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El pecado es tanto el estado en el cual vivimos como los actos malvados que cometemos. ¿Cómo podemos entender bíblicamente lo que implica la caída de la humanidad?

La caída de la humanidad trajo resultados catastróficos

La caída se refiere al descenso de Adán al pecado que trajo la maldición de Dios —con resultados catastróficos para la humanidad—, incluido su propio pecado, incapacidad, depravación total, culpa, corrupción, muerte, sufrimiento y alejamiento.

Después de la caída, los seres humanos nacieron pecadores (Sal 51:5). La caída trajo incapacidad, por lo que los pecadores no pueden librarse de los efectos del pecado (2 Co 4:3-4). El pecado original de Adán trajo una depravación total a la raza humana. Esto no significa que seamos tan malos como podríamos ser; más bien, todas nuestras partes y nuestras vidas están contaminadas por el pecado (Ro 1:21-22).

El pecado original trajo culpa y condenación legal ante un Dios santo (Ro 5:18), corrupción y contaminación moral del pecado en las vidas (Gá 5:19-21). Mientras Dios le advirtió a Adán, el pecado trajo la muerte y, desde entonces, todos los seres humanos han muerto. No hubo sufrimiento en el Edén, pero el sufrimiento es común en nuestro mundo desde la caída.

El pecado de Adán provocó el alejamiento de Dios, por lo que Adán y Eva se escondieron de Dios (Génesis 3:8). La descendencia de Adán también está alejada de Dios y entre ellos y necesita la gracia y la reconciliación, la cual solo Dios puede brindar por medio de Cristo.

La obra de Cristo trajo resultados esperanzadores para la humanidad

A pesar del pecado y la caída de la humanidad, Dios en su profunda gracia y compasión por todos mostró un favor inmerecido y, por lo tanto, el cielo en lugar del infierno.

La gracia tipifica a cada persona de la Trinidad. Dios es misericordioso con los incrédulos y les ofrece el evangelio. Su gracia trae la salvación en toda su gloria. La gracia de Dios impulsa la vida cristiana, porque la gracia es su amor inmerecido y su poder, llamado gracia capacitadora. La gracia de Dios pertenece al pasado, presente y futuro: somos salvos por la gracia de Dios, vivimos por su gracia y anhelamos su gracia.

El objetivo de Dios es mostrar su gracia para siempre en su iglesia. Debemos, entonces, poner nuestra esperanza en la gracia que Cristo traerá a su regreso (Éx 34:6; Sal 84:10-11; Ef 2:4-10; Stg 4:6; 1 P 1:13).

Este artículo es un fragmento adaptado del Diccionario conciso de términos teológicos, escrito por Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson. Este recurso será publicado próximamente por B&H Español. Te animamos a visitar el sitio web de la editorial para estar atento a su publicación.

Nota del editor: 

Este artículo es un fragmento adaptado del Diccionario conciso de términos teológicos, escrito por Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson. Este recurso será publicado próximamente por B&H Español. Te animamos a visitar el sitio web de la editorial para estar atento a su publicación.

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