Durante la última semana de enero, mi familia y yo disfrutamos el final de unas hermosas vacaciones en Tailandia y seguimos de cerca las noticias. Estábamos considerando qué hacer a la luz del caos del coronavirus que se desarrollaba en China, donde actualmente vivimos. Sin embargo, mientras nos preparábamos para regresar, estaba tan preocupada por el tiempo de cuarentena como por el virus en sí.
Hice los cálculos:
(4 niños pequeños muy activos) + (apartamento de 490 metros cuadrados en el piso 25 de un edificio de gran altura) x más de 8 semanas = posible locura.
Casi dos meses después, todavía estamos intactos; pero no ha sido fácil. La pregunta que he hecho repetidamente es: ¿Cómo luce la dependencia de Dios durante estos tiempos inciertos y estresantes?
Medicina desde una cueva
Entra al Salmo 57, un salmo de David, escrito en una cueva mientras estaba siendo intensamente perseguido. Me imagino que él podía relacionarse con sentimientos de aislamiento y miedo.
¿Cómo luce para ti y para mí correr hacia Dios como nuestro refugio, para decir junto con David: “En la sombra de Tus alas me ampararé hasta que la destrucción pase”?
Creo que se asemeja a descansar en la verdad y responder en fe.
Confío en un Dios que no solo escucha mi clamor por misericordia, sino que también entró plenamente en mi dolor y dio su vida para que yo pudiera vivir
1. David descansa en la verdad de quién es Dios y lo que ha hecho
Él es misericordioso (v. 1). Para cuando acabo de perder los estribos con mis hijos (nuevamente) y me siento como un fracaso.
Él cumple sus propósitos para mí (v. 2). Para cuando no puedo hacer mi trabajo y estoy luchando con mi valor e identidad.
Él ha enviado desde el cielo y me ha salvado (v. 3). Para cuando necesito que me recuerden que confío en un Dios que no solo escucha mi clamor por misericordia, sino que también entró plenamente en mi dolor y dio su vida para que yo pudiera vivir.
Su misericordia y verdad son grandes hasta los cielos (v. 10). Para cuando todo lo que me rodea se siente incierto y difícil. Dios conoce, Él ve, y nunca cambia.
2. David responde con fe, basado en quién es Dios y lo que ha hecho
Él clama a Dios con honestidad sobre sus sentimientos y su situación (vv. 4, 6). El peligro es real y las tentaciones de miedo o desesperación parecen estar siempre presentes.
Él confía (v. 7). Su corazón está firme porque Dios es firme.
Canta y da gracias (vv. 8-9). Si David pudo encontrar razones por las cuales agradecer a Dios desde el interior de una cueva en el desierto, nosotros también podemos.
Tiene esperanza en el futuro (vv. 8-9). Espera con ansias el momento en que una vez más se reunirá con el pueblo de Dios para adorar, y en última instancia, cuando la tierra se llene de alabanzas a Dios.
Las sombras pasarán. Dios no.
Hace años, Amy Carmichael (1867-1951) observó:
“Creo que uno de los recursos favoritos del diablo es tratar de hacernos reflexionar sobre la dureza de las cosas en general, y hacernos sentir como si siempre serán de esta manera. Pero no es así. Son sombras que pasan”.
Esta “sombra” pasará. Así que no perdamos la esperanza. Sigamos adelante, descansando en la verdad, y respondiendo en fe sabiendo que nuestro Dios siempre ha obrado y obrará todo para nuestro bien y para su gloria.