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Nota del editor: 

El pastor John Piper recibe preguntas de algunos de sus oyentes de su programa Ask Pastor John. A continuación está su respuesta a una de esas preguntas.

Hoy tenemos una pregunta que nos hace reflexionar sobre el abandono de la fe. ¿Cómo se percibe el naufragar en la fe? ¿Cuáles son algunos ejemplos personales de fracaso en la fe? ¿Por qué ocurre? ¿Cómo las personas naufragan en su fe?

Es un tema álgido y una pregunta habitual en la bandeja de entrada, representada bien por esta pregunta de un oyente llamado Andrés. 

«¡Hola, pastor John! Gracias por el podcast. El apóstol Pablo habla de «algunos» que “naufragaron en lo que toca a la fe” (1 Ti 1:19). En el siguiente versículo, Pablo señala a Himeneo y Alejandro, quienes parecen haber sido cristianos profesantes anteriormente. Según 1 Timoteo 1:20, ¿qué hicieron? ¿Cómo las personas naufragan su fe hoy en día?»


Jesús, Pablo, Pedro y el escritor a los Hebreos —todos ellos— describen a personas que tienen un comienzo aparentemente bueno en la vida cristiana y luego rechazan lo que una vez afirmaron creer. A veces, esta primera condición, este primer estado, se llama «fe» y luego queda demostrado que no era una fe real. La fe sin obras es muerta. Podría llamarse «fe muerta», diría Santiago (Stg 2:17). A veces, se le llama «conocer el camino de la justicia» y luego abandonarlo (2 P 2:21). Pero al final, el Nuevo Testamento enseña que es posible tener un comienzo en la vida cristiana, tal vez un comienzo muy largo, y luego desecharlo y perderse.

El Nuevo Testamento enseña que es posible tener un comienzo en la vida cristiana, tal vez un comienzo muy largo, y luego desecharlo y perderse

No es que Dios pierda jamás a alguno de Sus hijos o a alguno de Sus elegidos. Él los guarda (1 Co 1:9, 1 Ts 5:24, Fil 1:6 y Ro 8:30). De hecho, esto es lo que dice Romanos: «A los que predestinó, a esos también llamó. A los que llamó, a esos también justificó. A los que justificó, a esos también glorificó» (Ro 8:30). Ninguno de los que Dios predestina, llama y justifica se perderá jamás. Él guarda a los que llama. Eso es lo que enseñan esos versículos.

5 maneras de naufragar en la fe

En primer lugar, vemos que Jesús dijo en la parábola del sembrador que el tercer terreno representa a los que comienzan su discipulado y luego se alejan. «La semilla que cayó entre los espinos, son los que han oído y al continuar su camino son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y su fruto no madura» (Lc 8:14). Observa cuál fue su perdición. Parecían tener un buen comienzo, pero los afanes, las riquezas y los placeres de la vida son su perdición. Quiero que tomes nota de eso porque voy a volver a mencionarlo cuando termine de ver estos cinco casos.

Eso es lo Jesús dice. ¿Qué hay de Pablo? En segundo lugar, en Filemón leemos que Demas era un colaborador de Pablo junto con Lucas (Flm 1:24). Así que Demas debe haber parecido un verdadero cristiano para pasar el examen de Pablo. Ahora, sus estándares son realmente altos. ¿Recuerdas a Juan Marcos? Ni siquiera dejó que Juan Marcos fuera con él la segunda vez, pero tiene a Demas como compañero. Más adelante, cuando escribe a Timoteo dice: «pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica» (2 Ti 4:10). Observa una vez más la razón del fracaso, del naufragio: el amor a este siglo, a este mundo.

En tercer lugar, el texto al que Andrés se refiere al hacer esta pregunta es 1 Timoteo 1:19. Así que aquí está: «a fin de que por ellas [Timoteo] pelees la buena batalla, guardando la fe y una buena conciencia, que algunos han rechazado y naufragaron en lo que toca a la fe. Entre ellos están Himeneo y Alejandro» (1 Ti 1:18-20). Nuevamente, ¿cuál es la causa de su naufragio? El rechazo de la buena conciencia.

En cuarto lugar, ¿qué hay de Pedro? ¿Qué dice Pedro? Aquí está: «Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera» (2 P 2:20). ¿Cuál es el problema? ¿Por qué naufragaron? Se enredaron de nuevo en las contaminaciones del mundo.

En quinto y último lugar leemos en Hebreos: «Tengan cuidado, hermanos [ahora, él está hablando a hermanos, ¿lo ves allí?], no sea que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes, exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: “Hoy”; no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado. Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad» (Heb 3:12-14). ¿Cuál es el peligro? El engaño del pecado.

La mayoría de los naufragios de la fe no son, en el fondo, intelectuales, sino que se deben a que quiero lo que quiero y el cristianismo me estorba

La preferencia del corazón por el pecado

Entonces, creo que lo que Pablo quiere decir con naufragar en la fe es este tipo de deserción de la fe profesada. Una persona comienza la vida cristiana —quizás él mismo y los que le rodean piensan que es un verdadero comienzo— y luego abandona todo. El barco de la fe se hace pedazos en las rocas.

Lo que realmente llama la atención en estas cinco descripciones del naufragio es que las rocas en las que se hunde la fe no son problemas intelectuales del cristianismo. No se trata de problemas con la razón. No son problemas con la historicidad. En todos los casos, es un problema con la preferencia del corazón por el pecado.

  1. El naufragio del tercer terreno en la parábola de Jesús se debe a las riquezas y los placeres de la vida (Lc 8:14).
  2. El naufragio de Demas se debió al amor por este tiempo presente (2 Ti 4:10).
  3. El naufragio de Himeneo y Alejandro se debe al rechazo de una buena conciencia (1 Ti 1:18-20).
  4. El naufragio de los que escapan de las contaminaciones en 2 Pedro es que se enredan con las contaminaciones del mundo (2 Pedro 2:20).
  5. La advertencia contra el naufragio en Hebreos 3 es una advertencia contra el engaño del pecado (Heb 3:12-14).

De todo esto concluyo que, aunque pueda haber verdaderas luchas intelectuales —digamos, con la veracidad histórica de la Biblia o con la justicia de los caminos de Dios—, no obstante, la mayoría de los naufragios de la fe no son, en el fondo, intelectuales, sino que se deben a que quiero lo que quiero y el cristianismo me estorba. Así que oremos por los que se han alejado, no solo para que vean el camino de la verdad como verdadero, sino para que se deleiten en el camino de la santidad.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Equipo Coalición.
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