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La hospitalidad es un arte olvidado. También tiene una historia bíblica perdida. Podemos recuperar el arte de la hospitalidad por la comprensión de lo que es y discernir cómo el evangelio cambia nuestras nociones acerca de la hospitalidad. En general, la hospitalidad consiste en tratar a los extranjeros como iguales, creando un espacio donde puedan ser protegidos, provistos y atendidos, para entonces asistirles y guiarles a su próximo destino. Veamos cómo esto se muestra en las Escrituras.

El origen de la hospitalidad

Hay una gran cantidad de historia a considerar en la comprensión del acto o arte de la hospitalidad, pero todo se remonta al principio. En Génesis 1-2, discernimos el primer acto hospitalario de Dios. Considera lo que Dios hizo cuando creó el mundo y al jardín del Edén para que la humanidad viviera en ella. Él le dio a Adán y Eva todo lo que necesitaban para que disfrutaran de la vida tranquilamente mientras hacían la obra para la cual Él los creó. Él les dio espacio para existir, para disfrutar de la creación, y para disfrutar uno del otro y tener comunión con Él. Les fue dado tanto el espacio como la capacidad de crear, de trabajar y de ejercer autoridad, con todos los recursos necesarios que ellos requerían.

Israel: Gente hospitalaria de Dios

Considere los mandamientos de Dios para su pueblo con relación a la hospitalidad con los extranjeros (Lev. 19:9-10, 33-34; Deut. 10:18-19).A través de Abraham y Sarah, Dios creó una nueva nación – un pueblo bendecido para ser bendición para todas las naciones. Él les dio todos los recursos y capacidades para ejercer la hospitalidad con los extranjeros, los huérfanos y las viudas. Similar a la experiencia del Jardín, Israel ofreció a su gente un lugar de refugio donde otros pudieran descansar y recibir todo lo que necesitaban, habilitándolos para lo cual Dios los creó. Sin embargo, ahora este descanso llega en medio de un mundo roto y pecador.

Por un lado, piensa en el número de ocasiones en las que Israel fueron los extranjeros entre un pueblo extraño. En algunos casos se encontraron con una recepción hospitalaria (Egipto con José a cargo; los espías y Rahab). En otros casos se vieron tratados como enemigos o esclavos (esclavitud en Egipto; cautividad de Babilonia). Dios los había llamado a ser hospitalarios, pero con frecuencia ellos fallaron al serlo. Después, de recibir hospitalidad esto debió haber sido más claro para ellos.

Dios nos permite experimentar la gracia como receptores a fin de que seamos distribuidores de gracia a los demás

Dios nos permite experimentar la gracia como receptores a fin de que seamos distribuidores de gracia a los demás. Hospitalidad hacia Israel era un ejemplo claro del don gratuito de Dios, una vez más, y debió haber motivado una hospitalidad generosa. Lamentablemente, Israel no pudo entrar en el reposo de Dios a causa de su incredulidad y desobediencia (Heb 4). Así que, no sólo fallaron al no descansar en la obra de Dios, sino que tampoco pudieron ofrecer ese reposo a otras naciones. En todos sus fracasos hospitalarios, necesitaban a uno que descansara plenamente en Dios con el fin de convertirse en un lugar de permanente refugio para los demás.

Redefiniendo la hospitalidad con Jesús

Jesús entró a una cultura moldeada por una variedad de cosmovisiones (El Culto Imperial, Monoteísmo Judío y Filosofía Helenística por nombrar algunos). En esta cultura, el concepto de hospitalidad se basaba en diferentes tradiciones. Primero, la idea de tomar en un extraño hostil o enemigo y tratarlo como si fueras tu mismo. En segundo lugar, la práctica griega de la hospitalidad en la que un extraño que pasa fuera de una casa griega sería invitado dentro de la casa por la familia. El anfitrión lavaba los pies del desconocido y le ofrecía a él / ella comida y vino. Sólo después de que el extraño se sintiera cómodo, el anfitrión podía preguntar su nombre. Esta práctica surgió de la idea de que los dioses estaban entre los hombres, y si fuiste un mal anfitrión para una deidad, sufrirías las consecuencias de la ira de un dios.

Una tercera fuerza de conformación en el concepto de hospitalidad en tiempos de Jesús era el entendimiento hebreo (brevemente considerado en los pasajes anteriores y demostrado también en la historia de Lot y los ángeles- Génesis 19). Jesús entra en este contexto cultural, y llama al cansado a reposar en El, alimenta a los hambrientos, restaura a los quebrantados, come con los pecadores y publicanos, lava los pies de sus discípulos … y en última instancia da su vida para limpiarnos del pecado, lidia con nuestra incredulidad y proporciona un camino y lugar para nosotros descansar. Jesús vive, ama, obedece, obra, muere, y se levanta de nuevo para que podamos encontrar un lugar de reposo, renovación y recreación. Él nos ofrece descanso a fin de enviarnos en nuestro camino para cumplir los propósitos de Dios – rescatados para ofrecer descanso. ¡Jesús nos salvó para ser Su Pueblo Hospitalario!

3 formas en las que la iglesia puede ser hospitalaria

A la luz del Evangelio, podríamos definir la hospitalidad como la creación de un espacio que permite a la gente ser ellos mismos para SER renovados, y para HACER las obras para las cuales Dios les ha salvado. Cuando ejercitamos adecuadamente la hospitalidad, damos la bienvenida a la gente para que sean ellos mismos en el calor de la luz de Cristo, para ser renovados y sean cambiados por la obra de Cristo, y para hacer las obras para las cuales hemos sido creados en Cristo.

Para estar descansados

En un mundo roto, dañado y enfermo por los efectos del pecado, la gente necesita el espacio para descansar. Es por esto que Jesús llamaba a las personas que estaban cansadas ​​y cargadas a venir a él. Él daría descanso a sus almas cansadas. Jesús nos llama a descansar en Su obra en nuestro nombre para que podamos ser un pueblo en reposo que proveen santuarios de descanso para los demás.

Antes de la caída, Adán y Eva estaban desnudos y sin vergüenza. Dios había creado un lugar e hizo espacio para que puedan ser ellos mismos sin cubrimientos o fachadas. Si estamos en Cristo, estamos vestidos con Su justicia. No necesitamos ocultarnos o cubrirnos. Una de las formas en las que creamos espacio para que la gente experimente y lleguen a entender el evangelio es mediante la creación de espacios para que las personas revelen su verdadero yo y ver que son amados sin importar las “arrugas y cicatrices” del pecado. ¿Cómo creamos el espacio para que las personas puedan ser ellas verdaderamente?

Ser Renovados

El evangelio no es sólo acerca de amar y perdonar a los pecadores. También se trata de la restauración de gente quebrantada y dañada en personas sanadas y completas que crecen para convertirse en imitadores de Jesucristo – portadores de la imagen restaurada de Dios. Jesús creó el espacio para que la gente sea y se conviertan en tales imitadores (Piensa en María, Pedro, Tomás, la mujer en el pozo, el ciego, el paralítico). Hospitalidad en el contexto evangélico implica crear espacio para que las personas se den a conocer, para ser reales, para ser amadas, y en última instancia para ser guiados con la ayuda del Espíritu Santo hacia la sanidad y plenitud a través de la obra y la persona de Jesucristo. ¿Cómo creamos un espacio para que las personas sean guiadas hacia la sanidad y plenitud?

Hacer Obras

El Evangelio se mueve desde quién es Dios y lo que Cristo ha hecho en nuestro nombre hacia las obras para las cuales Él nos creó (Ver Efesios 2: 8-10).

Este es el resultado de la hospitalidad del evangelio de Jesús. Él se colocó en el mismo nivel que su enemigo – convirtiéndose en humano. Se convirtió en nuestro servidor – hasta el punto de morir. Pasó todo lo que tenía que pasar para limpiarnos – al convertirse en nuestro pecado y darnos su justicia (2 Cor 5:21).Entonces Él nos envió su Espíritu para darnos el poder para hacer buenas obras por amor a Él para que otros puedan ser recibidos en la familia. Cuando nos involucramos en la hospitalidad evangélica, estamos regularmente preguntándonos esto:

¿Cómo creamos el espacio para que el extranjero pueda descansar, ser restaurado, sanado y preparado en Jesucristo para la obra que Dios les ha llamado a hacer?

¿Te unirás a la rica historia de proporcionar descanso a fin de extender el descanso de Dios? Recuerda, todo lo que Él te ha llamado a hacer ya lo ha hecho por ti en Cristo Jesús. Tienes todo lo necesario para ofrecer hospitalidad evangélica a extraños, amigos, e incluso enemigos que te rodean.


Publicado originalmente en We are Soma. Traducido por Alicia Ferreira.
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