación teológica formal, sirve con fidelidad. Esta es una lección vigente que el profeta otorga:

«La voluntad de Dios de usar a personas sin formación académica y religiosa formal destaca la verdad de que Él no muestra parcialidad, un recordatorio oportuno en una era de profesionalismo como la nuestra».4

Sé diligente y disciplinado en crecer en el conocimiento de la gracia de Dios y del evangelio (Col 1:9).


1Hill and Walton, A Survey of the Old Testament, p. 606.
2 Andrew E. Hill and John H. Walton, A Survey of the Old Testament, 3rd edition (Grand Rapids, Mich: Zondervan Academic, 2009) p. 606.
3 Miguel Núñez y staff editorial de B&H Español, eds., Biblia temática de estudio, RVR 1960 (B&H Español, 2022) p. 1132.
4 Hill and Walton, A Survey of the Old Testament, p. 606.
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