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Los cristianos afirmamos que la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamentos, es Palabra de Dios. Creemos que hay algo muy especial sobre este libro que hace que sea inspirado y que sean las mismas palabras de Dios. Sin embargo, hay algo sobre la Biblia que la hace diferente a muchos libros.

La Biblia no es solo un libro, sino una colección de muchos libros. De hecho, el Antiguo Testamento es una colección de treinta y nueve libros y el Nuevo Testamento es una colección de veintisiete libros.

Lo interesante es que fueron escritos por diferentes autores en diferentes épocas, países e idiomas; esto origina preguntas muy diferentes para la Biblia que para otros libros. Por ejemplo, si vas a decir que la Biblia es la Palabra de Dios, ¿por qué son estos libros y no otros? ¿Por qué son solo sesenta y seis libros y esta lista no incluye otros que también circularon en el primer siglo?

Las respuestas a estas preguntas son fundamentales. Los cristianos necesitan responder con claridad por qué creemos que estos libros son los correctos y por qué otros fueron desechados. Para eso, debemos saber cómo se formó el canon a través de la historia de la iglesia.

La palabra «canon» se refiere a la colección de libros en nuestra Biblia. Así que el canon de las Escrituras es la colección de los escritos que son revelación de Dios mismo para nosotros. Hay varios aspectos del canon que debemos observar con atención, los cuales nos ayudarán a comprender su proceso de formación:

1) La iglesia no creó el canon

A veces tenemos la idea de que el liderazgo de la iglesia inventó el canon, lo impuso sobre los cristianos y confirió autoridad a estos libros. Esa no es la manera en que entendemos el origen de la Biblia. El canon es simplemente el resultado del reconocimiento de la iglesia sobre cuáles de los libros del primer siglo son parte de lo que Dios inspiró y entregó a su pueblo.

Así que la iglesia no confirió la autoridad a los libros de la Biblia ni hizo que fueran inspirados. La iglesia no creó un canon, sino que simplemente reaccionó y respondió a lo que Dios ya había hecho cuando dio estos libros a su iglesia por medio de los autores humanos.

2) La iglesia identificó el canon

¿Qué características vio la iglesia en estos libros para saber que eran inspirados de parte de Dios? Varias:

El contenido apostólico de su mensaje

Una de las características esenciales que los primeros líderes cristianos vieron en estos libros es que contenían las enseñanzas de los apóstoles. Recuerda que los apóstoles de Jesús —los doce originales, más Pablo— fueron los maestros autorizados y activos durante el periodo conocido como el cristianismo primitivo.

Es posible rastrear de alguna manera la enseñanza de algún apóstol en cada uno de los libros del Nuevo Testamento. La iglesia reconoció que la enseñanza y autoridad activa de los apóstoles estaban en estos libros y, por lo tanto, eran los libros que Dios estaba comisionando. 

El elemento sobrenatural en su mensaje

La otra forma en que la iglesia reconoció que estos libros eran de parte de Dios es porque al leerlos reconocieron la voz autoritativa de Dios en ellos. Se trata de un elemento sobrenatural que requiere discernimiento espiritual. Como afirma la Escritura misma:

Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente (1 Co 2:14).

Pero cuando Él, el Espíritu de verdad venga, los guiará a toda la verdad, porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y les hará saber lo que habrá de venir (Jn 16:13).

Creemos que el Espíritu Santo inspiró estos libros y ha edificado a la Iglesia por medio de ellos (2 P 1:21). Así que la iglesia puede escuchar claramente la voz de su Señor en estos libros. Jesús habla de esto: es como cuando las ovejas reconocen la voz de su pastor (Jn 10:27-28). Así es con los libros del canon. Ellos exhiben características divinas que solo Dios puede proveer. Los cristianos llenos del Espíritu Santo pueden entender que estos libros vienen de Él.

3) La iglesia acepta los libros canónicos

Algo que debe animarte es que la iglesia se ha reunido en torno a estos libros por generaciones. Por siglos, los creyentes han reconocido que estos son los libros que vienen de los portavoces autorizados por Dios y que estos son los libros en donde reconocemos el obrar del Espíritu de Dios.

Debe animarnos el hecho de que estos son libros que pertenecen a la Biblia, los cuales son verdaderamente inspirados por el Espíritu de Dios: «pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios» (2 P 1:21).


Esta es una transcripción adaptada de una entrevista con el doctor Michael J. Kruger.
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