Cuando veo las películas de Marvel con mis hijos, siempre estamos a la caza de los «huevos de pascua»: esas referencias, ya sean evidentes o sutiles, a otras historias del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM). Algunas son tan obvias que las captamos de inmediato; otras, más escondidas, requieren varias vistas. Estas «referencias» son el hilo que conecta cada película de Marvel con la gran trama del UCM.
De manera similar, los autores del Nuevo Testamento sembraron «huevos de pascua» en sus escritos. Hacen alusión al Antiguo Testamento entre tres mil y cuatro mil veces. El libro de Apocalipsis, por ejemplo, solo cita directamente el Antiguo Testamento en unas pocas ocasiones (1:7; 2:27), pero alude a él más de quinientas veces. Las alusiones son comunes, pero ¿qué son exactamente? Y, ¿qué diferencia supone detectarlas para nuestra comprensión de un pasaje del Nuevo Testamento? Para responder estas preguntas, examinemos la enigmática declaración de Juan el Bautista en Marcos 1:7.
¿Qué es una alusión?
Una alusión es una referencia indirecta a un cuerpo literario escrito previamente. Los autores del Nuevo Testamento suelen hacer estas referencias indirectas al Antiguo Testamento utilizando palabras clave que remiten a un pasaje específico. Una alusión que a menudo pasamos por alto se encuentra en Marcos 1:7, donde el evangelista destaca que Jesús es el «Santo» que viene a purificar la creación y a la humanidad. Lo hace aludiendo a la historia de la zarza ardiente en Éxodo 3.
Parte de leer con expectativa implica familiarizarnos con toda la Biblia, no solo con las líneas generales
En las primeras páginas del Evangelio de Marcos, encontramos a Juan el Bautista, uno de los personajes más importantes y a la vez enigmáticos de los evangelios. Su lenguaje apasionado, su dieta y su vestimenta peculiares cobran sentido al entender su papel dentro de la tradición de los profetas del Antiguo Testamento. Como el reconocido profeta Elías, Juan prepara a Israel para la llegada del Señor llamando al arrepentimiento (Mr 1:6; ver 2 R 1:8; Zc 13:4).
Sin embargo, una de las afirmaciones de Juan sobre su relación con Jesús suele desconcertar a los lectores: «Tras mí viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de inclinarme y desatar la correa de Sus sandalias» (Mr 1:7-8, énfasis añadido; cp. Mt 3:11; Lc 3:16; Jn 1:27).
Las palabras de Juan resaltan su condición de siervo, alguien que no es digno de desatar las correas de las sandalias de su amo. Pero es posible que Juan también tenga presente un pasaje crucial del Antiguo Testamento. El verbo griego para «desatar» (lyō) se encuentra junto a la palabra «sandalia» (hypodēma) solo en las traducciones griegas (Septuaginta) de Éxodo 3:5 y Josué 5:15. Marcos alude a estas historias previas. Esta referencia nos da una pista sobre la conexión entre este pasaje y la narrativa bíblica más amplia.
El uso del Antiguo Testamento en el Antiguo y Nuevo Testamento
En la traducción de la Septuaginta de Éxodo 3, Dios se aparece a Moisés en la zarza ardiente. Cuando Moisés intenta acercarse a la zarza, el Señor le ordena: «Desátate (lysai) las sandalias (hypodēma)», porque Moisés está sobre «tierra santa» (v. 5, mi traducción). Como el Señor mora en la zarza ardiente, Moisés debe despojarse de todo lo que sea indigno de la presencia de Dios. Como sugiere T. Desmond Alexander, quitarse las sandalias pudo haber sido la norma para los sacerdotes israelitas que ministraban descalzos en el templo. Las acciones de Moisés en la zarza ardiente se repiten en Josué 5:15, donde la figura angelical ordena a Josué, sucesor de Moisés «desátarse» (lysai) sus «sandalias» (to hypodēma), porque estaba en la «santa» tierra prometida (mi traducción).
En conjunto, la alusión de Marcos nos muestra el uso del Antiguo Testamento (Éx 3:5) en el Antiguo Testamento (Jos 5:15) y, finalmente, en el Nuevo Testamento (Mr 1:7). ¿Por qué Juan el Bautista aludiría de forma tan sutil a Éxodo y Josué?
La alusión se enfoca en la identidad de Jesús. Marcos nos revela que Jesús es similar a Moisés, Josué y Yahvé. Jesús se parece a Moisés y Josué porque lleva sandalias que deben quitarse. Recordemos que el nombre «Jesús» es el equivalente griego de «Josué» (Mt 1:21; Lc 1:31). Pero la alusión también indica que Jesús es Yahvé encarnado. Jesús no solo se asemeja a Yahvé, sino que es Yahvé. Juan no es digno de desatar las sandalias de Jesús porque todo lugar que Jesús pisa es «tierra santa». Dondequiera que Él camina en el Evangelio de Marcos se convierte en un santuario sagrado, pues donde va Jesús, allí va la presencia de Dios. Como predijo Ezequiel, el templo del final de los tiempos sería «el lugar de las plantas de Mis [de Yahvé] pies» (Ez 43:7).
Más adelante en Marcos 1, un hombre poseído por un demonio afirma que Jesús es el «Santo de Dios» (v. 24). Aquí, Jesús comienza a purificar la creación y a llenarla con la gloria de Dios. Aunque muchos judíos pensaban que «la tierra de Israel es más santa que todas las tierras» (Mishná Kelim 1.6), nada podía estar más lejos de la verdad. Israel y su tierra necesitaban urgentemente una purificación ritual. El pecado había contaminado el cosmos (Gn 3:1-7). La idolatría de Israel había provocado una corrupción ritual y moral. Un Dios santo no puede habitar en presencia de un pueblo impío, pero a través de la encarnación de Jesús, Su vida de obediencia y Su muerte expiatoria en la cruz, el pueblo de Dios recibe una purificación ritual y moral definitiva.
¿Qué diferencia hace?
¿Qué implicación práctica tiene la alusión de Marcos a Éxodo 3:5? ¿Cómo afecta esto a nuestro día a día con Cristo? En primer lugar, debemos leer el Nuevo Testamento con expectativa. ¡Deberíamos esperar encontrar alusiones al Antiguo Testamento en cada página del Nuevo! Recuerda, ¡hay miles!
Leer la Biblia con atención a las alusiones requiere un esfuerzo adicional, pero enriquecerá nuestra comprensión de las Escrituras y hará crecer nuestro amor por Cristo
Si leemos Marcos 1:7 de forma superficial, pasaremos por alto la conexión con el Antiguo Testamento y no veremos a Cristo con nueva luz. No comprenderemos que Jesús busca purificar a la humanidad y a la creación para la presencia de un Dios santo. La creación y la humanidad deben estar preparadas, o santificadas, para la gloria de Dios. Lo que Jesús comenzó en Su primera venida se completará en Su segunda venida, cuando toda la creación habite con Dios en un templo cósmico santo (Ap 21:1–22:5).
En segundo lugar, parte de leer con expectativa implica familiarizarnos con toda la Biblia, no solo con las líneas generales. Debemos aprender cómo las pequeñas historias de la historia de Israel construyen la gran historia de la redención. Cuando vemos las películas de Marvel una y otra vez, descubrimos nuevos «huevos de pascua». Del mismo modo, cuando llenamos nuestras mentes con las Escrituras, inevitablemente veremos conexiones nuevas y emocionantes.
Las referencias cruzadas también nos ayudan a descubrir alusiones. Los editores de las principales traducciones ofrecen excelentes ediciones de referencia. Además, G. K. Beale y Don Carson editaron el Commentary on the New Testament Use of the Old Testament [Comentario sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento], una obra que analiza todas las citas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento, así como muchas alusiones destacadas.
Leer la Biblia con atención a las alusiones requiere un esfuerzo adicional, pero enriquecerá nuestra comprensión de las Escrituras y hará crecer nuestro amor por Cristo.