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Cuando pensamos en el Día Internacional de la Mujer, debemos entender que las intenciones que motivaron la lucha de la mujer por lograr la igualdad en los derechos políticos y ciudadanos hoy en día nos parecen apropiadas y necesarias. Sin embargo, con el tiempo, esa lucha creció. No se limitó a luchar por ejercer el derecho al voto, el derecho a poder recibir educación avanzada, o el derecho a comprar propiedades. Los hombres, debido al pecado y al mal uso de su liderazgo, le habían restringido a la mujer estos derechos. La lucha de las mujeres, entonces, evolucionó hasta el punto de querer obtener no solo los mismos derechos que los hombres, sino también los mismos roles.

El diseño y la rebelión

La enseñanza bíblica de Génesis 1:27 dice: “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

Este corto versículo del Génesis nos enseña varias cosas, comenzando con esto: Dios es quien diseña. Por lo tanto, el buen funcionamiento de los roles se dará cuando vivamos el diseño que Él nos dio. Dios creó tanto al hombre como a la mujer a Su imagen y semejanza. Esto implica que ambos son de igual importancia para Dios. Ningún género es más importante para Dios. Dios le dio al hombre y a la mujer roles diferentes, y ninguno de esos roles es menos importante o denigrante que el otro. Cuando los roles funcionan bien, el hombre y la mujer se complementan hasta el punto de llegar a reflejar la perfecta imagen de Dios.

La realidad hoy en día, y tristemente hasta en el mundo cristiano, es que la mujer se ha sublevado al rol que Dios le otorgó y está luchando por vivir un diseño que Dios no le dio. Esta sublevación, en especial en el mundo cristiano, puede deberse a varias cosas:

  • Ignorar los roles bíblicos de la mujer.
  • Entender mal el concepto de ayuda idónea y la sumisión. Es fácil percibirlos como como opresivos e injustos.
  • Un corazón que no quiere someterse al diseño del creador.

La solución bíblica

Pero no te preocupes, ¡hay solución! Déjame compartir contigo algunas soluciones bíblicas a este problema.

1. Lee y estudia la Biblia. Juan 8:31-32 dice: “Entonces Jesús decía a los Judíos que habían creído en Él: ‘Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres’”. Dios no nos ha dejado sin instrucciones o sin explicación. Todo lo que necesitas saber para ser hecha a su imagen y glorificarlo a Él está en la Biblia, y es esta verdad la que nos trae libertad y liberación.

La mujer no está limitada por lo que el hombre le dice que puede hacer o no hacer. La mujer está limitada por lo que Dios le ha dicho que le corresponde hacer o no.

2. Sométete a los mandatos de las Escrituras. 1 Juan 5:3 dice: “Porque éste es el amor de Dios: que guardemos Sus mandamientos, y Sus mandamientos no son difíciles”. Dios no nos pedirá hacer algo que vaya en contra de nuestro bien o de nuestro crecimiento espiritual. Pensar así de Dios sería contradecir su atributo inmutable de amor.

3. Reflexiona en la verdad de que tu valor viene de Dios. No viene de lo que la sociedad dice que es bueno o malo. Es Dios mismo quien traza y describe lo que es valioso. Si te queda alguna duda de lo valiosa que eres, mira a la cruz y recuerda que esa sangre fue derramada por ti.

4. Créele a Dios. Cuando Él dice en su Palabra que algo es bueno, es bueno en verdad. Recuerda que Dios pronuncia estas palabras en Génesis. Al culminar el relato de su creación, Él mismo dice que todo era muy bueno. “Dios vio todo lo que había hecho; y era bueno en gran manera” (Gn. 1:21). Y eso incluye los roles del hombre y la mujer.

5. Celebra los roles que el Creador pensó exclusivamente para ti. Recuerda que estos roles funcionarán solo si los despliegas tú como mujer. ¡Solo así funcionan! Pero cuando celebres, no hagas nada por egoísmo ni por vanagloria (Ef. 2:3). Celebra que el hombre es igual de importante y que juntos, hombre y mujer, son capaces de reflejar la perfecta imagen de Dios.

Mujer cristiana, conviértete en femenina y no en feminista. Ten esto presente en medio de la celebración del Día Internacional de la Mujer. El ser femenina es vivir el diseño de Dios, vivir en el rol que Dios le otorgó a tu género. Por otro lado, ser feminista es vivir a espaldas de ese diseño, y en una constante lucha por querer construir un rol conforme a tus criterios y no conforme a la Palabra de Dios.

Ciertamente, el hombre no te define. Dios te ha definido. La mujer no está limitada por lo que el hombre le dice que puede hacer o no hacer. La mujer está limitada por lo que Dios le ha dicho que le corresponde hacer o no.

¿Quieres ser femenina y vivir el diseño de Dios, o quieres ser feminista y nadar en contra del diseño de Dios?


Artículo publicado originalmente para el ministerio Ezer. Adaptado para Coalición por el Evangelio.
Imagen: Unsplash.
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