×

“El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies ‘le contestó Jesús’; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos”, Juan 13:10.

Nosotros, como hijos de Dios, ya hemos sido hecho limpios. La obra de Dios en nuestra vida ha sido efectiva y eficiente para limpiarnos con la preciosa sangre de Su Hijo.

Sin embargo, el diario caminar en el mundo hace necesario en nosotros una actitud de pedir ser limpios continuamente. Ya somos limpios, como una posición permanente y objetiva que no depende de las circunstancias, pero sí es necesario que vivamos una vida caracterizada por el arrepentimiento.

Ahora, la cuestión es que a veces decimos que el arrepentirnos es dejar de hacer lo que hacíamos y no volver a hacerlo más.

Esto es una parte, ya que el problema con verlo solo de esta  manera, es que no refleja necesariamente un cambio en el corazón, ¡este es el corazón del problema! Podemos cambiar por conveniencia o por miedo, cambiar un ídolo o adicción por otra; y sin tratar realmente con la raíz de lo que nos lleva una vez más en dirección al pecado. Necesitamos profundizar en nuestro corazón y que Su Palabra y la obra de Su Espíritu nos revele en qué o en quién está siendo fundamentada nuestra identidad, felicidad y esperanza.

El otro problema en solo verlo como un cambio de nuestras acciones es que nos lleva, por un lado, a creer que si lo hemos logrado por un tiempo ha sido por nuestras propias fuerzas; o si no, a rendirnos a la lucha en despecho al pensar que Dios nos ha defraudado, que algo está mal con nuestra fe, o que quizás necesitamos aceptar al Señor otra vez porque la primera vez (o las muchas anteriores) lo hicimos mal.

El arrepentimiento comienza con una postura y actitud de nuestro corazón. Dios usa entonces mas bien el arrepentimiento como una herramienta para ir produciendo cambios en nuestra vida. Es el diario examinar de nuestras acciones y motivaciones, reconocer y estar de acuerdo con el estándar divino de Su Palabra, y alinear nuestros afectos otra vez y en respuesta a la provisión de Dios por la obra de Su Hijo que producirá los cambios profundos que anhelamos.

Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando