El profeta Habacuc es un siervo fiel que conoce a su Dios, pero a pesar de ello, leemos que aún no termina de entender el proceder del Señor. Habacuc necesitaba ejercer la fe y paciencia en tiempos de dificultad.
Así como el profeta, cuando nos hallamos en medio de la prueba, somos tentados a cuestionar a Dios respecto a los tiempos y las formas de su respuesta. Pero Dios nos recuerda una y otra vez la importancia de aprender a esperar en Él. Aunque su respuesta parezca tardar, nos dice: “espérala”.
Aprender a esperar va contra la naturaleza del hombre, porque debido a nuestra naturaleza pecaminosa luchamos con creer y descansar en Dios. La paciencia es más bien la obra de la gracia de Dios en nosotros; se trata un fruto del Espíritu Santo en la vida del creyente.
En este sermón, el pastor Hanibal Rodríguez nos enseña a la luz de Habacuc 2:1-4, que para aprender a esperar se requiere honestidad, perspectiva, y fidelidad.