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Son muchos los que a través de la historia han intentado armonizar el relato de la creación en Génesis con los más recientes descubrimientos y afirmaciones científicas sobre la edad de la tierra y su origen. Entre las varias explicaciones que se nos ofrecen para hacer esto está la famosa teoría de la brecha.

Si bien como cristianos entendemos que Génesis no es un libro de enseñanza científica, no podemos ignorar el hecho de que sí menciona asuntos que también son abordados por la ciencia, como el origen del universo y la vida en la Tierra. Estos temas son complejos y no sorprende que hermanos fieles a las Escrituras tengan distintas perspectivas sobre ellos. Así que debemos ser cuidadosos de no tomar posturas extremas que limiten las conversaciones con los que piensan distinto a nosotros.

Primero, no debemos ignorar o despreciar la ciencia. Es un error minimizar lo que Dios ha permitido que el hombre descubra en la creación. Muchos son los que, al no querer esforzarse por entender la ciencia, simplemente demonizan, rechazan, y hacen de menos lo que esta área del conocimiento tiene para decirnos.

Segundo, no olvidemos que absolutamente nada debe estar por encima de lo que el texto bíblico enseña. Hacer que cualquier idea externa a la Biblia alumbre o interprete lo que Dios dice en su Palabra es un error.

En otras palabras, debemos entender que la ciencia y cualquier otra disciplina debe estar bajo la luz de lo que la Palabra de Dios enseña claramente. Y, si bien el libro de Génesis no es uno científico, no debemos negar las verdades sobre la creación y la vida que encontramos en él y en el resto de la Biblia.

Dos métodos de interpretación

Antes de explicar lo que es la teoría de la brecha, quisiera que revisemos dos conceptos útiles para entender mejor los distintos métodos de interpretación del relato de Génesis.

1. Métodos basados en la ciencia

Estos métodos buscan entender el relato de la creación viendo lo que dice el texto bíblico a la luz de la ciencia. De esta manera, la Palabra de Dios se interpreta a través de los datos empíricos y la experiencia de la revelación general (Sal. 19:1). Esta se ha convertido, tristemente, en la forma en que muchos cristianos interpretan el relato de la creación. Sin embargo, no podemos dejarnos llevar por la presión de una aparente “ignorancia” ante las afirmaciones de la comunidad científica. Nuestra prioridad debe ser permanecer fieles al texto.

Por otro lado, recordemos que la ciencia está por definición en cambio constante y refinamiento. La manera en que los científicos describen el universo siempre busca ser mejorada, así que no debe ser el fundamento a través del cual interpretamos las Escrituras.

2. Métodos basados en la exégesis bíblica

Estos son los métodos que buscan entender lo que la Escritura dice en su contexto literario, canónico, e histórico. Esta es la forma en que todo cristiano debe leer la Biblia. La exégesis y hermenéutica bíblica nos ayuda a ver el mundo a través de los lentes de la Palabra de Dios, buscando el significado del texto basado en la intención del autor original y en el tipo de literatura que estamos leyendo (ya sea historia, poesía, profecía, etc).

Si la Biblia dice que hubo un diluvio, entonces hubo un diluvio. Si la Biblia afirma que hay un cielo y un infierno, es porque existen un cielo y un infierno. La Escritura es veraz, independientemente de lo que el consenso científico u otras cosmovisiones enseñen. 

Cuando hablamos del relato de la creación debemos distinguir entre una teoría y la exégesis bíblica.

¿Qué es la teoría de la brecha? 

La teoría de la brecha ha tenido un auge en los últimos años, a pesar surgir a inicios del siglo XV con el teólogo holandés Simon Episcopius. Esta teoría afirma que existe un período de tiempo indefinido entre los primeros dos versículos de la Biblia. Esta “brecha” entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2, se dice, es de millones de años.

“En el principio Dios creó los cielos y la tierra. La tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”, Génesis 1:1-2.

Quienes sostienen esta teoría afirman que es la respuesta al registro fósil y que durante la brecha Satanás cayó del cielo al rebelarse contra Dios. Se dice que esa es la razón por la que Génesis 1:2 dice que la tierra no tenía orden y estaba cubierta por tinieblas, ya que Satanás habitaba en ella. En su libro Unformed and Unfilled, Weston Field resume así los eventos que supuestamente ocurrieron entre los primeros dos versículos de la Biblia: “En el lejano pasado, sin fecha, Dios creó un cielo perfecto y una tierra perfecta. Satanás era el gobernante de la tierra, que estaba poblada por una raza de ‘hombres’ sin ningún alma. Eventualmente, Satanás, que vivía en un Jardín del Edén compuesto de minerales (Ezequiel 28), se rebeló deseando llegar a ser como Dios (Isaías 14). Debido a la caída de Satanás, el pecado entró en el universo y trajo a la tierra el juicio de Dios en forma de un diluvio (indicado por el agua de 1:2), y luego una era de hielo global cuando la luz y el calor del sol se eliminaron de alguna manera. Todos los fósiles de plantas, animales y humanos en la tierra hoy datan de este ‘Diluvio de Lucifer’ y no tienen ninguna relación genética con las plantas, animales y fósiles que viven en la tierra hoy” (p. 7).

Para los que sostienen esta teoría hay un contraste obvio entre Génesis 1:1 (creación perfecta) y Génesis 1:2 (caos y oscuridad). Por ende, se piensa que algo sucedió en medio de estos dos versos que causó que el estado de la tierra fuera “desordenado y vacío” por millones de años. Se dice que, después de que transcurrió este tiempo, Dios inició un proceso de restauración y reconstrucción de la tierra desde su estado vacío y desolado. Esto ocurrió hace miles de años y está registrado en los primeros dos capítulos de Génesis como una segunda creación. 

Para quienes afirman esta teoría, la estructura de los primeros capítulos de Génesis está basada en estas eras de tiempo:

    • Tierra original pasada (Génesis 1:1)

o Caída de Satanás

▪ Juicio a través de un diluvio 

▪ Desolación

o Millones de años (soporte científico a través del registro)

    • Tierra original en ruinas y destruida (Génesis 1:2)

o Resultado del juicio de Dios

    • Tierra restaurada y actual (Génesis 1:3 – 2:3)

o Siete días de la creación descritos en Génesis

Algunos sostienen que en el período de tiempo entre el verso 1 y 2 tomó lugar una batalla entre Dios y Satanás con sus ángeles caídos, y la tierra quedó en ruinas debido a eso. Toda esta teoría está basada en textos (fuera de contexto) como 2 Pedro 3:5-6, Génesis 1:9-10, Isaías 14:13-14, y Ezequiel 28:14.

Muchos que afirman esta teoría, también lo hacen como base para enseñar herejías como la “precreación” (una primera creación en Génesis 1:1 y una segunda creación en Génesis 1:2) afirmando que la muerte existía antes de Adán. G. H. Pember, teólogo inglés proponente de la teoría de la brecha, dice lo siguiente en su libro “Las Edades Más Tempranas de la Tierra”:

“Hay lugar para cualquier espacio de tiempo entre el primer y el segundo versículo de la Biblia. Y de nuevo; puesto que no tenemos un relato inspirado de las formaciones geológicas, estamos en libertad para creer que se desarrollaron en el orden en que las encontramos hoy. Todo el proceso tuvo lugar en tiempos pre-Adámicos, en conexión, quizá, con otra raza de seres, y, consecuentemente, no nos concierne al presente” (p. 28).

Las implicaciones de estas afirmaciones socavan terriblemente el mensaje del evangelio. Romanos 5:12 enseña que “como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Este texto es clave para entender que, así como por medio de Adán todos somos condenados, por medio de Cristo los creyentes somos justificados (v. 14-19).

Aun así, son muchos los que, con tal de querer armonizar las afirmaciones científicas, han negociado con la exégesis y hermenéutica correcta de la Biblia. Los que abrazan esta postura no suelen considerar que se pueden encontrar respuestas coherentes a los hallazgos científicos dentro de la Biblia misma (esto es, el diluvio).

Recordemos, una vez más, que el relato de Génesis y toda la Escritura tiene el propósito principal de mostrarnos quién es el Señor y qué ha hecho. A través del relato de la creación podemos ver que Dios es un Dios proveedor, soberano, creador, personal, bondadoso, y sobre todo, lleno de misericordia. 

El relato de Génesis no es un mensaje secreto que debemos descifrar para entender cómo Dios creó al mundo y así estar en paz con la ciencia. Es un relato de cómo el único y verdadero Dios creó (no “re-creó”) todas las cosas que existen para la gloria de su nombre. 

Esforcémonos en leer e interpretar las Escrituras correctamente. Al mismo tiempo, tengamos en mente cómo nuestra interpretación puede fortalecer o negar el mensaje central de la Biblia: el evangelio. Si el evangelio es minimizado u omitido, es nuestra interpretación la que está mal. Que el Señor nos ayude a entender la diferencia entre una teoría y la interpretación bíblica exegética.


Imagen: Unsplash.
Nota del editor: 

Este artículo fue publicado gracias al apoyo de una beca de la Fundación John Templeton. Las opiniones expresadas en esta publicación son de los autores y no necesariamente reflejan los puntos de vista de la Fundación John Templeton.

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