“En cuanto a mí, mis pies estuvieron a punto de tropezar, casi resbalaron mis pasos”, Salmos 73:2.
El salmista empieza reconociendo a Dios como bueno, especialmente con los limpios de corazón. Sin embargo debe reconocer que él no se puede incluir en este grupo. Y es que cuando empieza a considerar sus circunstancias, especialmente en comparación a la prosperidad, altivez y arrogancia de los impíos, él ve cómo su propio corazón se endurece.
El salmista es afectado al ver la condición de aparente bendición de aquellos que no tratan, como él, de reconocer a Dios y esforzarse en seguir Sus caminos (Salmos 73:14).
Vemos como esto le lleva hasta el punto de considerar decir, “Ciertamente en vano he guardado puro mi corazón Y lavado mis manos en inocencia” (Salmos 73:13). Reconoce que todo el proceso de sacrificios por el que ha tenido que pasar para pagar por sus pecados no le ha traído ningún beneficio funcional a su vida. Como nosotros, lo vemos luchando tratando de entender a Dios (Salmos 73:16), y aun ser afectado emocionalmente como resultado de esto (Salmos 73:21).
Sin embargo, no es hasta que él entra en el santuario que su perspectiva cambia. Por obra y gracia de Dios, él puede reconocer la verdadera condición de su propio corazón y arrepentirse. Y es que Dios ahora le permite ver que en verdad estas aparentes bendiciones, son en realidad ídolos que esclavizan y aplastan.
Pero también, como evidencia de Su gracia, él puede reconocer que es Dios quien ha estado guiando sus pasos, Quien no permitió que cayera, y Quien le llevará sano y salvo a Su presencia “de la mano” (Salmos 73:23). Y aún más, funcionalmente él puede darse cuenta de la bendición de ser Suyo y experimentar la libertad en su corazón de los afanes de este mundo al ser saciado en su alma de la presencia misma de Dios (Salmos 73:25-26). Aunque las circunstancias externas no cambien, él tiene algo, o más bien, a Alguien mejor.
El salmista termina diciendo que sí, ellos pueden prosperar y no ver las consecuencias de sus malas acciones, “Pero para mí, estar cerca de Dios es mi bien” (Salmos 73:28).
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.