Cuando empecé a estudiar griego koiné, que es el griego común o corriente en que se escribió el Nuevo Testamento, me emocionaba pensar en los frutos que este nuevo conocimiento daría a mi estudio de las Escrituras. Sin embargo, con el tiempo identifiqué que varios de los recursos que obtuve, los pude haber disfrutado incluso antes de aprender el idioma.
Es cierto que para sacar el máximo provecho al griego bíblico lo mejor es tomar una capacitación formal, pero hay beneficios o habilidades que todo creyente puede aprovechar e incluso desarrollar antes de sumergirse en el aprendizaje del idioma.
Aquí te comparto cuatro ideas de cómo puedes disfrutar algunos de los frutos de los estudios actuales sobre el griego, incluso si no sabes griego. Espero que esto despierte tu curiosidad para estudiar más las Escrituras (Ro 11:33), y así regocijarte en conocer al Dios que las inspiró y conservó para nosotros.
1. Toma en cuenta el trasfondo cultural greco-romano
Jesús, el Hijo de Dios, se encarnó en una época (el siglo I) en la que el Imperio romano dominaba el mundo conocido, aunque el idioma griego había prevalecido junto con mucha de la cultura griega; de allí el nombre de «cultura greco-romana». De modo que, conocer el griego koiné y clásico ha permitido que los académicos estudien no solo el Nuevo Testamento en su idioma original, sino también una gran cantidad de literatura corriente, religiosa, filosófica e histórica de la misma época. Estos estudios han arrojado luz sobre cómo entender ciertos términos (ver más adelante) y la cultura detrás de bastantes porciones de las Escrituras.
Hay muchos libros sobre el trasfondo cultural e histórico del Nuevo Testamento y considero que la mayoría de lecturas bien documentadas son útiles. Una joya que recomiendo para todo estudioso del Nuevo Testamento es el Comentario del contexto cultural de la Biblia: Nuevo Testamento, por Craig S. Keener, pues hace observaciones puntuales de pasajes o versículos. Además, si te gusta leer, invertirás buenas horas en El mundo del Nuevo Testamento, de Bruce J. Malina.
Trataré de ilustrar el valor de considerar el trasfondo greco-romano, tomando como pasaje de estudio 1 Corintios 6:12-20.
Cuando uno estudia las enseñanzas de Pablo a los corintios sobre la pureza sexual, es de ayuda conocer que en la cultura greco-romana (y especialmente en ciudades como Corinto) era aceptable la prostitución, tanto la común como la sagrada, hasta el punto en que se ha señalado que la prostitución era parte de los vicios de los judíos de la diáspora.1 Piensa en cómo hoy, en la cultura secular y liberal de Occidente, se considera aceptable que los jóvenes tengan relaciones sexuales antes del matrimonio, pero no es bien visto que alguien casado tenga relaciones extramaritales. De manera similar, en la cultura greco-romana del primer siglo sería aceptable que una mujer «sin honra» se prostituyera y que un hombre soltero o casado buscara prostitutas, pero no que un hombre casado mantuviera una relación con una mujer casada, al punto que algunos paganos argumentaban que la prostitución les ayudaba a evitar el adulterio.2
Al mismo tiempo, tomar en cuenta el trasfondo histórico y cultural nos ayuda a saber que, para el pensamiento greco-romano, el cuerpo «es considerado con frecuencia como el simple receptor del alma o del yo».3 Eso nos da luz de por qué quizás algunos corintios argumentarían que «todo pecado que un hombre comete está fuera del cuerpo» o que «el cuerpo es para la fornicación».4 Sin embargo, Pablo recuerda a los creyentes que la cosmovisión bíblica debía instruirlos sobre cómo pensar en términos de pureza y del cuerpo.
Entonces, aunque sepas poco o nada del griego bíblico, puedes aprovechar los recursos académicos sobre el trasfondo histórico y cultural del Nuevo Testamento —que se basan en la literatura en griego de la época o circundante a la época— para enriquecer tu comprensión de la Palabra de Dios.
2. Conoce mejor la gramática del español
Entender la gramática del idioma griego ayuda a interpretar los textos del Nuevo Testamento, pero podría sorprenderte lo similares que son la gramática del español con la del griego. Mucho de lo que aplica para un idioma, aplica para el otro. No sorprende, entonces, que a los hispanohablantes nos ayude conocer la gramática de nuestro idioma para entender mejor las Escrituras.
Por ejemplo, para el estudio de la Biblia es provechoso prestar atención a la estructura de las oraciones. ¿Quién es el sujeto de la oración? ¿Cuál es la acción (verbo) principal? Sin mencionar el valor de distinguir el modo de los verbos (si es una orden, una posibilidad o una afirmación) o entre una conjunción copulativa (como «y» o «también»), adversativa (como «pero» o «sino») o causal (como «porque»), entre otras.
Además, cuando identificamos ciertos términos gramaticales —como el objeto directo y el indirecto, el referente o antecedente, etc.— podemos entender mejor algún detalle importante que los comentarios bíblicos señalan sobre un pasaje particular. Al estudiar griego, muchos notan la riqueza que ofrece prestar atención a la gramática, cuando toda esa riqueza siempre estuvo disponible para nosotros.
Para ilustrarlo con 1 Corintios 6:12-20: ayuda identificar los dos imperativos (verbos que muestran una orden o instrucción): «huyan» (v. 17) y «glorifiquen» (v. 20). Identificar la fuerza de estos verbos nos permite reconocer las instrucciones («Huyan de la fornicación» y «Glorifiquen a Dios en su cuerpo»), que a su vez cierran los argumentos del pasaje:
Pablo presenta en dos bloques algunos planteamientos que quizás los corintios hacían: (1) «Todas las cosas me son lícitas», «Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos» y (2) «Todos los […] pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo».
Frente a estos argumentos, el apóstol responde: (1) «el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo»; y (2) «el fornicario peca contra su propio cuerpo». También les hace múltiples cuestionamientos («¿no saben que…») y finaliza con las instrucciones que hemos señalado («Huyan» y «glorifiquen»).
Resulta que la prostitución no era inofensiva, como algunos corintios pensaban; tampoco la pornografía, las películas sexualmente explícitas y cierto tipo de contacto físico durante el noviazgo que nuestra cultura aprueba hoy. El cuerpo debía ser (y debe seguir siendo) un lugar de adoración a Dios.
Entonces, si estás interesado en aprender griego koiné, empieza por familiarizarte con los conceptos básicos de la gramática. Te ayudará con el idioma bíblico, pero también podrás sacar mayor provecho a tu lectura y estudio de las Escrituras en español.
3. Aprovecha los interlineales
Los interlineales bíblicos son como puentes entre dos idiomas: presentan una traducción literal (en nuestro caso del griego al español) palabra por palabra. Algunos ofrecen, además de la traducción, un pequeño análisis gramatical de cada término.
Por ejemplo, el interlineal de Logos (gratuito en línea) brinda por cada palabra una referencia numérica que redirige hacia un diccionario griego (también gratuito), donde puedes ver cuál es la palabra que se usa, cómo se lee y qué significa en términos muy generales. En este interlineal también verás un código gramatical —que explica la función de la palabra en la oración si colocas el cursor sobre él— y una traducción literal.
Pienso en al menos dos beneficios de usar interlineales: podemos identificar qué términos griegos se usan, para investigar más al respecto, y podemos notar el énfasis a partir del orden de las palabras. Esto último es interesante del griego koiné: como la función de cada palabra se identifica claramente gracias a la forma de su terminación, el orden de los términos no afecta el significado de la oración, pero sí revela el énfasis.
Al revisar 1 Corintios 6:12-20 en un interlineal, notaremos pequeños detalles sobre los términos que se usan. Por ejemplo, nos damos cuenta de que la palabra que se traduce como «inmoralidad sexual» y «fornicación» es porneia en griego; la que se traduce «ramera» es porne y tras «fornicario» está porneuon; todas de la misma familia. Al mismo tiempo, podemos identificar que la palabra que se traduce «cuerpo» es soma.
Aunque no sepamos mucho de griego, los interlineales pueden ayudarnos a identificar los términos originales para investigarlos más en diccionarios adecuados. Además, nos ayudan a observar las repeticiones y el orden de los términos, que pueden revelar el énfasis de un pasaje.
4. Usa buenos diccionarios terminológicos
Un erudito defendió que las palabras suelen significar lo que significan en su contexto.5 De modo que para identificar el significado de una palabra debemos prestar atención a cómo se usa en el contexto literario, es decir, en el argumento bíblico; pero también debemos tener en cuenta cómo se solía usar en su contexto histórico, es decir, en el siglo I para el caso del Nuevo Testamento.
Para entender bien las palabras, debemos ir más allá de solo conocer su origen y evolución. De hecho, Donald. A. Carson señala que la primera falacia común en el estudio de la semántica bíblica consiste en presuponer que cada palabra tiene un significado relacionado directamente con su forma y sus componentes (Falacias exegéticas, p. 34).
De modo que, para comprender qué significa una palabra griega en un texto bíblico, suele ser más útil revisar cómo se usa ese término en el mismo libro bíblico (si aparece más de una vez), por el mismo autor (Lucas, Pedro, Juan, etc.) y considerar las acepciones comunes de la palabra en la época en que se usó.
Para esto, es recomendable revisar tanto diccionarios que revisen el uso del término en la historia del griego, como diccionarios teológicos. Para lo primero, mis favoritos son el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (DTNT) editado en cuatro tomos por Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bietenhard; y el Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, editado por Gerhard Kittel, Gerhard Friedrich y Geoffrey W. Bromiley.6 Para lo segundo, te recomiendo un buen diccionario de teología bíblica, como el New Dictionary of Biblical Theology, editado por T. Desmond Alexander, Brian S. Rosner, D. A. Carson y Graeme Goldsworthy.
Para continuar con el ejemplo de Pablo a los corintios, aunque ya mencioné cómo la cultura de la época solía ver al cuerpo, al investigar la palabra original notaremos que «en el Nuevo Testamento, el concepto griego σῶμα [sôma] apunta siempre el hombre total, aún cuando se emplee para designar al cuerpo en sentido biológico» (DTNT 1:373). Incluso en el argumento de Pablo el cuerpo de Cristo (la iglesia formada por los creyentes) es indivisible, por lo que o se es uno con Él o con una prostituta. La prostitución no era inofensiva, como ningún pecado lo es.
Además, cuando estudiamos las palabras de raíz porn- encontramos que «este grupo de palabras puede describir las distintas conductas sexuales extramatrimoniales en cuanto se desvían de las normas oficiales, religiosas o sociales, vigentes en cada sitio, pero describe ante todo la prostitución en sentido estricto» (DTNT 1:328). Dado el contexto de 1 Corintios 6:12-20, parece que el problema puntual que está abordando el apóstol Pablo es el de la prostitución (cp. vv. 15-16). Así que la primera instrucción del pasaje equivaldría a «Huyan de la prostitución».
Por supuesto, para responder hoy a esta instrucción no debemos solo «huir de la prostitución», sino de todas las formas de inmoralidad sexual que nuestra cultura aprueba y promueve.
Aprovecha a mirar a través de la ventana que te ofrecen los diccionarios griegos y teológicos. Estos han sido preparados por expertos en el idioma para aquellos de nosotros que no sabemos mucho griego o no podemos revisar todas las fuentes que ellos han revisado.
Profundiza en la belleza
Hay más asuntos que se podrían mencionar, pero estos ejemplos bastan para exponer el valor de tomar en cuenta tantas obras derivadas del estudio del griego clásico y koiné.
Espero que, como yo, te animes a seguir profundizando en la belleza del mensaje del evangelio de nuestro Señor Jesús, quien quiso encarnarse para redimir un pueblo de toda lengua y nación. (Por cierto, evangelio y redención son otras palabras griegas interesantes para estudiar y meditar). ¡Sea el Señor exaltado, disfrutado y alabado en nuestro estudio diligente de las Escrituras!