Patricia Saladín: Cuando te acercas a un pasaje difícil de la Escritura, tienes que ver la Escritura como un todo porque ella no son versículos ni libros aislados. La Escritura es la historia de la redención completa, sin atajos, por lo cual hay que leerla una y otra vez, ya que la Biblia se interpreta así misma. Los pasajes que son claros a nosotros, nos pueden ayudar a entender esos pasajes que son difíciles de entender.
Jeanine Martínez: El propósito de la Palabra de Dios es revelar a Dios mismo. En cada pasaje debes sumergirte entendiendo que encontrarás algo de Dios que Él quiere revelarte en ese momento, como su carácter y sus atributos. Cuando te acerques a un pasaje difícil, debes preguntarte: ¿qué dice de la santidad de Dios o de su justicia? O, ¿qué dice del amor de Dios o de su omnisciencia, o de algún atributo que Él quiera revelarte de sí mismo?
Deuteronomio 29:29 dice: “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre”. Las reveladas son para los hombres para que podamos obedecer, ya que la voluntad De Dios es que le conozcamos y le obedezcamos.
Quiero compartir contigo tres aspectos que tengo presentes cuando me encuentro con un pasaje difícil. Primero, entiende que no estás sola en ese proceso. Puedes buscar un mentor o una persona que lleve más tiempo estudiando la Palabra para que te ayude a interpretar. Sin embargo, recuerda que la principal persona que está contigo para enseñarte un pasaje es el Espíritu Santo. Segundo, ora y pídele a Dios que, por medio de su Espíritu, te revele su Palabra. Y tercero, recuerda siempre que Cristo está en todo pasaje de la Escritura. La Biblia dice en el libro de Colosenses que Cristo es el misterio revelado a los hombres.
PS: Como último consejo, no te desanimes. Sigue leyendo tu Biblia una y otra vez. A medida que vas leyendo, la revelación de Dios se hace progresiva. Clama a Dios como el salmista: “Señor, abre mis ojos para que yo pueda ver las maravillas de tu ley” (Salmos 119:18).
JM: La Palabra es dulce. La Palabra es buena. Aunque hoy no entiendas todo, recuerda cuando en el primer grado en el colegio te costaba leer lo que en quinto o sexto grado leías con fluidez y entendimiento. Así mismo, en la Palabra vamos aprendiendo poco a poco y vamos creciendo en entendimiento.