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Definición

La tribulación y el anticristo son dos conceptos separados pero interrelacionados. La tribulación se refiere a cualquier momento de peligro o angustia experimentada por el pueblo de Dios, pero también se refiere al futuro período intenso de Gran Tribulación que ocurrirá justo antes del regreso de Cristo. El anticristo se refiere a un personaje que está inspirado por una doctrina satánica y que se establece a sí mismo como dios. Este espíritu del anticristo implica una obra de enseñanza falsa que lleva a alguien a negar la deidad de Cristo o que afirma ser Cristo, pero también se refiere a un futuro líder terrenal satánico que exigirá ser adorado y perseguirá al pueblo de Dios.

Sumario

La escatología es un término que abarca todo para las realidades cósmicas y espirituales provocadas por la persona y la obra de Jesús el Mesías y mira hacia el postrer cumplimiento final de su entronización en la tierra, en la Nueva Jerusalén; por lo que habla de ambas realidades que expresan el ya, pero todavía no. Hay realidades escatológicas que experimentamos, pero estas llegarán a su conclusión con el regreso de Cristo. Dos realidades escatológicas que representan el “ya, pero todavía no” son: la tribulación y la presencia del Anticristo. Aunque puedan ser realidades presentes, serán intensivos y climáticos a medida que esta era se acerque a su fin, antes del regreso de Cristo. Este artículo examina las enseñanzas bíblicas sobre la tribulación actual y futura, y el anticristo.

Introducción

La escatología en el Nuevo Testamento se presenta como “ya, pero todavía no” en que es a la vez una realidad presente y una serie de eventos futuros. La escatología se refiere a la teología de las últimas cosas y, en general, está conectada a la profecía que predice eventos asociados con los últimos días. Si bien la escatología está relacionada con acontecimientos futuros, también es una característica consistente de la teología cristiana. Decir que algo es escatológico podría significar que está describiendo algo futuro, pero puede describir una realidad presente (p. ej., la vida eterna en Jn 3:16 y 11:25). La escatología es un término que abarca todo lo relacionado con las realidades cósmicas y espirituales provocadas por la persona y la obra de Jesús el Mesías y mira hacia el inminente cumplimiento final de su entronización en la tierra, en la Nueva Jerusalén. Actualmente estamos viviendo en la superposición del tiempo entre esta edad y la edad venidera. Como tal, hay realidades escatológicas que experimentamos en parte, pero que se completarán con el regreso de Cristo. Dos realidades escatológicas que representan el “ya, pero todavía no” son la tribulación y la presencia del anticristo. Aunque puedan ser realidades presentes, serán intensivos y climáticos a medida que esta era se acerque a su fin, antes del regreso de Cristo. Este ensayo explorará tanto la tribulación presente como la futura, y al anticristo.

Tribulación

La palabra traducida como “tribulación” proviene de las palabras hebreas ṣar o ṣārâ y de la palabra griega thlipsis. El sentido básico de estas palabras incluye “problemas”, “dificultades”, “sufrimiento”, “aflicción”, “angustia” y “presión”. Se usa para referirse a cualquier tipo de dificultades o problemas que pueda experimentar el pueblo de Dios. Los términos hebreos de raíz significan “estrecho” (Nm 22:26) o “comprimido” (Job 41:15). Como tal, transmiten la idea de una “constricción severa”, “estrechamiento” o “presionar juntos” hasta el punto de aplastamiento (Mt 7:14; Mr 3:9). La palabra “tribulación” proviene de la palabra latina tribulum que significa “trillador”, que utiliza presión y fricción para separar la paja de las cabezas de grano.[1] Cada instancia del término thlipsis en el libro de Apocalipsis connota problemas, angustias, aflicciones y tribulaciones experimentadas por los creyentes (Ap 1:9; 2:9, 10, 22; 7:14). También se usa con frecuencia a lo largo del Nuevo Testamento junto con el sufrimiento debido a la fe de uno.[2] Jesús incluso dice a sus discípulos, “en el mundo tienen tribulación. Pero confíen, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33). Por lo tanto, la tribulación y las pruebas son una experiencia común de los creyentes en esta vida y no deben sorprenderse ni alarmarse por ellas, porque Dios las usa para santificar a su pueblo (Stg 1:2-3; 1 P 1:6-7).

Mientras que en el presente los creyentes pueden experimentar tribulaciones, la Biblia anticipa un tiempo futuro intensificado de la Gran Tribulación que procede justo antes del regreso de Cristo. Jesús afirma que habrá una gran tribulación, tal como no ha sucedido desde el principio del mundo hasta ahora y como nunca la habrá, y que será cortada “por causa de los escogidos” (Mt 24:21-22). Unos versículos después, Jesús describe la venida del Hijo del Hombre en términos similares a los encontrados en 1 Tesalonicenses 4:16-17 (ambos textos hacen referencia a una “trompeta” y a “nubes”). Esta parusía (segunda venida) ocurre después de la Gran Tribulación (cp. Mt 24:29).

Aunque hay indicios de que habrá una Gran Tribulación que precede de inmediato a la segunda venida de Jesús, el “signo de tribulación” no ocurre solo al final de los tiempos, ya que se refiere a cualquier momento que el pueblo de Dios sufre. Por lo tanto, la tribulación que ocurre inmediatamente antes del final es solo una intensificación de una tribulación ya presente. Esta intensificación es la “Gran Tribulación” y su duración es de siete años, tres años y medio, o simplemente un período de tiempo intenso, pero no especificado antes del regreso de Cristo. En el libro de Apocalipsis, los creyentes son exhortados a testificar de Cristo por medio de la paciencia, como ciudadanos del reino en medio de la tribulación (Ap 1:9). Juan combina los temas de la tribulación, el reino y la paciencia como especialmente pertinentes para las comunidades cristianas. Dos veces la palabra “tribulación” denota el sufrimiento, la penuria y la persecución de los creyentes fieles (Ap 1:9; 2:9-10). También ocurre dos veces con el adjetivo “grande” (gr. megas; cp. Ap 2:22; 7:14) con respecto al juicio que Cristo inflige sobre la falsa profetisa (y sus seguidores), así como sobre los habitantes de la tierra. Los cristianos, entonces, deben esperar persecuciones y dificultades como parte integrante de la vida para Cristo. El libro de Apocalipsis prevé la consumación escatológica del reino de Cristo (Ap 11:15; 12:10), que se coloca en yuxtaposición con el reino satánico de este mundo (Ap 16:10; 17:12, 17-18). Como miembros del reino de Cristo, los creyentes deben soportar sufrimientos injustos porque su reivindicación vendrá cuando el reino de Cristo esté establecido de manera visible en la tierra. Por lo tanto, la resistencia constituye la virtud principal para los creyentes durante tiempos de penurias y opresión (Ap 1:9; 2:2-3, 19; 3:10; 13:10; 14:12-13).

Anticristo

De todo el Nuevo Testamento, la palabra infame “anticristo” (antikristos), solo se encuentra en las cartas de Juan (1Jn 2:18, 22; 4:3; 2 Jn 7). Aunque es muy probable que el término en sí fue acuñado por Juan, también es muy posible que usara un concepto comúnmente encontrado en escritos judíos y cristianos para referirse al arch-némesis del pueblo de Dios. El interés de Juan en el anticristo, sin embargo, es impulsado cristológicamente en un intento de refutar las ideas heréticas. Se refiere a los falsos maestros como “anticristos” (1 Jn 2:18), que tienen el espíritu del Anticristo (4:3). La señal reveladora de que los falsos maestros son del anticristo es su negación de la verdad de que Jesús es el Cristo y que Él vino en la carne (1Jn 2:22; 4:3; 2 Jn 1:7). Hay una serie de observaciones importantes que informan nuestra comprensión del anticristo en las epístolas de Juan, especialmente en lo que se refiere a la escatología y a la profecía futura.

Para empezar, Juan distingue entre anticristos (plural) y el Anticristo (singular). El término plural, anticristos, entonces, es virtualmente sinónimo de los “falsos profetas” y los “falsos Mesías y Cristos” anunciados en el Discurso del monte de los Olivos (Mt 24:11, 24; Mr 13:22). El pariente más cercano al término anticristo es “falsos Cristos” (pseudokristoi) que se encuentra en Mateo 24:24 y Marcos 13:22, pero la elección de Juan para “anti” en lugar de “pseudo” sugiere que quería caracterizarlos como “en oposición a” Cristo en lugar de ser pretendientes mesiánicos. No pretenden ser el Mesías, sino que su enseñanza errónea sobre Jesús representa una vil afrenta a la verdad de Cristo y una perversión de la cristología ortodoxa. Robert Yarbrough observa: “Los anticristos, presumiblemente, serían los cabecillas o los principales devotos de los subgrupos de la iglesia… cuyos objetivos y prácticas resultan ser inaceptables para las normas y resultados establecidos bajo el señorío directo de Cristo por líderes apostólicos escogidos a mano como Juan”.[3] Estos “anticristos” están inspirados en el espíritu del anticristo (4:3), que es comúnmente reconocido como el adversario espiritual y escatológico de Cristo y de su pueblo.

El anticristo en 1 Juan 4:3 probablemente debería estar asociado con la “abominación desoladora” (Mr 13:14), el “hombre de iniquidad” (2 Ts 2:3-4) y “la bestia” (Ap 13:1-9, 11-18; 11:7). La anticipación de esta figura malvada está arraigada en las visiones de Daniel (Dn 7:8, 19-25; 9:27; 11:31, 36-27; 12:11) y otras figuras malas similares en el Antiguo Testamento (Ez 28:2-3). Las tradiciones apocalípticas judías abundan con predicciones pesimistas de un hombre inspirado por el mal en oposición al verdadero pueblo de Dios. Al referirse al “espíritu del anticristo” (1 Jn 4:3), sin embargo, Juan debe haber concebido que es un ser sobrenatural. Es más, es probable que sea visto como un representante humano y encarnación del mal de quien Jesús mismo habla (Mt 6:13; Jn 17:15; cp. Jn 8:44). Podríamos estar de acuerdo con la evaluación de Howard Marshall de que Juan “no ha desmitificado la figura del anticristo, ni niega la futura venida del anticristo, sino que está mucho más preocupado por el hecho actual de falsos maestros en la iglesia que tienen el espíritu del anticristo”.[4]

También vemos que la presencia de “anticristos” en el mundo es evidencia de que actualmente estamos viviendo en la “última hora” escatológica (eschatē hōra). Él dice que esto es “como identificamos que es la última hora” (1 Jn 2:18) y que el espíritu del anticristo ya está en el mundo (1 Jn 4:3). La frase “última hora” es más una afirmación teológica que un indicador cronológico. Cuando se ve como un término técnico, denota un período de tiempo, ya sea largo o corto, que marcará el comienzo de la culminación de las eras que resulta en la consumación del juicio final y la salvación prometida por Dios. El concepto de los últimos días está arraigado en las expectativas del Antiguo Testamento de un tiempo en que Dios intervendría manifiestamente para cumplir sus propósitos para el mundo y su pueblo (cp. Is 2:2; Dn 11:40-12:13). Los escritores del Nuevo Testamento creían firmemente que la llegada, muerte y resurrección de Jesús el Mesías inauguró un cambio escatológico indicando que los últimos días ya han comenzado y serán llevados a la conclusión apropiada al regreso de Cristo (Hch 2:17; 1 Co 10:11; 2 Ti 3:1; He 1:2; 1 P 1:20; 2 P 3:3; cp. Jl 2:28; Mi 4:1). Mientras que los escritores del Nuevo Testamento creían que ya estaban viviendo en los últimos días, también anticiparon una escalada de maldad y acontecimientos antes del regreso de Cristo (Mt 24; Mr 13; Lc 21; 1 Ti 4:1; 2 Ti 3:1; 2 P 3:3; Jud 1:18).

Pablo se refiere a esta figura escatológica que vendrá al escenario antes del regreso de Cristo como el “hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Ts 2:1-3). Según Pablo, este hombre se levantará y tratará de exaltarse sobre Dios exigiendo adoración a nadie más que a sí mismo (v. 4). Él perseguirá severamente a aquellos que se niegan a adorarlo y usará señales y prodigios para engañar al pueblo y les dará falsas enseñanzas (vv. 9, 11). Al imitar los milagros y la habilidad de enseñar de Jesús, parecerá ser el Mesías, pero será derrotado en la segunda venida de Jesús (v. 8). A lo largo de la historia algunos creyeron que Nerón, el Papa, Stalin, Hitler y otros eran el anticristo escatológico. Aunque de hecho estaban equivocados, debemos entender que cada generación tiene a aquellos que se oponen a Cristo y que con razón podrían ser llamados anticristos.

La enseñanza más detallada sobre el Anticristo escatológico se encuentra en Apocalipsis 13 donde se le conoce como “la bestia”. Satanás es representado como un gran dragón rojo en guerra contra Dios y su pueblo, pero él es arrojado a la tierra donde enfoca su vehemente asalto contra el pueblo de Dios (Ap 12:13-17). El dragón recluta la ayuda de dos bestias para ejecutar su guerra contra los santos (Ap 13:1-18). La bestia del mar (Ap 13:1-8) representa al Anticristo. La bestia de la tierra (Ap 13:11-17) representa a un falso profeta que dirige una institución religiosa que impone la adoración de la primera bestia (es decir, el culto imperial). Juntos, estos tres comprenden una trinidad profana por la cual el dragón, la bestia marina y la bestia terrestre funcionan en una capacidad similar a la del Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Anticristo se establece como un falso Mesías arrogante, de estatus divino como tirano soberano y ordena la adoración idolátrica. El reinado pretencioso de la bestia sobre las naciones de la tierra se burla intencionalmente del reinado legítimo del Cordero. Así como el Padre concedió su poder, autoridad y trono a Jesús (Ap 5:6-7), el dragón soporta a la bestia con poder, trono y gran autoridad (Ap 13:2). En Apocalipsis 13:3, su reinado sobre las naciones está asegurado por su pseudo-resurrección cuando milagrosamente se recuperó de una herida fatal en la cabeza (cp. 1:18). Los habitantes de la tierra adoran al dragón y a su bestia como su déspota inexpugnable (13:4). El Anticristo ejerce tiránicamente su autoridad en un asalto blasfemo contra el verdadero Dios y su pueblo. Juan toma prestada la visión de Daniel sobre el cuerno pequeño (Dn 7:6-8).[5] Este cuerno pequeño, que representa al líder de un poderoso reino terrenal, habla jactanciosamente contra Dios y hace una guerra contra los santos por un período de tres años y medio (Dn 7:21, 25). A este antagonista se le concede un período limitado de tiempo para perseguir a los santos, pero al final de ese tiempo asignado Dios dará un veredicto para vindicar a sus santos estableciendo su reino en la tierra (Dn 7:22, 26-27).

Al anticristo se le concedió hablar de manera blasfema y reinar durante cuarenta y dos meses (tres años y medio). En Apocalipsis 13:7, al Anticristo se le da autoridad para librar una guerra contra los santos y vencerlos. Aunque Apocalipsis 12:11 explícitamente afirma que los santos finalmente conquistaron a Satanás, durante este tiempo de guerra ellos enfrentarán la muerte física. Este error de justicia continúa mientras todos los habitantes de la tierra adoran a la bestia (Ap 13:8) y el falso profeta (es decir, la bestia terrestre) ordena la idolatría forzada con la autoridad legal para ejecutar a los delincuentes, así como instituir restricciones económicas diseñadas para oprimir a los santos (Ap 13:11-17). A medida que Satanás procede a ejecutar su guerra contra los santos en la tierra, la posterior matanza de los justos haría parecer que Satanás realmente ha triunfado a través de esta injusticia. Juan inserta una breve advertencia profética para los santos, en Apocalipsis 13:9-10, para animarlos a permanecer fieles mientras soportan con paciencia el cautiverio y la ejecución (cp. Jr 15:2).

Conclusión

Podemos experimentar tribulaciones y encontrar anticristos en nuestras vidas. También podemos anticipar una futura Gran Tribulación y Anticristo antes del regreso de Cristo. Esto significa que cuando contrarrestamos las dificultades y las falsas enseñanzas debemos estar en guardia mientras soportamos o enfrentamos estas cosas. Al acercarnos al regreso de Cristo nos damos cuenta de que la tribulación aumentará y, en algún momento, surgirá un engañador que buscará perseguir a los cristianos y será adorado. El propósito de estas enseñanzas es animar a los creyentes a soportar dificultades y permanecer fieles a Cristo como sus testigos. El inicio y la duración de la Gran Tribulación son asuntos secundarios abiertos al debate, la interpretación y la especulación.

Notas al pie

1B. A. Milne, “Tribulation,” in the New Bible Dictionary (D. R. W. Wood et al., eds.; Downers Grove: InterVarsity Press, 1996), 1206–1208.
2Cp. Mt 13:21; 24:9; Mr 4:17; Jn 16:33; Hch 11:19; 14:22; 20:33; Ro 8:35; 2 Co 1:8; 4:17; 6:4; 8:2; Fil 1:17; 1 Ts 1:6; 3:3, 7; 2 Ts 1:4, 6; He 10:33.
3Robert W. Yarbrough, 1–3 John, BECNT (Grand Rapids: Baker, 2008), 143.
4I. Howard Marshall, The Epistles of John, NICNT (Grand Rapids: Eerdmans, 1978), 151. See also Akin, 1, 2, 3 John, 268–69.
5Para un análisis más completo del uso de Daniel por parte de Juan, ver Beale, Book of Revelation, 681–703.

Lecturas adicionales

  • Daniel L. Akin, 1, 2, 3 John (NAC 38; Nashville: B&H, 2001).
  • Bandy, Alan y Benjamin Merkle. Understanding Prophecy: A Biblical-Theological Approach (Grand Rapids: Kregel, 2015).
  • Richard Bauckham. The Climax of Prophecy: Studies on the Book of Revelation (London: T & T Clark, 1993).
  • Gary M. Burge, Letters of John (NIVAC; Grand Rapids: Zondervan, 1996).
  • Fuller, R. C. Naming the Antichrist: The History of an American Obsession (New York: Oxford University Press, 1995).
  • Hanegraaff, Hank. “Did Daniel Prophesy a Seven-Year Great Tribulation.” Equip.org (consultado el 12/30/2019).
  • Hays, J. Daniel, J. Scott Duvall, and C. Marvin Pate, eds. Dictionary of Biblical Prophecy and End Times, (Grand Rapids: Zondervan, 2007).
  • George W. Knight. The Pastoral Epistles (NIGTC; Grand Rapids: Eerdmans, 1994).
  • George Eldon Ladd. The Presence of the Future (Grand Rapids: Eerdmans, 1974).
  • Marshall, I. Howard. The Epistles of John (NICNT; Grand Rapids: Eerdmans, 1978).
  • McGinn, Bernard. Antichrist: Two Thousand Years of The Human Fascination with Evil (New York: Columbia University Press, 2000).
  • Milne, B. A. “Tribulation,” en el New Bible Dictionary (D. R. W. Wood et al., eds.; Downers Grove: InterVarsity, 1996), 1206–1208.
  • Schreiner, Thomas R. New Testament Theology: Magnifying God in Christ (Grand Rapids: Baker, 2008).
  • Wilson, Sandy. “The Great Tribulation.” Sermon. TheGospelCoalition.org (consultado el 12/30/2019).
  • Yarbrough, Robert W. 1–3 John (BECNT; Grand Rapids: Baker, 2008).