¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×
Nota del editor: 

Este un fragmento adaptado del libro ¡Quiero Cambiar! (B&H Español, 2020), por Justin Burkholder.

¿En qué consiste la Vida y cómo logramos tenerla? Al hacer esta pregunta, pongo vida en mayúscula porque me refiero a algo específico. Nosotros no queremos simplemente poder respirar. Más bien, todos tenemos un ideal de cómo debería lucir nuestra vida. A esto me refiero con Vida.

Es importante que evaluemos qué es lo que realmente nos puede dar Vida. Si las dietas pueden, o el éxito, entonces deberíamos invertir todos nuestros recursos y toda nuestra energía en ello. Pero si no, tenemos que buscar en otro lugar. C. S. Lewis comenta al respecto:

“Si encuentro en mí mismo un deseo que nada de este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que fui hecho para otro mundo. Si ninguno de mis placeres terrenales lo satisface, eso no demuestra que el universo es un fraude. Probablemente los placeres terrenales nunca estuvieron destinados a satisfacerlos, sino solo a excitarlos, a sugerir lo auténtico”.

Quizás la razón por la cual creemos en falsos evangelios es precisamente por lo que dice Lewis: sugieren lo auténtico. No son lo auténtico, no pueden realmente darnos Vida, pero la sensación que nos dan por unos momentos se parecen a la Vida e implícitamente sugieren que esa Vida sí es posible.

A menudo pensamos que lo que estamos buscando para ser felices o completos es una cosa o una idea, pero ¿qué tal si lo que nos falta es el conocimiento de una persona?

No tenemos que buscar mucho en la Biblia para captar lo que nos dice acerca de este concepto. Cristo mismo dice en Juan 14:6: “… Yo soy el camino, la verdad, y la Vida…”.  En otro pasaje, unos capítulos más adelante, Cristo comenta: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn.17:3).

La Vida, tal y como la define la Biblia, se resume en conocer a Dios

Vida, tal y como la define la Biblia, se resume en conocer a Dios. La Vida no se logra con cambios superficiales, ni se logra con cambios psicológicos, ni se logra con cambios de conducta. La Vida es una relación con el único Dios verdadero que comienza en nuestro corazón, el cual influye en nuestra conducta. Y tal vez cuando escuchas esto piensas: ¿En serio? ¿La Vida es conocer a Dios?

No hay nada más en o fuera de este universo que pueda realmente saciar el corazón humano. Todo lo demás que te promete Vida solo será una copia falsa de lo que es verdadero. Eso no quiere decir que menospreciamos lo bello de este mundo, sino que no ponemos nuestra esperanza en lo bello de este mundo para darnos Vida.

¿Cómo logramos tener Vida?

Si anhelamos Vida, y esta consiste en conocer a Dios, entonces, ¿cómo logramos tenerla? O ¿qué es lo que nos impide adquirirla? La Biblia nos relata la historia de Adán y Eva, quienes en el principio tenían Vida, y la tenían en abundancia. Dios sopló en Adán, y Adán vivía en perfecta intimidad con Dios. Fuimos creados para vivir en perfecta intimidad con Dios, vivir bajo Su presencia perfecta para siempre.

Sin embargo, para Adán y Eva no era suficiente estar en perfecta intimidad con Dios, ellos querían ser como Dios. Y Pablo nos relata en Romanos 1 que lo que ha sucedido con los seres humanos es que hemos reemplazado a Dios con la misma creación. Como mencioné, caemos en la trampa de poner nuestra esperanza en lo bello de este mundo, creemos que eso nos dará Vida, en vez de poner nuestra esperanza en el dador de la Vida. En otras palabras, creemos que podemos tener Vida sin Dios. Creemos que podemos tener Vida en abundancia solo con las cosas que Dios creó.

La muerte en la Biblia tiene más que ver con nuestra relación con Dios que con nuestra relación con el oxígeno y el palpitar de nuestro corazón

Y a ese momento, cuando Adán y Eva decidieron que no necesitaban a Dios, que podían ser mejores dioses, se le llama caída. Ese momento es el que nos condenó a todos. Todos nosotros hemos tomado la misma decisión que Adán y Eva. A esto la Biblia llama pecado. El pecado en sí no es tan solo hacer las cosas que la Biblia prohíbe, sino que es rendir nuestra adoración y poner toda nuestra esperanza en aquello que no es Dios.

Dios fue muy claro con Adán y Eva cuando decidieron vivir sin Él al comer del fruto del árbol. Lo que ellos iban a cosechar era la muerte (Gn. 3:19). En un sentido, Dios sí se refería a dejar de respirar, pero lo interesante es que ni Adán ni Eva cayeron muertos al comer del fruto. Siguieron viviendo sin darse cuenta que habían perdido la Vida. La muerte en la Biblia tiene más que ver con nuestra relación con Dios de lo que tiene que ver con nuestra relación con el oxígeno y el palpitar de nuestro corazón. La muerte final es estar separado de Dios por completo.

Cuando Adán y Eva pecaron, ellos perdieron el acceso perfecto a la presencia de Dios. Precisamente por esto Dios les prohíbe entrar al huerto. Si recuerdas, en Génesis 3:8, cuando Dios baja para hablar con Adán y Eva, ellos se esconden. Y al perder acceso perfecto a la presencia de Dios, al encontrarnos no como sus amigos, sino como sus enemigos, perdimos todo lo que nos daba verdadera Vida. Y no solo eso. Ser enemigos de Dios nos ha llevado a toda la maldad que vemos en el mundo. El bien procede de Dios. Por lo tanto, a los humanos que tienen corazones alejados de Dios les será difícil tener una conducta buena.

El verdadero evangelio

El evangelio realmente nos trae Vida porque restaura lo que se perdió en el Edén: nos da una vez más acceso perfecto a la presencia de Dios

Comparado a los falsos evangelios, el evangelio de Jesucristo realmente nos trae Vida. Nos trae Vida porque restaura lo que se perdió en el huerto del Edén: nos da una vez más acceso perfecto a la presencia de Dios. Toma un momento para leer esa oración de nuevo. Tú puedes tener acceso perfecto a la presencia de Dios. La razón precisa por la que fuiste diseñado… tú la puedes tener. Puedes conocer a Dios, puedes estar con Dios. ¡Estas son las mejores noticias del mundo!

Nos dice Pablo en 2 Corintios 5:18: “Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió con Él mismo por medio de Cristo…”. Lo que Dios hizo en Cristo fue proveer una manera para expiar los pecados que cometemos contra Él con el fin de que nosotros podamos estar con Él. Dios provee una manera en la que podemos cambiar desde lo interior.


Adquiere el libro: Físico | Kindle

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando