×

«Arbeit macht frei» es una frase alemana que significa literalmente: «El trabajo hace libre» o «El trabajo libera», la cual se usó como inscripción en las puertas de los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Esa frase se considera como un eslogan que hacía escarnio de los millones de víctimas sometidas a un trato inhumano, muchas de las cuales terminaron asesinadas.

Mientras esto pasaba en los campos de concentración, hubo una familia holandesa de creyentes que ayudaba a los necesitados y se organizó para salvar a muchos judíos de una muerte segura en manos de los nazis y mostrarles que la verdadera libertad está en Cristo. Esta historia es relatada en el libro En busca de la esperanza: El refugio de Corrie ten Boom (B&H Español, 2025), del escritor Mario Escobar, quien tuvo la gentileza de contarnos más detalles de su contenido.

¿Quién fue Corrie ten Boom y por qué los lectores de esta entrevista deberían leer su historia?

Corrie ten Boom fue una mujer que vivía en Haarlem, Holanda, en los años treinta. Corrie pertenecía a una largo linaje de relojeros, cuya tienda estaba debajo de la casa familiar, donde vivía con su padre Casper y su hermana Betsie. De hecho, Corrie fue la primera mujer en licenciarse como relojera en los Países Bajos.

Cuando los nazis ocuparon su país, ella y su familia comenzaron a ayudar a judíos y otras personas que escapaban de los nazis. Para ello crearon una habitación secreta. Lograron ayudar a varias decenas de personas hasta que fueron descubiertas por los nazis. El precio que pagó la familia fue muy alto, pero Corrie dedicó el resto de su vida a mantener viva la memoria de la guerra y las personas que la padecieron.

Esta es una historia que fue muy conocida hace unos treinta o cuarenta años, pero que las nuevas generaciones deben recordar. Vivimos en una época de odio al diferente, antisemitismo y xenofobia.

La literatura puede ser como una vacuna contra el mal. Nos ayuda a empatizar con los personajes, ponernos en su piel y ser capaces de entender a otras culturas. En estos momentos, podemos caer en los mismos errores de principios del siglo XX, pero los libros son como una especie de advertencia del peligro que suponen los populismos de cualquier rasgo ideológico.

Como en los años treinta, la política de hoy se está convirtiendo en una religión: ya no se ve al otro como contrincante, sino como enemigo y esto es muy peligroso.

¿Qué puedes decirnos del hecho de que la familia de los ten Boom ya ayudaba a personas necesitadas antes de la crisis que trajo la Segunda Guerra Mundial?

El hecho de que la familia ayudase a personas necesitadas nos habla de sus valores. Dios nos ha creado con un propósito y una misión específica. El mayor mandamiento es amar al Señor tu Dios con todas tus fuerzas y toda tu alma, el segundo es amar al prójimo como a uno mismo (Mt 22:37-40). No podemos decir que amamos a Dios y despreciar a las personas que nos rodean. La gran lección de la Biblia es que el que diga que ama a Dios debe amar también a su prójimo.

¿Qué reflexiones trajo a tu mente la escena narrada en el libro, en la que un pastor ordenado se negó a ayudar a esconder de los nazis a una madre y a su pequeño hijo?

A veces no estamos a la altura de nuestra fe. Dios no nos manda a cumplir leyes injustas. Hitler llegó al poder de forma legal, pero tanto él como sus leyes eran inmorales, estaban en desacuerdo con las leyes de la naturaleza y de Dios.

En muchas ocasiones, cuando nos enfrentamos al martirio o la cárcel por nuestra fe, podemos llegar a negar a Cristo. Él es el único que puede darnos las fuerzas necesarias para obedecerle.

Esta historia me recuerda a la parábola del buen samaritano: la persona excluida fue la que terminó ayudando al que necesitaba. No lo hizo ni el sacerdote ni el escriba. Que nuestras actividades religiosas no nos hagan olvidar el verdadero significado del evangelio.

¿Cómo resumirías la manera en que Corrie ten Boom, su familia y amigos nos enseñan a vivir según el evangelio en tiempos de crisis severas?

La familia Boom nos da una profunda lección de vida. Supieron vivir fieles a su fe y ayudar a los que más lo necesitaban. La Biblia dice que el que quiere guardar su vida la perderá, pero el que la pierde por causa del evangelio la ganará (Mt 16:25-26).

Vivimos en una sociedad que solo quiere triunfar y ganar. Dios nos llama a perder para el reino de Dios. Nos ordena que al que nos pida le demos, aunque esa personas no lo merezca. Dios no nos ha nombrado jueces, nos ha tratado con misericordia para que nosotros actuemos de la misma manera con los que están perdidos.

No podemos ganarnos el favor de Dios. Gozamos de Su gracia por la muerte de Cristo en la cruz y nos anima a seguir Sus huellas. Vivir como ciudadanos del reino de Dios y no del mundo implica poner los ojos en las cosas que hay al otro lado de la eternidad (Col 3:2).

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando