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Lee el significado que le dio el autor, no el tuyo.

Cuando leemos, queremos saber lo que el autor pretende que veamos y experimentemos en su escrito. Él tenía una intención cuando escribió. Nada cambiará eso nunca. Está allí, es un acontecimiento pasado y objetivo en la historia.

No estamos leyendo simplemente para tener una experiencia subjetiva. Leemos para descubrir más sobre la realidad objetiva. No me contento con lo que me viene a la mente cuando leo. El significado de una oración, o una palabra, o una letra, es lo que el autor pretendía que entendiéramos por ella. Por lo tanto, el significado es el primer objetivo de toda buena lectura.

Haz preguntas para desbloquear las riquezas de la Biblia.

En realidad, cuando leemos, por lo general no pensamos hasta que nos enfrentamos a un problema que hay que resolver, a un misterio que hay que revelar, o a un rompecabezas que hay que descifrar. Hasta que nuestras mentes sean desafiadas, y pasemos de la lectura pasiva a la lectura activa, nos desviamos a lo largo de muchas ideas.

Hacernos preguntas es una manera de crear un problema o un misterio por resolver. Eso significa que el hábito de hacernos preguntas despierta y sostiene nuestro pensamiento. Eso estimula nuestra mente mientras leemos, y nos conduce profundamente al verdadero significado de un pasaje.

1. Pregunta por las palabras.

Pregúntate sobre las definiciones. ¿Qué significa esta palabra en esta oración específica? Y recuerda, estamos preguntando qué pretende el autor con la palabra, no lo que pensamos que significa. Esto supone que las palabras tendrán diferentes significados en diferentes oraciones.

2. Pregunta sobre las frases.

Una frase es un grupo de palabras sin un verbo que describen alguna acción o persona o cosa. Por ejemplo: “Pon el pecado a muerte por el Espíritu”. “Por el Espíritu” describe la actividad. Nos dice cómo matamos el pecado en nuestras vidas. Mira de cerca frases como estas y pregunta qué están explicando específicamente.

3. Pregunta acerca de relaciones entre proposiciones.

Una proposición es un grupo de palabras con un sujeto y un verbo. La manera en que las proposiciones se relacionan entre sí es una de las preguntas más importantes que podemos hacer. A menudo habrá una pequeña palabra de conexión que contiene la respuesta (por ejemplo: pero, si, y, por lo tanto, para que, porque). A veces las principales diferencias entre teologías enteras derivan de estos conectores.

4. Pregunta cómo el contexto ayuda a definir el significado de las palabras y frases.

No puedes saber exactamente lo que significa una proposición hasta que sepas el significado de las palabras, y no puedes saber el significado de las palabras hasta que sepas el significado de la proposición. Es un círculo, pero no es un círculo sin esperanza. Las palabras tienen una gama limitada de significados compartidos.

Las conjeturas erróneas sobre el significado de una palabra a menudo se establecen justo al final de la oración o párrafo. A pesar de que las palabras, en sí mismas, pueden tener varios significados, el contenido y las relaciones de las proposiciones a su alrededor aclaran generalmente el significado específico que el autor pretendía que tuvieran.

5. Pregunta acerca de las conexiones con otras partes de la Biblia.

Tenemos que preguntarnos cómo el significado que estamos viendo en un pasaje encaja con otros pasajes. ¿Hay confirmaciones en otras partes de la Biblia? ¿Hay pasajes que parecen contradictorios o inconsistentes?

Cuando siento tensión entre dos versos o pasajes, nunca asumo que la Biblia es inconsistente. Más bien, supongo que no estoy viendo todo lo que necesito ver. Si no he visto lo suficiente para explicar la aparente inconsistencia, debo probablemente hacer más preguntas que me ayuden a ver más. Pocas cosas nos hacen profundizar y enriquecernos más en nuestro conocimiento de Dios y sus caminos, que este hábito de preguntar la lógica que hay entre textos, aun cuando al principio no parecen encajar.

6. Pregunta acerca de la aplicación.

El objetivo de los escritores bíblicos no es simplemente que sepamos, sino que seamos y hagamos. Por lo tanto, tenemos que formar el hábito de hacer preguntas sobre la aplicación. Para nosotros. A nuestra iglesia y a nuestras relaciones. Al mundo. La tarea de la aplicación nunca se termina. Hay millones de formas en que un texto puede aplicarse, y millones de situaciones y relaciones para que se aplique. Nuestro trabajo no es conocer todas las aplicaciones, sino crecer en aplicar el significado de la Escritura a nuestras vidas.

7. Pregunta acerca de los afectos; las respuestas apropiadas del corazón.

El objetivo de nuestra lectura de la Biblia no es solo la respuesta de la mente, sino del corazón. Toda la gama de emociones humanas son respuestas posibles al significado de la Biblia. Dios nos dio la Biblia no solo para informar nuestras mentes, sino también para transformar nuestros corazones, nuestros afectos. La Palabra de Dios es honrada no solamente al ser entendida correctamente, sino también al ser sentida correctamente.

En cada página, ora y pide la ayuda de Dios.

Oh Señor, inclina nuestros corazones a tu Palabra. Danos un deseo por ella. Abre nuestros ojos para ver maravillas allí. Somete nuestras voluntades y danos un espíritu obediente. Satisface nuestros corazones con una visión de ti mismo y tu camino para nuestras vidas.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Addis Álvarez.
Imagen: Lightstock
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