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Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado del libro Vencedores (Grupo Nelson, 2018), por David Jeremiah.

Hace casi dos mil años, un gobernador romano le hizo una pregunta profunda, aunque familiar, a un hombre que estaba a punto de ser ejecutado: “¿Y qué es la verdad?” (Jn. 18:38). No tenemos manera de saber si la pregunta que hizo Pilato era una indagación seria o solo una expresión sarcástica de una mente agotada, pero minutos más tarde, entregaría a Jesús a una airada multitud para que fuera crucificado. R. C. Sproul escribió:

“Pilato juzgó a la Verdad. Sentenció a la Verdad. Azotó a la Verdad. Se burló de la Verdad. Crucificó a la Verdad. Lo irónico es que en el mismo momento en que él hizo su pre­gunta ‘¿Y qué es la verdad?’, estaba mirando derechamente a la en­carnación pura de la Verdad. Aquel que es la Verdad le había acabado de decir: ‘Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz’”.

Desde entonces, los seres humanos han hecho la misma pregunta de Pilato: “¿Y qué es la verdad?”. Y al igual que Pilato, no han sabido hallar la respuesta.

La verdad se encuentra en Dios

La verdad corresponde a la realidad; a lo que es. Por eso la verdad se encuentra en Dios, en el gran Yo Soy. La búsqueda filosófica de la verdad termina en Dios mismo. ¿Recuerdas la historia de José en Egipto, de cómo fue acusado fal­samente por la mujer de Potifar y condenado a ir a la prisión? (Gn. 39). Él sabía una verdad: la de su inocencia, y también sabía que Dios sabía que él era inocente. Por eso, ante las mentiras de los demás, se comprometió a la verdad de Dios, y su fe quedó reivindicada.

Él es la verdad personificada. Cristo es la revelación definitiva de Dios al hombre

Esto no es solamente una historia de la Biblia. Lo mismo le su­cedió a Anthony Ray Hinton, quien pasó treinta años en el corredor de la muerte de una prisión de Alabama por unos asesinatos que él no había cometido. Falsamente acusado, falsamente encarcelado y rechazado una y otra vez por los tribunales de apelación, Anthony Hinton mantuvo viva su fe en el Dios que él creía que conocía la verdad… para ser exonerado y puesto en libertad en el año 2015. Él relata su historia en el libro El sol brilla: Cómo encontré la vida y la libertad en el corredor de la muerte.

¿Cómo se vive bajo el peso de una mentira cuando uno conoce la verdad? Esta es la forma en que Anthony Hinton sobrevivió:

“Cuando todos los tribunales estaban diciendo que ‘no’, yo creía que Dios seguía diciendo que sí. De alguna manera, tuve que hallar esa fe y llegar hasta lo más profundo de mi alma para creer en la enseñanza que me había dado mi madre cuando aún era solo un muchacho: que Dios lo puede hacer todo, menos fallar. Él se sienta en lo alto, y mira hacia abajo. Esa es la forma verdadera en que yo pude sobrevivir a esos treinta años de puro infierno…

Yo puedo decir que Dios tal vez me haya puesto en la prisión para salvarme la vida. Tal vez me haya puesto en la prisión para que lo escuchara; para que escribiera [mi] libro, para ayudar a transformar los corazones y las almas de las personas y ayudarlas a comprender lo que significa el perdón auténtico, a comprender lo que es su verda­dera amistad, a hacer que la gente comprendiera lo que es realmente el sistema legal. Tengo que creer que Dios permitió que yo fuera allí con el fin de mostrarme todas esas cosas”.

Dios es la Verdad

Existe una cosa que es la verdad, y el Dios de la verdad sabe lo que es: “Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia” (Dt. 32:4). Tal vez no reconozcamos o comprendamos siempre las formas en que Dios decide actuar con respecto a su verdad, o revelarla en un momento determinado del tiempo. Aunque se tome treinta años, como le sucedió a Anthony Ray Hinton, a lo que estamos llamados nosotros es a confiar en el Dios de la verdad.

Si quieres conocer la verdad de Dios, es necesario que llegues a conocer a Cristo, porque solo Él es la verdad

Cuando la Biblia dice: “Dios, en el principio” (Gn. 1:1), está definiendo la realidad máxima y definitiva. Dios es “el Ser que existe en sí mismo; es el Creador de todo lo que existe; Dios es la verdad, y toda verdad es una verdad de Dios”. En la Biblia se le llama “el Dios de la verdad”. El Padre, la primera Persona de la Trinidad, es verdad (Sal. 31:5; Is. 65:16).

Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, que procede del Padre, está “lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1:14). Porque es Dios, Jesús se proclama justificadamente como “el camino, la verdad y la vida” (Jn. 14:6). La Biblia nos enseña que Jesucristo era y es el comunicador de la verdad, el testigo de la verdad, el origen de la verdad y el predicador de la verdad. Él es la verdad personificada. Cristo es la revelación definitiva de Dios al hombre.

¿Cómo puedes conocer la Verdad?

La verdad no es un sistema ni una filosofía, sino que es una Persona. Si quieres conocer la verdad de Dios, es necesario que llegues a conocer a Cristo, porque solo Él es la verdad. De una manera exactamente igual a las dos primeras Personas de la Divinidad, el Espíritu Santo también es verdad (Jn. 15:26; 16:13; 1 Jn. 5:6).

La verdad no es una especie de idea nebulosa, un concepto flexible ni una suposición teórica; es una entidad sólida, claramente definida e inalterable. Es la realidad máxima, que reside en el Dios Trino del universo, y no está abierta a reevaluación ni a redefinición.


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