¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Romanos 12:15 es un mandato divino y un aspecto vital de la madurez cristiana. Como pueblo santo de Dios (Ro 12:1), los cristianos deben gozarse con los que se gozan y llorar con los que lloran. En los últimos años, la segunda mitad de este versículo se ha enfatizado de manera especial como un componente clave al cuidar de las víctimas, al escuchar las historias de los oprimidos y al mostrar compasión por los que sufren.

Estos énfasis son correctos y apropiados. A menudo, lo primero que debemos hacer con los que sufren es simplemente acercarnos a ellos, reconocer su dolor, expresar nuestras condolencias y asegurarles nuestro amor y nuestras oraciones. Muchos de nosotros podemos testificar de primera mano que cuando miramos atrás a épocas de intenso dolor, no recordamos las palabras exactas que nos dijeron, pero sí recordamos las personas que estuvieron presentes y que nos acompañaron en nuestro llanto. Me encanta lo que enseña Romanos 12:15 sobre la compasión cristiana y el cuidado pastoral. El versículo es un recordatorio necesario para cualquiera de nosotros que sienta la tentación de tratar el sufrimiento con indiferencia o de acercarse a los santos heridos como personas quebrantadas en necesidad de una solución rápida.

«Lloren con los que lloran» es un mandamiento bíblico importante. Sin embargo, no debe tomarse como una fórmula única que exige una aplicación rígida en todas las situaciones en las que las personas están tristes o angustiadas. De seguro, la segunda mitad de Romanos 12:15 no significa que la única respuesta a las personas en duelo sea llorar con ellas. Romanos 12:15 no invalida que nosotros podamos aclarar los hechos, procurar la objetividad y escuchar todos las partes. «Lloren con los que lloran» no sugiere que las razones de nuestro llanto nunca estarán equivocadas. En resumen, el versículo debe significar algo así como «lloren con los que tienen una buena razón bíblica para llorar».

Si eso suena como una neutralización innecesaria de un versículo amado, considera estas tres observaciones.

Primero: casi todo el mundo interpreta la primera mitad de Romanos 12:15 de la manera que acabamos de mencionar. Es decir, nadie piensa que Dios quiere que nos gocemos con los que se gozan por la llegada al poder de los talibanes. No importa cuán genuino sea su gozo, los cristianos no deben unirse a los que celebran el aborto, hacen alarde de su inmoralidad sexual o se deleitan con los prejuicios raciales. Por instinto sabemos que la primera mitad de Romanos 12:15 significa algo como: «Gócense con los que tienen una buena razón bíblica para gozarse».

Segundo: una aplicación rígida de Romanos 12:15 es insostenible en la vida real. El objetivo del verso no es entrenar nuestras emociones para que coincidan con cada emoción que encontramos, sino más bien enseñarnos a que sean reflexivas y consideradas que no cantan un canto fúnebre en una boda o traen un silbato a un funeral. Recuerdo escuchar a algunos cristianos decepcionados tras las elecciones presidenciales de 2016 decir que otros cristianos estaban obligados a llorar con ellos mientras ellos lamentaban el resultado de las elecciones. Afirmaban que Romanos 12:15 ordenaba a los demás a compartir su dolor. Pero, por supuesto, en esa aplicación, los cristianos también estaban obligados a celebrar con quienes aplaudieron los resultados de la elección. El versículo se aplica en ambas direcciones. Una aplicación razonable de Romanos 12:15 no insiste en estar tan tristes como la persona más triste de nuestras vidas, sino en ser considerados con los demás que tienen una opinión distinta sobre asuntos discutibles o que están pasando por experiencias diferentes a las nuestras.

Tercero: siendo precisos, Jesús no siempre lloró con los que lloran. Ciertamente, Jesús no se sentía obligado a coincidir con el estado de ánimo de quienes lo rodeaban. Cuando la multitud se regocijaba el domingo de Ramos, Jesús lloró (Lc 19:41). Pero cuando las mujeres estaban de luto porque Jesús estaba de camino a la cruz, les dijo que no lloraran por Él (Lc 23:28). Jesús siempre fue amable, pero casi nunca sentimental. Para aquellos con el corazón quebrantado por su pecado o que esperaban que Él los liberara de su sufrimiento, su ternura no tuvo fin. Pero para aquellos dolidos porque sus pretensiones fueron heridas o que estaban indignados por la verdad que Él proclamaba, Jesús podía ser inclemente al decir lo que no querían escuchar.

Entonces, ¿qué significa llorar con los que lloran?

Para empezar, debemos recordar que es posible que otros no sientan lo mismo en un momento dado, o en respuesta a los mismos eventos, que nosotros. Si el hijo de una madre acaba de ser aceptado en la escuela de sus sueños, mientras que el hijo de otra madre fue rechazado en todos los lugares en los que se postuló, el apóstol Pablo haría que la madre triste se alegrara por su amiga y viceversa. El amor no se porta indecorosamente, lo cual quiere decir que sería desconsiderado en el mejor de los casos (y en el peor de ellos un pecado) ser odiosamente incompatible con el estado de ánimo de quienes te rodean.

Pero más que eso, Romanos 12:15 tiene que ver fundamentalmente con mantener la calidez y la unidad del compañerismo cristiano. Es por eso que este versículo es seguido por mandatos como: «Tengan el mismo sentir unos con otros» (Ro 12:16); «no sean altivos» (Ro 12:16); «respeten lo bueno delante de todos los hombres» (Ro 12:17) y «en cuanto de ustedes dependa, estén en paz con todos los hombres» (Ro 12:18). Ser un aguafiestas y alegrarte con el dolor del otro no ayuda a mantener la paz.

Sé considerado. Sé compasivo. Sé rápido para echar una mano o un hombro para llorar. Los cristianos buscan consolar a los que están tristes.

Pero nuestra compasión no está libre de todas las demás consideraciones. El llanto en sí mismo no es sacrosanto. El que ríe más fuerte no siempre se ríe por una buena razón. Del mismo modo, el que comparte más notoriamente el dolor de otros no siempre se lamenta por una buena causa. Nuestro sufrimiento no es soberano.

Romanos 12:15 es un versículo precioso destinado a proveer sabiduría pastoral en la iglesia y a inyectar sensibilidad personal en nuestras relaciones. Honramos el versículo obedeciendo lo que pretende ordenar y no insistiendo en lo unilateral e impráctico, fuera de sintonía con el contexto e inconsistente con el ejemplo de Jesús.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando