×

Vivimos en una sociedad en donde el relativismo moral va en aumento, y donde señalar que algo es «malo» implica ser etiquetado como una persona intolerante y llena de odio. Aun entre el cristianismo se ha filtrado esta filosofía, cuando escuchamos a algunos decir: «Yo no soy quien para juzgar».

Sin embargo, esta idea de que no debemos ni podemos juzgar a nadie, bajo ninguna circunstancia, es antibíblica. En este sermón, el pastor Marcos Peña nos enseña a la luz de Mateo 7:1, que el juzgar es una parte intrínseca de la vida cristiana. En la medida que un creyente crece hacia la madurez, también aprenderá a determinar lo que está bien y lo que está mal de acuerdo al evangelio.

CARGAR MÁS
Cargando