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Nota del editor: 

Este artículo representa la postura del autor, y no necesariamente los miembros del concilio de TGC comparten todo lo expresado anteriormente.

La historia: los líderes palestinos pidieron un “día de furor” en Cisjordania el viernes, 25 de julio, después de que una escuela en Gaza que era utilizada como refugio de las Naciones Unidas fuera devastada. El gobierno palestino reclama que la huelga resultó en 16 personas muertas y más de 200 heridas. El viernes marcó el 18º día consecutivo de violencia entre los israelíes y militantes de Hamas en el Medio Oriente, una ola de conflicto aparentemente insoluble que ya ha cobrado más de 800 vidas (en su mayoría civiles).

Mientras tanto, miles de cristianos evangélicos se reunieron en Washington, D.C., para la cumbre de la semana pasada: Cristianos Unidos por Israel (CUPI). “Cuando te pones en contra de Israel has perdido tu brújula moral”, dijo el fundador John Hagee a la multitud reunida. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu (en un mensaje de vídeo grabado) y el embajador israelí en Estados Unidos, Ron Dermer también hablaron en la cumbre. Con casi 1.750.000 miembros, CUPI afirma ser la mayor organización pro-Israel en los Estados Unidos.

Este tipo de acontecimientos en el Oriente Medio y en los Estados Unidos plantean preguntas típicas y vitales. ¿Posee Israel un “derecho divino” a la Tierra Prometida? ¿Qué es eso de “Tierra Prometida”? El interminable conflicto palestino-israelí ha estado siempre cargado de significado bíblico; después de todo, Israel no apodó la anterior campaña anti-Hamas “Operación Pilar de Nube” por nada.

El trasfondo: Hace diez años, John Piper, entonces pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, dió un sermón de Romanos 11:25-32 titulado “Israel, Palestina y el Medio Oriente”. En él, se ofrecieron siete principios relativos a la cuestión del tema siempre controversial de “la Tierra”:

  1. Dios escogió a Israel de todos los pueblos del mundo para ser su propia posesión.
  2. La Tierra era parte de la herencia que le prometió a Abraham y a su descendencia para siempre.
  3. Las promesas hechas a Abraham, incluyendo la promesa de la Tierra, se heredan como un regalo eterno solo por el verdadero Israel espiritual, no por el desobediente, incrédulo Israel.
  4. Jesucristo ha venido al mundo como el Mesías judío, y su propio pueblo lo rechazó y rompió el pacto con su Dios.
  5. Por lo tanto, el secular estado de Israel hoy en día no puede reclamar un derecho divino a la Tierra, pero ellos y nosotros debemos buscar una solución pacífica no en base a derechos divinos presentes, sino en principios internacionales de justicia, misericordia y viabilidad práctica.
  6. Por la fe en Jesucristo, el Mesías judío, los gentiles se convierten en herederos de la promesa de Abraham, incluyendo la promesa de la Tierra.
  7. Por último, esta herencia del pueblo de Cristo ocurrirá en la segunda venida de Cristo para establecer su reino, no antes; y hasta entonces, los cristianos no debemos tomar las armas para reclamar nuestra herencia, sino dar la vida para compartir nuestra herencia con todos los que podamos.

Por qué es importante: Independientemente de dónde aterrices teológica o políticamente, los acontecimientos de las últimas tres semanas marcan otro desarrollo inquietante de la saga entre israelíes y palestinos. Esta es una excelente oportunidad para orar. Ore por los israelíes, portadores de la imagen de Dios, para que ellos escudriñen las Escrituras y encuentren vida en el Salvador (Juan 5:39-40, 46). Para que descubran que el punto de encuentro entre Dios y el hombre ya no es un lugar, ya sea el templo reconstruido o hectáreas geográficas, sino una Persona resucitada y reinante y pronta a regresar (Juan 4:21-26).

Oren también por los palestinos, portadores de la imagen de Dios, para que vayan en masa a Jesús el Rey. Oremos especialmente por nuestros hermanos y hermanas palestinos en la fe; después de todo, hay mucho más cristianos palestinos en el Medio Oriente que lo que los titulares de las noticias suponen.

Que el Príncipe de Paz revele lo que está oculto (Lucas 19:41-42) y traiga eterna shalom (paz) a una Tierra que mana sangre y odio en donde se encuentra poca leche y miel.

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