¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Dios nos creó con capacidades emocionales y por eso las emociones son parte de nuestro diseño y naturaleza. No obstante, la tendencia del ser humano es a degradar el propósito de todo lo que Dios ha creado. Ante esta realidad, es importante comprender nuestras emociones a la luz de la Palabra. Esto será posible si conocemos qué son las emociones, cuál es su propósito bíblico y el papel que cumplen en nuestra relación con Dios y los demás.

Si buscas conocer mejor el plan de Dios para tus emociones, te recomiendo el libro No desperdicies tus emociones: Cómo lo que sientes te acerca a Dios y le da gloria (B&H Español, 2023), por Alejandrá Sura, a quien pude entrevistar para que nos hablara más sobre el contenido del mismo.

1) ¿Qué te motivó a escribir este libro y con qué propósito?

El tema de las emociones es recurrente en la Biblia, pero pocas veces hablamos de ellas. No nos damos cuenta de la enorme influencia que tienen en nuestra vida, nuestras decisiones y en nuestra relación con Dios. Creo que es importante tener un espacio para reflexionar, a la luz de las Escrituras, en cómo Dios nos moldea por medio de nuestra experiencia emocional, tanto para nuestro gozo como para nuestra santificación.

El propósito del libro es ayudar a todo lector a entender mejor sus emociones: aprender a reconocer lo que en realidad sentimos, pero también reconocer que no todo lo que sentimos es verdad.

2) A la generación actual se le llama «la generación de cristal». ¿Qué son las emociones y cómo podemos comprender y ayudar a una generación señalada de ser «excesivamente emocional»?

Las emociones son una respuesta a las circunstancias internas o externas de las personas. No se limitan a nuestros pensamientos, sino también incluyen nuestro espíritu y nuestro cuerpo.

Para comprender nuestras emociones debemos empezar por prestarles atención y reconocer que existen. No desperdicies tus emociones habla con detalle sobre cómo se da ese proceso de reconocimiento. Aprender a vivir más conscientes de lo que sentimos es algo que al principio puede sentirse como aprender a manejar un automóvil: cada paso puede parecer más complicado de lo que podemos entender y hasta puede ser un poco accidentado. No obstante, con el tiempo, se vuelve una práctica casi automática que no nos tomará demasiado tiempo y que, cuando lo hacemos en la presencia de Dios, nos ayudará a experimentar una poderosa intimidad con Él y un entendimiento profundo de nuestro corazón.

El plan de Dios para nuestra vida es que vivamos en íntima relación con Él, le amemos con todo nuestro ser y que aprendamos a amar a los demás como Él los ama

Con respecto a ser «excesivamente emocional», no estoy segura de que estas expresiones retraten el asunto de forma que ayude lo que algunas personas experimentan. Todos somos profundamente emocionales, pero muchos pueden vivir sin prestar verdadera atención a lo que sienten. Esto sucede en ambos extremos: en aquellos que se dejan llevar por todo lo que las emociones «predican» y en los que más bien las han silenciado por completo.

3) Mencionas que el corazón de este libro no es la gestión emocional, aunque dedicas una gran parte al tema. Expresas que tu mayor esperanza es que los lectores terminen este libro teniendo una idea robusta de la «teología de las emociones». ¿Qué es una teología de las emociones y cómo nos acerca a cumplir con el plan de Cristo para esta área en nuestra vida?

La gestión emocional desde el punto de vista secular tiene como propósito vivir una vida adaptada, feliz, funcional. Esta meta no es mala en sí misma, pero puede serlo cuando es lo único que motiva nuestro crecimiento.

Al igual que cualquier otra cosa «buena» que hagamos (p. ej., tratar de ser los mejores padres o involucrarnos en proyectos de ayuda social), si no se hace con una motivación de amar y glorificar a Dios, nos quedamos cortos en el esfuerzo. Eso no quiere decir que dejemos de ser buenos padres o que no hagamos ayuda social, como tampoco quiere decir que no trabajemos en una gestión emocional saludable. Pero sí debemos mantener el enfoque en que lo hacemos para acercarnos a Dios y permitir que Él nos muestre dónde quiere entrar, consolar, corregir o animar. ¡Esa es la esencia de la vida cristiana!

De la misma manera que lo hacían los salmistas, necesitamos traer nuestros pensamientos y emociones a Dios con total transparencia

El plan de Dios para nuestra vida es que vivamos en íntima relación con Él, le amemos con todo nuestro ser y que aprendamos a amar a los demás como Él los ama. Esa es una teología de las emociones: considerarlas no solo a la luz de lo que va más allá de la vista y la vida práctica, sino también a la luz de nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. 

4) El nombre de uno de los capítulos, «Pienso, luego siento», es una adaptación de una frase de René Descartes. ¿Qué nos enseña esta afirmación para que tengamos una mejor comprensión de nuestras emociones?

En el libro desarrollo los patrones de pensamiento que tendemos a adoptar según nuestra personalidad, vida familiar y otras influencias. Es importante comprender cómo pensamos, ya que la mayoría de las veces nuestra vida de pensamiento tiene una gran influencia en lo que experimentamos emocionalmente. La Biblia dice que «cambiemos nuestra forma de pensar, para que cambiemos nuestra forma de vivir» (Ro 12:1-3 DHH). Esto se aplica a muchas áreas de nuestra vida, incluyendo nuestra vida emocional.

5) ¿Cuál es uno de los consejos más valiosos que contiene No desperdicies tus emociones?

Uno de mis favoritos es la importancia de celebrar y experimentar el ánimo que nos brinda Dios. La mayoría de las veces los cristianos nos enfocamos en lo que necesitamos mejorar, los pecados que debemos dejar y las cosas que no están bien en nuestras vidas. Pocas veces he escuchado predicaciones que insten al gozo del creyente en los cambios que Dios sí ha hecho en sus vidas. Se nos olvida que cada transformación que Dios hace merece ser reconocida y nos anima a seguir adelante en el duro camino de la santificación progresiva. 

6) ¿Cómo podemos aprovechar al máximo nuestras emociones para la gloria de Dios?

Conversando con Él sobre ellas. Dios quiere todo nuestro corazón. Eso incluye lo que pensamos, deseamos y sentimos. No importa lo inapropiada o errada que parezca la expresión de nuestras emociones, Él sabe que necesitamos ponerlas en palabras. Él quiere ayudarnos a reconocer lo que realmente se encuentra en nuestro corazón para que podamos «escanearlo» y pesarlo según Sus verdades.

De la misma manera que lo hacían los salmistas, necesitamos traer nuestros pensamientos y emociones a Dios con total transparencia. Jesús ha hecho un puente indestructible para que podamos caminar en esa brecha y para que podamos acercarnos confiadamente al trono de la gracia (Heb 4:16), para Su gloria y para nuestro gozo.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando