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Recuerdo la primera vez que vi a John Piper predicar, hace como nueve años. Pocas cosas han impactado más mi vida espiritual. Nunca antes había visto a alguien que expusiera con tanta pasión y seriedad hacia el texto bíblico.

Desde entonces, creo que el pastor Piper es una de las personas que más me han ayudado en mi caminar con el Señor. Su enseñanza sobre el hedonismo cristiano ha sido revolucionaria para mí e incontables creyentes: la idea de que Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él. Su predicación es ejemplar para toda una generación de jóvenes expositores, incluyéndome. No sé cuántos libros de Piper he leído hasta ahora, pero cuando vi que Exultación expositiva estaba disponible en español, supe que también tenía que leerlo.

La predicación cristiana es adoración

Piper ha escrito más de 50 libros, ¿qué podría decir que no haya dicho antes? Buenoalerta de spoiler—, varias cosas.

El autor mantiene varias ideas de su libro La supremacía de Dios en la predicación (escrito hace casi 30 años): la meta de la predicación es la gloria de Dios, el fundamento de la predicación es la cruz de Cristo, y el don en la predicación es el poder del Espíritu Santo. Sin embargo, en Exultación expositiva (después de 40 años de predicación) hay una notable madurez en la comprensión de esas ideas.

Exultación expositiva

Exultación expositiva

Portavoz. 320 pp.
Portavoz. 320 pp.

Mientras otros libros buscan proveer un fundamento para la predicación y guiar al lector en la preparación de sermones (Michelén), o brindar lecciones específicas sobre cómo predicar a la cultura secular que nos rodea (Keller), Piper tomó una ruta diferente.

En este libro, el autor se enfoca, naturalmente, en aplicar el hedonismo cristiano al rol del predicador, pues “Dios ha designado la predicación en la adoración como un medio óptimo para llevar a cabo su meta en el mundo” (p. 15). Esa meta es ser glorificado en el gozo de su pueblo. “El predicador busca mostrar constantemente, a partir de cada texto, que Dios en Cristo es suprema y eternamente satisfactorio. Tal es la meta de su exposición. Tal es la base de su exultación” (p. 257).

Según Piper, la Biblia enseña que la predicación no solo promueve la adoración al exponer la verdad de las Escrituras, sino también al ser adoración:

“El título Exultación Expositiva intenta expresar que esta forma singular de comunicación [la predicación cristiana] es tanto una rigurosa explicación intelectual de la realidad por medio de las palabras de las Escrituras, como una materialización en adoración del valor de esa realidad mediante la exultación del predicador sobre la palabra que esclarece” (p. 16).

Cuando la predicación es así, cuando el predicador no solo expone la verdad sino que además se goza en ella y ejemplifica en su vida el impacto de la verdad, Dios es glorificado. Es mostrado como deseable y digno de nuestra confianza.

Entonces, cuando el Espíritu obra en los oyentes, hay transformación en el pueblo de Dios. Las personas ven a Dios como Aquel que satisface nuestros corazones, de manera que somos liberados de nuestro orgullo, egoísmo, y egocentrismo para amar a Dios y a otros estando contentos en todo lo que tenemos en Jesús (p. 266-267). “Si cada texto busca la glorificación de Dios [algo que Piper argumenta bíblicamente], cada texto es una invitación a encontrar la satisfacción más completa en Él en lo que respecta a lo que trata el texto” (p. 220).

Un libro muy completo

Piper divide el libro en siete partes, en las que parece abordar todo lo más valioso que tiene que decir sobre la predicación.

Él habla sobre por qué la predicación es apropiada y valiosa en la adoración corporativa (partes 1-2); cómo la predicación no es un mero acto natural y cómo podemos convertirnos en instrumentos de Dios en ella (parte 3); cómo el uso de nuestras habilidades naturales —capacidad de pensamiento, elocuencia, y explicación— pueden ser usados en nuestra predicación (parte 4); si debemos predicar el texto o la realidad revelada por medio de él (parte 5); las realidades que deben permear toda nuestra predicación y cómo es legítimo predicarlas incluso cuando estamos predicando desde el Antiguo Testamento (partes 6-7).

Como lo anterior sugiere, estamos ante un libro muy completo. Con más de 300 páginas saturadas de la Escritura y de pensamientos profundos, también es un texto demandante. Varias de las referencias bíblicas están acompañadas de aclaraciones sobre el griego y hebreo original. Así que, aunque toda persona puede leer este libro, es claro que los predicadores y estudiantes son los que se beneficiarán más de su lectura.

En otras palabras, no creo que este sea uno de los libros más accesibles del autor. Si no has leído anteriormente a John Piper, y no estás acostumbrado a libros tan extensos, es posible que te cueste “entrarle” a Exultación expositiva. No obstante, esto no debería desanimarte a intentarlo. Piper ofrece resúmenes al comienzo y final de cada capítulo. También organiza el libro de forma que facilita seguir el argumento, y repite con regularidad algunas ideas y palabras clave.

Verdades necesarias sobre la predicación

Este libro resulta muy necesario por al menos dos aspectos. El primero es el número importante de ideas que abarca sobre la predicación bajo el paraguas de su tesis central (la predicación como adoración). Por ejemplo, Piper aborda la tensión entre predicar el texto o predicar la realidad del texto, algo que seguramente muchos predicadores nunca han pensado.

“No hace falta tener una vida espiritual para emocionarse con el descubrimiento de relaciones gramaticales, estructuras lingüísticas y patrones canónicos. Este placer es real y bueno. Pero no necesariamente viene del Espíritu, ni exalta a Cristo ni se centra en Dios […]. El objetivo de los predicadores no es llevar a las personas a emocionarse juntamente con la forma de las ventanas literarias, sino con la realidad vista a través de las ventanas. Buscamos llevar las mentes y los corazones de las personas al mundo glorioso a través de la ventana de las Escrituras. El objetivo de la predicación es que las personas experimenten la realidad impregnada de Dios que se percibe a través de la ventana de las palabras bíblicas. Cuídese de convertir las estructuras textuales (ya sean micro gramaticales o macro gramaticales) en el clímax de la predicación. Tenga presente el llamamiento del factor de realidad” (p. 166).

Es por eso que Piper promueve que la verdadera exposición bíblica

“incluye una atención rigurosa a las palabras mismas del texto bíblico y también una penetración a la realidad que el texto intenta comunicar. El texto provee el camino para descubrir la realidad, de modo que no somos libres para inventar nuestra propia realidad y luego apropiarnos del texto para revestirla de autoridad. Si no podemos mostrar la realidad a través de las palabras del texto, no tenemos autoridad bíblica para predicar” (p. 166).

Este es un recordatorio valioso en medio del despertar a la predicación expositiva que vemos en nuestros países. Debido al énfasis creciente en la importancia de predicar lo que dice el texto, es posible creer erróneamente que predicar es solo explicar los detalles de un texto y emocionarnos por ellos, y llamar a la gente a emocionarse también, cuando en realidad predicar es ir más allá por medio del texto.

Otra idea particularmente relevante es la crítica de Piper a lo que él llama predicación doctrinal reduccionista. Es la predicación que, cuando se encuentra con un texto demarcado y específico con un mandato para nosotros, enseña: “Usted no puede hacerlo, pero Cristo lo hizo perfectamente, así que deje de hacerlo a su manera y hágalo como Él, y disfrute la justificación por la imputación de la justicia” (p. 201). Piper afirma:

“[Esa predicación] minimiza la seriedad del mandato, desvía la atención de la verdadera necesidad del imperativo, conduce a un tipo de predicación que simplifica en exceso la urgencia y la complejidad de la obediencia cristiana, y convierte cada sermón en un crescendo soteriológico predecible que entrena a las personas a dejar de prestar atención y a buscar la salida. Silencia las riquezas específicas del texto adelantándose con aplicaciones improcedentes de sana doctrina” (p. 202).

Esta forma errada de predicar es un peligro para todos aquellos que deseamos predicar centrados en Cristo. Es necesario predicar centrados en Jesús y su obra. ¡Claro que sí! Pero a muchos se nos puede hacer muy fácil creer que predicar bíblicamente se resume en dar un comentario expositivo, no decir herejías, dividir el mensaje en tres o cinco puntos, agregar ilustraciones, y mencionar a Cristo al final del sermón recordando el evangelio. “¡Bingo, tengo un sermón cristocéntrico!”. No tan rápido.

Lectura obligada para todo predicador y estudiante

El segundo aspecto por el cual este libro resulta necesario es que en sus páginas Piper nos modela lo que promueve. Vemos una atención rigurosa al citar y explicar la Palabra de Dios en cada página, enfatizando la gloria de Dios, la obra y Persona de Cristo, y la vida en el Espíritu (las cosas que el mismo autor nos anima a enfatizar).

Lo mejor de este libro no es solo lo que dice, sino cómo lo dice. Piper nos ejemplifica cómo buscar que las personas vean que estamos hablando conforme a la Palabra de Dios, y esta es una de las mejores cosas que los predicadores pueden aprender. Este es un libro saturado de la Palabra bien explicada y aplicada. Aquí tenemos a un autor que se toma la Biblia en serio y quiere llevar a otros a hacerlo también.

Como predicador joven con mucho por aprender, estoy seguro de que volveré a este libro muchas veces. Los aspectos mencionados y toda la experiencia acumulada de John Piper, hacen que Exultación expositiva sea una joya que no debe faltar en la biblioteca de todo líder, estudiante, pastor, y predicador.

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