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Años atrás, una amiga cercana me dijo: «Flavia, creo que no te conozco. Si eres mi amiga, pero nunca hablas de tus luchas ni abres tu corazón, no sé quién eres en realidad». Aunque fue un comentario que resultó doloroso, me ayudó en el proceso de aprender a llevar mis emociones y pensamientos a los pies del Señor.

Fue difícil vivir sin reflexionar en mis emociones a la luz de la Palabra durante los primeros años de mi juventud. Hoy miro al pasado y pienso: «si tan solo hubiera corrido al Señor con mis luchas emocionales antes…». Sin embargo, Dios es fiel y Sus tiempos son perfectos. Por eso agradezco Su obra oportuna en cada etapa de mi vida. Hoy puedo valorar mis emociones y, mediante la obra del Espíritu Santo, confrontarlas a la luz de la Escritura y llevarlas a nuestro Padre bueno para que Él las transforme para Su gloria.

Por eso estoy agradecida por los libros que sirven de guía en este proceso. Uno de ellos es: No desperdicies tus emociones: Cómo lo que sientes te acerca a Dios y le da gloria (B&H Español, 2023), escrito por Alejandra Sura, quien estudió una maestría en consejería bíblica en el Seminario Teológico Westminster (Filadelfia, Pennsylvania). Este nuevo recurso nos ayuda a comprender mejor nuestras emociones para la gloria de nuestro Creador, gracias a que tiene una base bíblica robusta.

No desperdicies tus emociones

No desperdicies tus emociones

B&H Español. 302 páginas.

No desperdicies tus emociones: Cómo lo que sientes te acerca a Dios y le da gloria (B&H Español, 2023), es un libro escrito por Alejandra Sura, quien estudió una maestría en consejería bíblica en el Seminario Teológico Westminster (Filadelfia, Pennsylvania). Este nuevo recurso nos ayuda a comprender mejor nuestras emociones para la gloria de nuestro Creador, gracias a que tiene una base bíblica robusta.

B&H Español. 302 páginas.

Entendiendo nuestras emociones

«Gestión emocional» o «controlar tus emociones» son expresiones que en los últimos años se han utilizado con más frecuencia. Aunque no son incorrectas, podrían llevarnos por caminos lamentables si no ejercemos una actitud crítica y bíblica hacia ellas. Al no hacerlo, la cosmovisión que obtendremos sobre nuestra vida interior y sobre cómo gestionar nuestras emociones estará equivocada.

Sura nos recuerda en su libro que la posmodernidad comunica un mensaje que tiene tintes cristianos y que nos dice: «Si controlas tus emociones y tus pensamientos, lograrás la sanidad». No obstante, los creyentes sabemos que la única cura para este mundo quebrantado es Cristo, Su obra y el cumplimiento de Sus promesas eternas. Por eso el objetivo de este libro no es que aprendas a «sanar» tus emociones o tu ser interior, sino que busca guiarnos a comprender esta verdad:

«Dios habla de las emociones de formas fascinantes y reveladoras que son clave para comprender nuestra existencia. Nuestros sentimientos y emociones son vehículos para relacionarnos con Él de forma íntima y profunda, y hemos sido creados para esa relación» (p. 9).

Nuestro propósito final como seres humanos no es sanar nuestras emociones para ser felices, sino «glorificar a Dios y gozar de Él para siempre» (Catecismo mayor de Westminster), quien sanará por completo nuestras almas en la eternidad futura. A medida que leas No desperdicies tus emociones, empezarás a experimentar este propósito final, y crecerás en el asombro de nuestro Salvador y en la relevancia de Su persona en tu vida emocional.

Sura señala que cuando se trata de observar nuestro corazón, «hay dos extremos que necesitamos evitar: una introspección extrema o un descuido en la necesidad de reflexionar» (p. 10). Para ayudarnos a encontrar un equilibrio, dividió su libro en quince capítulos que abordan este tema de manera rica.

Comienza por definir qué son las emociones y profundiza en la verdad bíblica de que Dios nos diseñó y creó con emociones. Además, resalta la importancia de tomar el tiempo necesario para analizarlas y confrontarlas cuando nos encontremos en medio de un conflicto. Lo anterior es algo que puede hacer la diferencia para resolverlo de una manera agradable a Dios y que gocemos de un fruto de paz y justicia. La autora también reflexiona sobre la dificultad que hay en las iglesias para manejar las emociones y cómo lidiar con este problema.

Luego, hay dos capítulos en los que se analizan las emociones de Jesús y sus circunstancias. Sin lugar a dudas, «Jesucristo, nuestro modelo perfecto, Su Palabra inspirada y la revelación general nos proponen un tratamiento sobre el tema de las emociones más completo, cabal y emocionante. Jesús es nuestro mejor y mayor ejemplo de cómo lidiar con nuestras emociones» (p. 16).

En los capítulos siguientes, la autora profundiza en la constitución de la naturaleza humana (los componentes de nuestro ser: mente, afectos y voluntad) y cómo la caída nos afecta. Sin embargo, si hemos creído el evangelio, sabemos que «Dios nos ha dado un corazón nuevo para que, en dependencia de Su Santo Espíritu, podamos desarrollar las destrezas que nos ayuden a prestar atención a nuestras emociones, motivaciones y pensamientos» (p. 17). Ante esta realidad, podemos preguntarnos sobre nuestras motivaciones y si honramos a Dios en medio de nuestras circunstancias.

Los capítulos finales desarrollan temas más prácticos para conocer el corazón con detenimiento y, de ese modo, obtener el mejor provecho de tus emociones. La autora habla de tres medios de gracia (la vía del lamento, la vía del arrepentimiento y la vía de la gratitud) que los discípulos de Cristo podemos tomar para resolver nuestros embrollos internos y redireccionar nuestro corazón hacia el Señor (p. 229; cp. Jn 14:26-28; 16:33).

Al final encontrarás herramientas que explican cómo puedes procesar bíblicamente tus emociones, cómo llegar a Cristo y cómo aprovechar cada situación para darle gloria.

Aunque No desperdicies tus emociones tiene un capítulo entero dedicado a asuntos prácticos, la autora deja preguntas pertinentes de reflexión al final de cada capítulo. Hay gráficos y cuadros muy claros que explican los temas esenciales para analizar tus emociones. Te darás cuenta de que muy rápido estarás interactuando con el texto.

Conozcamos la verdad

Sura escribe muchas alertas en cuanto a no desperdiciar las emociones, pero hay una en particular que me confronta y a la vez me anima:

Ser más conscientes de nosotros mismos (de nuestras emociones), ¿podría ayudarnos a vivir una «mejor vida»? Claro que sí. Sin embargo, el ser humano no florece teniendo una mejor vida, florece conociendo y reconociendo a Dios en su caminar. De nada sirve tener una vida maravillosa aquí en la tierra si perdemos la vida eterna. No conocer lo que Dios dice, no tomar en cuenta Sus aportes, no someternos a Su definición de la realidad y no buscar Su guía en todas nuestras sendas es la definición de la rebeldía y la falta de sabiduría. La garantía para no caer en confusión emocional se sustenta en nuestro conocimiento de la Biblia (p. 218, énfasis añadido).

Con estas verdades en mente, les digo a mis aconsejadas: «Si no cultivamos una vida diaria de lectura bíblica, oración e intimidad con nuestro Dios, no esperemos lograr grandes cambios y avances. Todo en nuestra vida debe ser filtrado a la luz de la Palabra». Lo mismo sucede con nuestro interior. Conocer, confrontar y cambiar nuestras emociones según el propósito de Dios, no será posible sin conocer la verdad de lo que Él dice sobre ellas en Su Palabra.

Los creyentes queremos conocer a Dios de una manera más profunda, pues ese es y debe ser nuestro mayor deseo y deleite. Como nos enseña Sura en este libro, conocer el propósito de Dios para tus emociones te ayudará a identificarte con tu Salvador y desarrollar una amistad cada vez más cercana y profunda con Él.

Palabras finales

No quiero finalizar sin recordar la importancia de la comunidad local de creyentes para no desperdiciar tus emociones. Aunque la autora no enfatiza este tema, deja en claro que la Biblia señala que nuestra identidad no es individualista, sino que es, por naturaleza, comunitaria: «Somos parte de un cuerpo local de Cristo, donde debemos caminar en transparencia y con la intención de apoyarnos unos a otros en nuestras debilidades y sufrimientos» (p. 290).

Con esto en mente, te animo a que aproveches este libro, No desperdicies tus emociones, que te ayudará a levantar la mirada y ayudar a aquellos a tu alrededor que están en necesidad de conocer y recordar quiénes son en Cristo.

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