“Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón”, Lucas 2:19.
La historia de la Navidad es una historia que invita a la reflexión. Sin embargo la temporada navideña es quizá una de las temporadas más difíciles en este sentido. Las celebraciones en el trabajo, los programas especiales en la iglesia, las tareas de la escuela y los encuentros familiares, prácticamente hacen casi imposible el tener tiempo de reflexión.
La encarnación de nuestro Señor Jesucristo nos invita a la reflexión pero no por el simple hecho de considerar las bendiciones recibidas durante el año, que en unos días terminará, o añorando el tiempo en familia o con nuestros hermanos en la fe.
La Navidad es una invitación a considerar la gran obra de Dios en nuestro favor, a darnos cuenta de la magnitud del problema de la humanidad, pero también de la magnitud de Su gran amor por nosotros.
Estas son buenas noticias, noticias de gran gozo que nos muestran la buena voluntad de Dios. Son noticias que también tienen implicaciones funcionales al pensar que en Él experimentamos al “Admirable Consejero” cuando nos encontramos en situaciones que no sabemos qué hacer, al “Dios Fuerte” en el que podemos encontrar nuestra seguridad, al “Padre Eterno” en quien encontramos aceptación y amor incondicional, y al “Príncipe de paz” Quien en medio de la realidad de vivir en un mundo incierto nos da una paz que sobrepasa todo entendimiento.
En el gran plan de Dios de redención para la humanidad estaba también el aspecto personal de las implicaciones de su venida. Así como para María esta obra de Dios fue muy personal, también para nosotros hoy esta historia tiene que capturar nuestra atención, nuestra imaginación, nuestros pensamientos, pero especialmente nuestros afectos y corazón.
Es un ejercicio de reflexión que nos debe llevar, como a María, también a atesorar la obra de Dios en nuestra vida de manera que todo lo demás tome un segundo lugar, que toda atadura pierda su fuerza, que todo otro afecto pierda su valor y que toda otra gloria se opaca en comparación.
Piensa en esto, y encuentra tu descanso en Él.
