¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

En Coalición por el Evangelio estamos comprometidos con proveer recursos edificantes para la iglesia hispana. En una época como la nuestra, en la que el evangelio y los valores bíblicos son atacados desde tantos frentes e incluso dentro de las iglesias se entablan polémicas que producen división para muchos creyentes, es que hemos sentido nuestra labor más apremiante que nunca.

Sin importar nuestro trasfondo, contexto y la etapa de la vida en que nos encontremos, todos necesitamos atesorar la Palabra de Dios. Necesitamos tener nuestra esperanza en Dios, mientras cultivamos en nosotros una cosmovisión y forma de vida cada vez más bíblica. Es por eso que estamos agradecidos de cómo el Señor en Su gracia nos ha permitido trabajar durante el 2022 para contribuir a esto en la vida de millones de lectores en todo el mundo hispano, esperando haber sido útiles y rogando tus oraciones por nosotros y los proyectos que nos aguardan el próximo año.

Ahora que termina este 2022, queremos compartir contigo la siguiente selección —hecha por nuestro equipo editorial— de algunas de nuestras mejores publicaciones este año. Ellas son una pequeña representación de todo lo que pudimos publicar durante los últimos meses. Es nuestro deseo que puedan ser de edificación para ti tanto como lo han sido para nosotros, animándote a seguir viendo la vida y el mundo a la luz del evangelio.


En honor a la iglesia aburrida y nada “cool”

Temas como la confesión y el arrepentimiento, la obediencia diaria a todo el consejo de las Escrituras y el compromiso sensato con las disciplinas espirituales no son novedosas y no te harán aparecer en revistas de moda . Pero son las cosas que conforman una fe sana, sostenible y de obediencia duradera. Con cada iglesia de moda que cierra y cada pastor famoso que cae, se espera que cada vez más cristianos estén despertando a esta realidad.

Tal vez una iglesia aburrida, poco cool y que no se avergüenza de ser iglesia sea en realidad algo bueno. Tal vez un cristianismo que no apela a mis preferencias de consumo y que no se guía por lo que dice Twitter es exactamente el tipo de fe que necesito.

Los necios no saben ser diligentes

Una vez escuché decir que los cementerios están llenos de genios de la música, de las artes, el deporte y las ciencias que no lograron serlo porque se quedaron solo como promesas. No se comprometieron en desarrollar con esfuerzo su talento natural y así adquirir destreza y conocimiento mientras vivían. Al final, un sabio «obra con conocimiento» y produce fruto, mientras que el necio solo hará gala de una grandeza que es solo deseo subjetivo que se evapora al toparse con la realidad.

El sabio es aquella persona que, como dijo Jesús, «oye la palabra y la entiende» (Mt 13:23a). Nuestra primera responsabilidad es huir de la necedad ignorante a la sabiduría que surge de la obediencia a la Palabra de Dios porque, «El que desprecia la palabra pagará por ello, pero el que teme el mandamiento será recompensado» (Pr 13:13)…

5 lecciones para usar tu teléfono con sabiduría

Hoy estamos acostumbrados a tener mentes fragmentadas, vidas inundadas de notificaciones y ser descuidados con el contenido que consumimos. Estamos habituados a depender en exceso de estos dispositivos e incontables aplicaciones que socavan nuestra privacidad de maneras perturbadoras para ganar dinero y además dañan nuestra capacidad de enfoque. Hoy vemos normal utilizar nuestro teléfono todo el tiempo, incluso para hacer «nada» (lo cual puede significar mover el pulgar de abajo hacia arriba durante largos minutos en alguna red social).

Es inevitable que esto afecte nuestra intimidad con Dios. También afecta nuestro trabajo, nuestras relaciones familiares, nuestros estudios y nuestro servicio en la iglesia. ¿Cómo esperar crecer en esas áreas si dejamos que nuestros teléfonos nos hagan más desenfocados ante las cosas que importan? ¡El mal uso de nuestros teléfonos estropea nuestras vidas y no nos damos cuenta! Ya sentimos que algo puede andar mal en cómo los manejamos, pero es fácil asumir que eso es «normal» porque todo el mundo usa sus teléfonos así…

¿Cómo podemos usar nuestros teléfonos con sabiduría? Las siguientes son cinco lecciones que he aprendido…

Peligrosos, pero buenos: Los hombres que necesitamos hoy

Se encuentra en extinción esa especie de masculinidad con corazón de león que lleva la descripción de Aslan: «peligroso, pero bueno». Nuestros ideales actuales, como los que una vez sostuve, no requieren de la bondad para hacer a los hombres seguros, porque afirman que los hombres son seguros independientemente de esa bondad. El hombre que renace en esta imagen no dice nada incómodo, no lleva carga alguna y muestra poca o ninguna iniciativa. Se ve provocado a ser sin convicción, sin pasión, tal vez incluso sin Cristo, aunque sea sometido.

Pero esa no es la visión de Aquel que hizo al hombre. En lugar de limar sus afiladas cualidades, Dios tiene una solución diferente para crear hombres buenos: renacer, mirar a Cristo y entrenarse en justicia. La piedad debe equilibrar sus peligros naturales. El hombre alcanza la masculinidad madura añadiendo el fruto del Espíritu, no restando de su naturaleza diseñada por Dios. La bondad, el autocontrol y la compasión sazonan su fuerza, su valor y su determinación, no los eclipsan.

La transformación de una adolescente transgénero

Eva estaba en un almuerzo de la iglesia cuando recibió un correo electrónico de su hija Sofía, de doce años (sus nombres han sido cambiados).

Allí leyó: «Mamá y papá, tengo que decirles que en realidad no soy una chica, mi pronombre es ellos».

Eva no podía respirar. Se sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. No lo vio venir; de hecho, unos meses antes, Sofía había compartido en las redes sociales su fe en que Dios había creado a las personas como hombres y mujeres…

Abriendo las puertas de nuestro hogar para proclamar las buenas nuevas

Cuando estábamos recién casados, a mi esposo y a mí nos encantaba tener la casa ordenada y limpia, ¡como de revista! Pero eso nos generaba un problema. Cuando alguien llegaba a visitarnos, honestamente, nos sentíamos un poco inquietos porque pensábamos que las personas nos «desordenaban» las cosas.

Recordar eso no nos hace sentirnos nada orgullosos de esa actitud. El Señor nos confrontó amorosamente para hacernos ver lo mal que estábamos. Así que nos arrepentimos y le pedimos que cambiara nuestro corazón para que estemos dispuestos a usar cada recurso que Él nos había dado para su gloria y para servir a otros. 

Este cambio de actitud ha sido un proceso desafiante, pero es hermoso ver el obrar de Dios en nuestros corazones a lo largo de los años, lo cual nos lleva a conocerlo y atesorarlo más. Él nos ha mostrado en su Palabra cómo los creyentes abrían sus hogares para dar a conocer el mensaje del evangelio, produciendo en nosotros una confianza firme para batallar contra la incredulidad y el orgullo que no nos dejaba hacer lo mismo.

Pastor, ayuda a tu iglesia a cuidarse del individualismo.

En este tiempo donde el mundo es definido más que nunca por el «yo», los cristianos debemos vivir alrededor del compromiso que tenemos dentro del pacto de la gracia, afirmando la vida en comunidad. No me refiero a que debemos tomar, por ejemplo, las costumbres de los menonitas, quienes van a un extremo y se visten todos de una misma forma. Lo que propongo no es homogeneizar, pero sí ser radicales en morir a nuestro «yo». ¿Cómo lo hacemos? Al centrar nuestras vidas en el evangelio y por ende en la comunidad de creyentes.

No te conformes con decir «no sé».

Adorar a Dios con tu mente es anhelar conocer al Creador y Su creación más y más, de acuerdo a tu capacidad, utilizando tu inteligencia para ser buen administrador de los recursos que Él ha puesto en tus manos. Es poseer una actitud de humildad diligente: ser conscientes de nuestras limitaciones y deseosos de crecer conforme Dios lo permita.

La pereza, el miedo y la apatía nos privan de utilizar nuestra mente para meditar en «todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable» (Fil 4:8). Por el contrario: nos llevan a saturar nuestros pensamientos de entretenimiento barato, conceptos superficiales e ideas cómodas que muchas veces son leña para el fuego de nuestro pecado. Nos llevan a conformarnos con la ignorancia que, sin darnos cuenta, nos aleja de Dios y de nuestros hermanos.

4 rasgos a buscar en un cónyuge

Yo solía dar consejos matrimoniales de esta manera:

  1. Cásate con alguien que sea cristiano.
  2. Cásate pensando en la atracción mutua.
  3. Si hay fe y atracción mutua, entonces considera el matrimonio.

Mi objetivo al dar este tipo de consejo era evitar la espiritualización excesiva que a menudo caracteriza a los noviazgos cristianos. Quería alentar a los hombres a que se hicieran hombres y que invitaran a una cita a una de las muchas mujeres valiosas a su alrededor.

Pero ahora descubro que este consejo es simplista.

Aunque algunos no estén de acuerdo, todavía pienso que no debes casarte con alguien que no encuentres atractivo. Esto hará que la intimidad en el matrimonio sea dolorosamente decepcionante. Pero aunque la fe mutua y la atracción romántica (en ese orden) son prerrequisitos para el matrimonio cristiano, ahora veo que hay más rasgos que buscar en un cónyuge si no quieres ser miserable después de decir «Sí, acepto».

Llamados a obedecer la Palabra frente a las demandas del mundo

Los emperadores Diocleciano y Galerio dieron inicio el 23 de febrero del 303 d. C. a la peor persecución contra los cristianos en la época del Imperio romano. Diocleciano quería volver a tener un imperio unido y Galerio era un fanático religioso pagano que no toleraba el rechazo de los cristianos a sus dioses. Fue entonces cuando Diocleciano firmó el edicto «Contra los cristianos» y ordenó la destrucción de las escrituras cristianas y la prohibición de todos sus actos religiosos.

Los cristianos del siglo XXI no estamos exentos de la tensión que vivieron los primeros cristianos frente a las demandas del mundo y su obediencia fiel a la Palabra de Dios. Ya no seremos acusados de faltar a los dioses paganos por nuestra objeción de conciencia, pero sí por rechazar la idolatría contemporánea del individualismo extremo y expresivo, el materialismo sin esperanza, el sexualismo extremo y muchos «ismos» más que tienen al mundo de rodillas y sujeto a estas nuevas ideologías que operan como dogmas infalibles.

Comunión con Dios, la Palabra y unos con otros

Imagina una escena: al amanecer, un monje solitario sentado sobre una roca en la cúspide de una montaña en los Himalayas. El viento gélido sacude las banderillas coloridas de oración colgadas a su entorno. Los primeros rayos de la luz del día iluminan su rostro.

Imagina otra escena: una larga mesa cargada de comida, a lo mejor un montón de cajas de pizza. Hombres y mujeres de todas las edades, y muchos niños (algunos inquietos y revoltosos). En medio del zumbido de muchas voces en conversación, una voz se levanta sobre las demás: «Hermanos, hermanos, silencio por favor, vamos a dar gracias por esta comida».

Ahora, una pregunta. ¿Cuál de estas escenas te parece más espiritual?

Aconsejando a la persona completa

«No logro concentrarme durante mi tiempo de oración o cuando leo la Biblia». «Me olvido de hacer cosas importantes con frecuencia». «Vivo con una sensación de cansancio constante, aunque me acabe de despertar».

Estas son solo algunas de las frases que varias aconsejadas han expresado en nuestras reuniones… no solo en la primera sesión, sino también en las subsiguientes. Las he escuchado expresarse con cierta frustración porque no han podido completar las tareas espirituales que con frecuencia les son asignadas en la consejería.

Estos comentarios me recuerdan que el ser humano, por diseño de Dios, funciona de manera integral. Nuestras emociones y nuestro cuerpo físico están en constante conexión. Somos un alma que habita en un cuerpo físico y debemos cuidarnos de manera integral.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando