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Nota del editor: 

El pastor John Piper recibe preguntas de algunos de sus oyentes de su programa Ask Pastor John. A continuación está su respuesta a una de esas preguntas.

Hoy hablaremos sobre la abundancia de recursos materiales de una persona. Es muy interesante que al comienzo del libro de Job, el protagonista de la historia es un hombre rico. Al final del libro, Job es un hombre doblemente rico. Entonces, ¿es correcto esperar que Dios tenga la intención de duplicar la riqueza de todos sus hijos? Esa es una pregunta sugerida por el libro de Job y enviada por una oyente.

«Pastor John, ¡hola! Mi nombre es Génesis. Tengo 23 años y vivo en Filipinas. No creo en los predicadores de la prosperidad que afirman que Dios quiere que todos los cristianos sean muy prósperos. Sin embargo, ¿es pecado orar que Dios me dé suficiente dinero para disfrutar de una vida cómoda? ¿O los cristianos estamos destinados a abrazar y dar la bienvenida solo a la pérdida y el sufrimiento? ¿Hay alguna apertura hacia orar y buscar mayores grados de comodidad material? ¿Solo se considera peligroso? ¿Existe una manera segura de orar para que nuestro modesto patrimonio neto se duplique con el tiempo? Mientras leo las Escrituras, veo que Dios tenía la intención de duplicar la riqueza de Job al final de la historia (Job 42:10-17). ¿Fue eso solo para Job o Dios se agrada de que los cristianos oren con este fin?».


Escucho tres preguntas, en esencia: (1) ¿Es correcto orar que pueda tener suficiente dinero para disfrutar de una vida cómoda? (2) ¿Está el cristiano destinado solo a abrazar la pérdida y el sufrimiento? (3) ¿La intención de Dios es que la duplicación de los recursos de Job nos sirva como un modelo por el cual nosotros deberíamos orar? Permítanme tratar de arrojar luz bíblica sobre cada una de esas preguntas en orden inverso.

¿Duplicar tu dinero?

Primera pregunta: ¿La intención de Dios es que la duplicación de los recursos de Job nos sirva como un modelo por el cual nosotros deberíamos orar? Si Dios lo hizo por Job, ¿quiere Él hacerlo por nosotros?

Ese es el tipo de pregunta que no podemos responder de la misma manera para todas las personas. Por ejemplo, estoy absolutamente seguro de que para mí sería un pecado orar que mis recursos sean duplicados. Esto es porque soy un estadounidense que lleva un cómodo estilo de vida de clase media y, según los estándares globales, soy mucho más rico que miles de millones de personas pobres en todo el mundo.

El Nuevo Testamento es firme en empujarnos hacia la sencillez y la economía en beneficio del avance del reino

Mi carga en oración no debe ser que almacene y acumule más tesoros en la tierra, sino que al dar y regalar más y más, e invertir más en otras personas, yo pueda acumular tesoros en los cielos (Mt 6:19-20). Debo orar que pueda usar lo que tengo para el mayor bien de los demás y que pueda tener cuidado, mucho cuidado, porque Jesús dijo que es difícil para los ricos entrar al reino de Dios (Lc 18:24).

Sin embargo, si alguien gana un dólar al día, trabajando tan duro como puede para mantener a su familia, la duplicación de un dólar serían dos; esta persona seguiría siendo pobre, solo que menos pobre. ¿Quién podría culparlo por desear y orar por la habilidad de proveer mejor para su familia duplicando sus recursos de un dólar a dos dólares por día? Como puedes ver, la pregunta no se puede responder de la misma manera para todos.

«Ven a ver»

Sin embargo, hay un principio crucial a tener en cuenta cuando usamos los textos del Antiguo Testamento para justificar la búsqueda de riquezas. Ciertamente, Job ya era rico y Dios duplicó la riqueza de un hombre rico. Entonces me pregunto: «Piper, ¿por qué no aplicar eso a ti mismo?»

Esta es la razón: Dios tenía la intención de que la religión del Antiguo Testamento, en general, fuera una religión de «ven a ver», enfatizando la prosperidad como un testimonio al mundo de la fidelidad de Dios a Israel. La reina de Saba vino de los confines de la tierra y la riqueza y la sabiduría de Salomón le dejaron sin aliento (1 R 10:1-13). Esa es una religión de «ven a ver».

«Ve y cuéntales»

Pero Dios tiene la intención de que la religión del Nuevo Testamento sea una religión de «ve y cuéntales»; no de «ven a ver» sino de «ve y cuéntales», que enfatiza la simplicidad, el sacrificio y la generosidad para lograr la misión de alcanzar a todas las naciones del mundo y para mostrar que nuestro tesoro no está en este mundo, sino con Cristo en el cielo. Él es nuestras «inescrutables riquezas» (Ef 3:8). Al leer el Nuevo Testamento, vemos su firmeza en empujarnos hacia la sencillez y la economía en beneficio del avance del reino, lejos de lujos, opulencia y gala.

Tengo frente a mí en este momento 24 pasajes de las Escrituras que nos empujan en esa dirección. No puedo leerlos todos. Permítanme nombrar algunos.

  • «Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios» (Lc 6:20).
  • «¡Ay de ustedes los ricos! Porque ya están recibiendo todo su consuelo» (Lc 6:24).
  • Las personas «son ahogadas por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida» (Lc 8:14).
  • «No acumulen para sí tesoros en la tierra» (Mt 6:19).
  • «Vendan sus posesiones y den limosnas; háganse bolsas… en los cielos» (Lc 12:33).
  • «Cualquiera de ustedes que no renuncie a todas sus posesiones, no puede ser Mi discípulo» (Lc 14:33).
  • «¡Qué difícil es que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas!» (Lc 18:24).
  • Nosotros los apóstoles somos «como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo» (2 Co 6:10).

El objetivo del cristiano no es sufrir, sino amar y aceptar cualquier sufrimiento que este requiera

Esta lista sigue y sigue. Textos como estos simplemente empujan a los cristianos estadounidenses y mundiales a abrazar un estilo de vida de lo que es necesario, no de comodidad. Vive de forma sencilla. Vive un estilo de vida como si estuvieras en tiempos de guerra.

Entonces, mi respuesta es no. No, Job no debe usarse como una justificación para que todos pidamos que se dupliquen nuestros recursos. Puede ser perfectamente correcto que una persona pobre desee que se dupliquen sus recursos y que ore por ello. No estoy criticando eso en absoluto, pero eso no se basaría en Job. De ninguna manera. Eso estará basado en otros textos.

¿Destinados a la pérdida?

Segunda pregunta: ¿Está el cristiano destinado solo a abrazar la pérdida y el sufrimiento? No.

  • Debemos orar por sanidad si estamos enfermos (Stg 5:16).
  • Debemos orar por gozo si estamos desanimados (Ro 15:13).
  • Debemos orar por frutos y efectividad si nuestra vida es estéril (Fil 1:11; Col 1:10).
  • Debemos orar por la paz relacional si nuestra vida está en conflicto y en dolor (Fil 4:6-7).
  • Debemos orar por la victoria sobre los pecados que destruyen la vida, como la embriaguez, las drogas o la fornicación (Ro 6:12-14).

Todas estas son oraciones, son deseos de que superemos ciertos tipos de pérdidas y sufrimientos. En otras palabras, la pérdida y el sufrimiento no son en sí mismos algo que Dios considera deseable. De hecho, pueden ser algo que Dios use como un medio para algo más, como el avance del evangelio, pero no deben ser deseados ni buscados en sí mismos.

Pablo advierte a Timoteo en su carta contra aquellos que enseñaron a los cristianos que los placeres de la comida y el matrimonio son malos. Esta es su respuesta: Ellos «prohibirán casarse y mandarán abstenerse de algunos alimentos, que Dios los ha creado para que con acción de gracias participen de ellos los que creen y que han conocido la verdad» (1 Ti 4:3).

El sufrimiento y la pérdida son instrumentos de Dios para nuestra santificación. No tomamos el bisturí del médico y comenzamos a cortarnos. Simplemente obedecemos al médico y hacemos lo que dice. Si necesitamos una cirugía en el camino, o aun una amputación, confiamos en nuestro médico y glorificamos su sabiduría y misericordia en nuestro sufrimiento. El objetivo del cristiano no es sufrir, sino amar y aceptar cualquier sufrimiento que este requiera.

¿Qué dice tu corazón?

Finalmente, una tercera pregunta: ¿Es correcto orar que pueda tener suficiente dinero para disfrutar de una vida cómoda?

Nuevamente, esa pregunta no se puede responder de la misma manera para todos. Algunas personas acomodadas, las conozco, quieren cada vez más y más cosas, porque piensan que no pueden estar cómodas a menos que tengan dos autos, dos casas o diez camisas, mientras que hay millones de personas en el mundo para quien sentirse cómodo significa: «¿Podría tener una camisa, suficiente comida para mi familia, un techo sobre mi cabeza, algo de educación para mis hijos, un poco de atención médica básica?»

El apóstol Pablo dijo: «Porque nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él. Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos» (1 Ti 6:7-8). Creo que esa fue la forma de Pablo decir que no está mal querer tener lo básico en la vida, así que puedes buscar un trabajo significativo y fructífero en tu vida. No está mal querer; no está mal orar por ello.

Todo esto, me parece, es una cuestión del corazón. ¿Dice tu corazón con el apóstol Pablo: «Cristo es tan precioso para mí que he aprendido el secreto de enfrentar la abundancia y el hambre, la abundancia y la necesidad» (Fil 4:11-13)? ¿O tu corazón dice: «Tengo que tener más y más para estar contento»? Solo Dios conoce la verdadera condición de tu corazón. Ahí es donde se libra la verdadera batalla.

Que Dios nos aclare a todos cuánto más de nuestros recursos podemos utilizar para sus propósitos de difundir el evangelio y cuánto podemos usar legítimamente para nosotros mismos.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Equipo Coalición.
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