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Nota del editor: 

Este artículo es un fragmento adaptado del libro Diccionario conciso de términos teológicos, escrito por Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson (B&H Español, 2022).

Imago Dei es una frase latina que significa «imagen de Dios» y se refiere a que Dios creó a Adán y Eva para que sean como Él de alguna manera.

Tres posturas han prevalecido en la historia de la Iglesia sobre esta imagen o semejanza (ambas palabras son sinónimas).

Las posturas sustantivas o estructurales prevalecieron hasta la Ilustración. Tales posturas entienden la imagen como localizada en nuestra composición como seres humanos, en lugar de estar en roles o relaciones. Los proponentes señalan que la razón nos separa de los animales.

La postura funcional de la imagen es más reciente. Observa a la imagen de Dios como que está formada por nuestros papeles, no en nuestro ser. Los defensores señalan que Dios da a Adán y Eva dominio sobre las otras criaturas. Mientras ejercemos el dominio, estamos siendo imagen de Dios.

La postura relacional de la imagen también es reciente. Dice que la imagen de Dios se encuentra en nuestras relaciones, no en nuestro ser o roles. Somos imagen de Dios al relacionarnos con Él, con otros seres humanos y con la creación. Esta postura tiene al amor como la expresión principal de la imagen.

En resumen, hay cinco aspectos clave de la imagen.

1) La imagen tiene aspectos sustantivos, funcionales y relacionales. Dios creó a Adán y Eva para ser como Él en su composición. Los hizo rectos y con conocimiento para hacer su voluntad (Ef 4:22–24; Col 3:9–10). Dios también dio dominio a Adán y Eva sobre la creación (Gn 1:26–28). También debían relacionarse con Dios, los otros humanos y la creación de maneras que complazcan a Dios.

2) De manera sustantiva, Jesús es la imagen de Dios y en su encarnación modela perfectamente la imagen de Dios (2 Co 4:4; Col 1:15). Jesús es también la meta final para su pueblo, quienes algún día se conformarán a su imagen en inmortalidad y gloria (Ro 8:29; 1 Co 15:49).

3) Dios hizo a Adán y Eva a su imagen original en la creación. Después de la caída, la imagen se dañó, pero no se borró por completo (Gn 9:6; Stg 3:9). Cuando las personas vienen a Cristo, Dios comienza un proceso, que dura toda la vida, de restauración a su imagen (Col 3:10). La imagen se perfeccionará solo en el estado eterno (1 Co 15:49).

4) La imagen abarca las relaciones con Dios, los semejantes y la creación.

5) Dios creó a Adán y a Eva en su imagen de seres holísticos, hechos de cuerpos y almas.

La imagen perfeccionada involucrará a seres humanos resucitados, unidos en cuerpo y alma, sirviendo a la Trinidad en la tierra nueva (Ap 21:1-3).

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