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¿Cuál debe ser el estilo musical de la iglesia? Una perspectiva desde la estrategia divina

Nota del editor: 

Para leer más reflexiones y perspectivas sobre distintos aspectos de la adoración en la vida de la iglesia, te invitamos a explorar nuestros recursos sobre el tema.

¿Qué estilo musical deberíamos usar al congregarnos como iglesia local? ¿Deberíamos imitar el estilo del Antiguo Testamento? La cuestión de la música en la iglesia ha causado muchos debates acalorados. De hecho, en Estados Unidos la discusión se conoce como worship wars (guerras de adoración) por el punto al que llegó.

Aunque no deseo entrar en guerra con nadie, me gustaría proponer una respuesta breve a estas preguntas desde lo que entiendo que es una perspectiva bíblica que ayuda a clarificar la cuestión.

El estilo musical del Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento (AT) encontramos una cantidad extensa de leyes que definen con precisión cómo debía ser la cultura de Israel. Cuando escribo cultura, me refiero a las expresiones visibles de sus creencias invisibles. Dios definió con precisión las maneras en que Su pueblo debía vestir, comer, edificar y realizar sus actividades cotidianas. Esto incluyó el uso de la música.

Dios dio instrucciones a Moisés sobre los instrumentos que debían elaborar para la alabanza de Su nombre y, al definir los instrumentos, de alguna manera también estaba definiendo el estilo de música. Los versículos que describen esos instrumentos son demasiados para mencionarlos todos, pero tomaré un ejemplo. Dios ordenó al pueblo: «Entonces tocarás fuertemente el cuerno de carnero el décimo día del séptimo mes; en el día de la expiación ustedes tocarán el cuerno por toda la tierra» (Lv 25:9). Este cuerno de carnero es el shofar, una trompeta que produce un sonido fuerte y sin muchas posibilidades melódicas. Debido a esto, creo que se puede concluir que el estilo de música para esta fiesta sería más inclinado al ritmo que a la melodía. Aunque el shofar producía un sonido de alarma o anuncio, ayuda a ilustrar cómo un instrumento ordenado por Dios definía en gran medida el estilo musical de la ocasión.

El Israel étnico debía ser una fuerza centrípeta; la iglesia, una fuerza centrífuga

Incluso si algunos de los instrumentos musicales que usaba Israel quizás resulten similares a los que usaban sus vecinos, podemos decir que, en general, el pueblo de Israel no debía copiar de las otras naciones en sus expresiones culturales (escultura, pintura, arquitectura, música, artes culinarios, etc.). No se podían vestir cómo ellas, ni comer como ellas, ni construir sus casas como ellas, ni sonar como ellas. Las expresiones culturales de Israel estaban definidas por el libro sagrado de leyes que Dios les había dado.

El impacto de Jesús

Cuando llegamos al Nuevo Testamento (NT), no encontramos esta dinámica restrictiva para el pueblo de Dios. Para entender lo que está sucediendo, debemos meditar en el impacto cultural que Jesús trajo con Su enseñanza y ministerio. Muchas veces pasamos por alto este impacto porque no ponemos una «atención artística» al texto. 

Imagina que eres algo así como un chef profesional en la época del ministerio de los apóstoles (Hechos). Quizá, el cocinero de alguna familia rica en Jerusalén. Ahora, imagina que toda la casa se convierte al cristianismo. La fe en Jesús es capaz de cambiar por completo muchas de tus tareas diarias.

¡Por primera vez en tu vida podrías expresar tu creatividad cocinando una excelente pata de cerdo! Aunque es muy poco probable que en aquella época un judío hubiera hecho algo así, esta libertad cristiana para hacerlo es parte del impacto cultural que trajo Jesús. Desde Su vida, muerte y resurrección en adelante, no vemos ningún mandamiento restrictivo en el NT sobre cómo debemos vestirnos, o construir nuestras casas, ni ninguna otra actividad de la vida diaria. Más bien, nos encontramos con principios generales que guían la libertad del creyente y establecen sus límites legítimos.

El estilo musical del Nuevo Testamento

Volviendo a nuestro tema sobre el estilo musical, en el NT encontramos principios para la adoración congregacional. Por ejemplo, Santiago escribe: «¿Sufre alguien entre ustedes? Que haga oración. ¿Está alguien alegre? Que cante alabanzas» (Stg 5:13).

También el apóstol Pablo nos anima: «Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor. Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre» (Ef 5:19-20; cp Col 3:16). 

La iglesia va por todas las naciones levantando a Jesús, para que sean atraídas por Su obediencia, santidad y sacrificio

Me parece que este pasaje abre la posibilidad a la variedad en el canto cuando se refiere a «salmos, himnos y canciones espirituales». Mucho se ha debatido si estos términos se refieren a estilos particulares, y hay quienes proponen cómo sería cada uno. Sin embargo, creo que el punto de Pablo es la variedad de estilos. Además, el énfasis del apóstol parece estar más en la calidad de la letra, que en el estilo de música.

Pienso que se pueden extraer, al menos, dos principios sobre el estilo de música en la iglesia a partir de estos textos: (1) Debe ser un estilo cantable. Hay estilos de música que no son apropiados para el canto. Por ejemplo, difícilmente se puedan poner palabras a las melodías de Estudios, de Chopin. (2) El canto debe ser congregacional. El pasaje de Efesios implica que los diferentes miembros de la congregación puedan escucharse los unos a los otros («entre ustedes», v. 19).

Según la perspectiva que presento, es difícil que aparte de estos principios podamos encontrar en el NT alguna otra directriz sobre el estilo musical de la iglesia.

Cambio de estrategia

Ahora bien, ¿por qué se produce este cambio en las directrices musicales entre el AT y el NT? Desde mi postura en este tema, la respuesta es sencilla: porque también cambia la estrategia del pueblo de Dios para alcanzar a las naciones. 

En el AT, el pueblo de Dios estaba llamado a atraer a las naciones mediante su obediencia y prosperidad, al vivir bajo las leyes de Dios (Dt 28:1-2, 9-10). Un ejemplo de cuando esto sucedió podría ser la historia de la reina de Sabá (2 Cr 9:1-9), quien viajó desde lejos para comprobar lo que se decía sobre el rey de Israel. La reina quedó asombrada por la sabiduría y grandeza de Salomón (vv. 3-4) y concluyó su visita alabando a Dios (v. 8). Esta era la misión de Israel en el AT, atraer a las demás naciones.

El cambio de estrategia en el NT queda claro en la misión que Jesús encomendó a Sus discípulos: «Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones» (Mt 28:19a). Los discípulos no tenían que quedarse en Jerusalén, sino ir por todo el mundo. El Israel étnico debía ser una fuerza centrípeta; la iglesia, una fuerza centrífuga. La iglesia va por todas las naciones anunciando a Jesús, para que sean atraídas por Su obediencia, santidad y sacrificio.

Dios dio principios eternos que se sobreponen a tiempos y culturas, para que la verdad poderosa del evangelio pueda ser exaltada de mil maneras diferentes

Entiendo que es por eso que no encontramos muchos mandamientos estrictamente culturales en el NT, como sí los había en el AT. Dios nos ha dado cierta «flexibilidad cultural» para adoptar características sanas del contexto en que vivimos, con el propósito de cumplir nuestra misión de predicar el evangelio. Como escribió el apóstol Pablo: «A todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos. Y todo lo hago por amor del evangelio, para ser partícipe de él» (1 Co 9:22b-23).

Conclusión 

Los principios bíblicos generales del NT establecen ciertos elementos que deben estar presentes en la adoración de la iglesia: oración, lectura de la Palabra, canto congregacional y predicación. Pero como algunos de los puritanos lo dijeron: «Dios define los elementos [en la Escritura] pero no las circunstancias». Respecto al estilo musical, tenemos libertad de tomar elementos de la cultura que nos rodea con tal de acercar el evangelio a las personas a nuestro alrededor, siempre que lo hagamos orando a Dios por sabiduría al respecto y con mucho discernimiento.

Entonces, ¿qué estilo musical debe utilizar la iglesia? Según la postura que expuse aquí de manera muy breve, en Buenos Aires, se puede usar el estilo musical de Buenos Aires; en Bogotá, el de Bogotá; en Madrid, el de Madrid; y en Monterrey, el de Monterrey. Además, los estilos pueden variar a lo largo de la historia, según los parámetros musicales de cada época. ¡Pero incluso más! En Nueva York los creyentes pueden usar música cubana con la intención de recordar a sus hermanos caribeños, y en Lima pueden adaptar música oriental para recordar a sus hermanos chinos. También podemos cantar canciones de hace un siglo atrás para recordar nuestra unión en Cristo con nuestros antecesores en la fe, sobre cuyos hombros estamos montados.

Esta estrategia de Dios me parece hermosa y sabia. Él dio principios eternos que se sobreponen a tiempos y culturas, para que la verdad poderosa del evangelio sea exaltada de mil maneras diferentes. Es una estrategia que da lugar a la creatividad que nos dio como portadores de Su imagen. Una estrategia que refleja preocupación por llevar el evangelio a toda ciudad, tribu y nación, para la gloria de Dios.

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