¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

A medida que mis hijos crecen y ven varias películas y programas, trato de entrenarlos poco a poco para que jueguen a «Detecta la mentira».

Lamentablemente, es un juego fácil de jugar.

Hace un par de años, mis hijas estaban viendo la película animada de DreamWorks Trolls, con las voces de Justin Timberlake y Anna Kendrick. Mi hija de cinco años subió las escaleras para hacerme una pregunta: «Papá, ¿la felicidad se encuentra dentro de nosotros?». Ella me explicó que eso es lo que decía la película, pero le sonaba mal. «¿No se encuentra la felicidad en Dios?».

No recuerdo si la llevé de inmediato a comprar un helado, pero debí haberlo hecho.

Como muchas producciones artísticas, Trolls es un sermón. Es catequesis cultural. Aun el lema de la película es directo: «Esta es una historia sobre la felicidad». En una escena cerca del final, la princesa troll, Poppy, está charlando con el cascarrabias residente, Ramón:

Poppy: «¡Gracias!».

Ramón: «No, gracias a ti».

Poppy: «¿Por qué?».

Ramón: «Por mostrarme cómo ser feliz».

Poppy: «¿De verdad? ¿Finalmente estás feliz? ¿Ahora?».

Ramón: «Eso creo. La felicidad está dentro de todos nosotros, ¿cierto? A veces, solo necesitas a alguien que te ayude a encontrarla».

El tema principal de la película, «Can’t Stop the Feeling» (No puedes parar la sensación) de Timberlake, es una melodía divertida, perfecta para fiestas de baile espontáneas en la cocina. Busca la versión animada en YouTube y escucharás unos segundos de diálogo antes de que la música comience. ¿Qué dice este diálogo que se ha reproducido (al momento de escribir este artículo) casi 600 millones de veces?

Rey Grisel: «¿De verdad piensas que puedo ser feliz?».

Poppy: «¡Claro! ¡Está dentro de ti! ¡Está dentro de todos nosotros! ¡Y no se piensa; se siente

«Tengo esta sensación, dentro de mis huesos…».

Una carga agotadora

No siempre fue así. De hecho, casi todas las culturas antiguas de la historia hubiesen encontrado este diálogo sin sentido, quizás aun peligroso. El significado de tu vida no fue algo que se descubrió dentro de ti; fue algo entregado a ti. Naciste en una comunidad, un legado y te entregaron un conjunto de responsabilidades. Nadie te animó a descubrir tu propósito; simplemente te lo dijeron. ¿Tu apellido era Baker (pastelero en inglés)? Enciende la estufa. ¿Smith (herrero en inglés)? Afila las herramientas.

La vida en el Occidente moderno no puede ser más diferente. Si las culturas tradicionales tendían a reducir a las personas a sus deberes, el mundo moderno reduce a las personas a sus deseos. Solo escucha la banda sonora de nuestra época:

«Sigue tu corazón».

«Sé tu verdadero yo».

«Encuéntrate a ti mismo».

«Ámate a ti mismo».

«Exprésate».

«Cree en ti».

Vivimos en una época secular en la que la trascendencia se ha diluido y trivializado, y el «yo soberano» ha sido colocado en el centro del escenario. Hoy en día, las peregrinaciones en búsqueda de la verdad, la belleza y la bondad no requieren un boleto de avión. Solo se necesita un espejo.

Vivir de esta forma es agotador. No tengo la sabiduría para definir mi destino, ni la fortaleza para cumplirlo, sin arruinar mi vida e infligir un dolor incalculable a quienes más amo. No estoy calificado para explorar mi corazón y dirigir mi vida. Apenas puedo responder los correos electrónicos.

Estos mantras culturales tienen buenas intenciones. Algunos contienen elementos de verdad. Sin embargo, debe ser dicho: la Biblia no habla de esta manera. De hecho, es sorprendente cuán diferente las Escrituras emplean las mismas palabras:

Mundo: «Sigue tu corazón».

Jesús: «Sígueme» (Mt 10:38).

Mundo: «Ámate a ti mismo».

Jesús: «Amarás al Señor tu Dios [y] a tu prójimo” (Mr 12:30-31).

Mundo: «Descúbrete a ti mismo».

Jesús: “Niéguese a sí mismo” (Lc 9:23).

Mundo: «Cree en ti».

Jesús: «Cree en Mí» (Jn 6:35).

Entonces, ¿cuál es la solución? ¿Solo necesitamos rechazar la visión moderna y volver a los viejos tiempos? No. Las Escrituras chocan y desafían las intuiciones predominantes de cada cultura, antigua o nueva.

Acepta la autoridad

Aunque tendemos a pensar en el individualismo moderno como algo opuesto a la comunidad, Jonathan Leeman observa con agudeza que el individualismo se opone de manera fundamental a la autoridad. Así es como comienza su libro Don’t Fire Your Church Members (No despidan a los miembros de su iglesia):

«El individualismo… no tiene sus raíces en ser anticomunitario. A todos les encanta la idea de comunidad (excepto, tal vez, al ermitaño). Más bien, [el individualismo tiene sus raíces] en ser antiautoridad: con mucho gusto pasaré el rato contigo, siempre y cuando no me digas quién tengo que ser o qué tengo que hacer».

No todas las formas de autoridad son buenas; muchas son francamente malvadas. El autoritarismo es demasiado común, aun dentro de la iglesia. Sin embargo, la autoridad en sí misma es un regalo bueno de un Dios bueno. Él ha tejido estructuras de autoridad en el tapiz del mundo para nuestro crecimiento. No es de extrañar que las últimas palabras del rey David elogiaran la belleza de la autoridad saludable:

«Dijo el Dios de Israel,

Me habló la Roca de Israel:

“El que con justicia gobierna sobre los hombres,

Que en el temor de Dios gobierna,

Es como la luz de la mañana cuando se levanta el sol

En una mañana sin nubes,

Cuando brota de la tierra la tierna hierba

Por el resplandor del sol tras la lluvia» (2 Samuel 23:3-4).

Pocas cosas son tan hermosas y vivificantes como la autoridad bien ejercida.

Imagina que te reclutan en un equipo deportivo profesional y te reportas a la persona a cargo, el propietario. ¿Qué te dirá? «Bienvenido al equipo. Repórtate al entrenador». El entrenador posee autoridad delegada de la persona que tiene la autoridad organizativa final. De manera que honras al dueño sometiéndote al entrenador. Del mismo modo, cuando te conviertes en cristiano y te reportas al Rey Jesús, por así decirlo, Él dice: «Si quieres honrarme a , repórtate a una de mis embajadas. Somete tu vida sometiéndote a una iglesia. Ese es el lugar principal donde yo pretendo que crezcas y prosperes como cristiano».

La iglesia ofrece la comunidad y la autoridad que necesitamos. Si bien los compañeros piadosos en tu vida son un medio importante para el crecimiento cristiano, asegúrate de reconocer también tu necesidad trascendental de tener pastores piadosos.

Los líderes espirituales son regalos de Dios para tu bien espiritual (ver Ef 4:11-14). Su diseño para la iglesia incluye pastores o ancianos que están en ejercicio para ayudarte a comprender y aplicar mejor su Palabra. Dios también encarga a los pastores que te ayuden a protegerte de todo tipo de herejía, doctrina dañina y cualquier corrupción del evangelio puro. Entre los requisitos para un anciano, Pablo escribe: «Debe retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen» (Tit 1:9).

Amigo, prioriza encontrar una iglesia sana, saturada de la Palabra y centrada en el evangelio. Una vez que la encuentres, únete a ella. Comprométete. Somete tu vida a la supervisión de tus líderes y al cuidado y rendición de cuentas de sus miembros. Dios te ama profundamente y este es el modelo que puso en marcha desde la iglesia primitiva para formarte a la imagen de Cristo.

La verdadera felicidad

Si una visión tradicional de la identidad dice efectivamente: «Ustedes son sus deberes» y la identidad moderna dice: «Ustedes son sus deseos», entonces una identidad del evangelio dice: «Ustedes son de su Salvador». Le perteneces a Él y a su pueblo.

Bájate del tren de la obsesión por uno mismo y camina hacia la presencia de un Dios que te amó antes del principio. La historia más importante de tu vida no es una que hayas escrito y no es una en la que juegas el papel principal.

Existes para hacer que Alguien más se vea bien. Eso no es limitante; es liberador. No te sorprendas si te hace feliz.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando