Muchas de mis metas y planes para el 2020 fueron desviadas. (Eso es una subestimación). Algunas áreas para las que tenía grandes intenciones no mejoraron, mientras que he visto un crecimiento en otras áreas para las que ni siquiera me había fijado metas.
El comienzo de un nuevo año es un momento perfecto para reevaluar lo que Dios está haciendo en tu vida, alabarlo por todo lo que ha hecho, y establecer algunas metas centradas en Él. Líderes cristianos como Jonathan Edwards modelaron esta búsqueda disciplinada de la piedad: un joven Edwards estableció 70 resoluciones para ayudarlo a glorificar a Dios.
Antes de establecer tus metas de Año Nuevo, aquí hay tres preguntas a considerar.
1. ¿Quiero glorificar a Dios o glorificarme a mí mismo?
La cuarta resolución de Edwards es: “nunca hacer ninguna clase de cosas, ya sea en el alma o cuerpo menos o más, que tienda a aminorar la gloria de Dios”.
Si no tengo cuidado, puedo gravitar hacia metas que tienen la motivación sutil de glorificarme a mí mismo. El ejercicio físico, las finanzas, y los seguidores pueden ser herramientas para glorificar a Dios. Pero si esas cosas se convierten en fines en sí mismos, estoy en peligro de idolatría.
Si no tengo cuidado, puedo gravitar hacia metas que tienen la motivación sutil de glorificarme a mí mismo
Nuestra generación está en grave peligro de presentar una imagen a lo externo (aún una imagen cristiana), dejando a un lado los asuntos más importantes de piedad y carácter. La vida cristiana no se trata de que Dios te ayude a lograr todas tus metas y sueños. Se trata de dejar tus sueños y ambiciones para abrazar Su sueño para tu vida (Mt 16:24-25).
2. ¿Me ayuda a cumplir mi misión?
Estás llamado a estar en el negocio de hacer discípulos (Mt 28:18-20). Dios te ha diseñado para que hagas esto de una manera única (Ef 2:10).
Si no estás seguro en qué específicamente Dios te está llamando a enfocar tu vida, tal vez este año puedas explorar cómo Dios te ha diseñado para servir en su misión. (Un recurso útil es What Are You Going To Do With Your Life? [¿Qué vas a hacer con tu vida?] por JD Greear.)
Nuevamente, el proceso de descubrir la misión de tu vida no debe ser egocéntrico, sino “Dios-céntrico”. Asegúrate de pasar más tiempo estudiando la Palabra de Dios que estudiando el método de Strengthsfinder (Conozca sus fortalezas). El líder de misiones Claude Hickman, en su libro It’s All Backward (Todo está al revés), da un buen consejo al buscar descubrir tu misión en la vida:
“Todos los consejos que te han dado sobre tu vida están equivocados. En realidad, es al revés. Ojalá estuviera exagerando. Pero en serio, después de años de leer los libros, escuchar muchos seminarios y sermones para ayudar a las personas a descubrir la dirección de su vida, todos tienen el mismo problema: comienzan con la persona equivocada: tú. Dios no quiere respaldar tu vida; quiere dirigir tu vida”.
3. ¿Cómo seré consistente?
Una vez que establezcas metas con las motivaciones correctas y “en misión” con lo que Dios tiene para tu vida, es importante considerar cómo mantendrás la consistencia. No basta con tener buenas intenciones. Debes hacer un plan específico sobre cómo incorporarás estos nuevos hábitos.
Por ejemplo, si tu meta es dedicar 30 minutos al día a la lectura de la Biblia y la oración, aquí hay una serie de preguntas que debes responder:
- ¿Cuándo tendré mi tiempo devocional?
- ¿Cómo evitaré distraerme? (Por ejemplo, ¿podrías poner tu teléfono en modo avión?)
- ¿Cuál es mi plan B si mi tiempo normal no funciona?
- ¿A quién rendiré cuentas sobre la práctica de este hábito?
No puedo enfatizar lo suficiente la importancia de la rendición de cuentas para mantener las metas centradas en Dios. La mayoría de las relaciones de rendición de cuentas se centran más en la confesión de pecado, la cual es esencial. Sin embargo, he visto increíbles beneficios de los grupos de rendición de cuentas que hacen preguntas más proactivas sobre las disciplinas espirituales.
No basta con tener buenas intenciones. Debes hacer un plan específico
No tengas miedo a la disciplina. La disciplina no es legalismo. Creo que una de las mentiras que usa el enemigo para evitar que las personas sean coherentes en las disciplinas espirituales es: “estás siendo legalista”.
Sabemos que perseguir disciplinas espirituales no gana el favor de Dios (Tit 3: 5). Dios no te ama más si tuviste tu tiempo devocional hoy. La disciplina espiritual se trata de conectarse con el Señor, no de marcar casillas. Muchos han llamado a las disciplinas espirituales “medios de gracia” porque te ponen en el trayecto del poder de Dios, donde puedes experimentar más de su gracia en tu vida. Como escribió Dallas Willard: “La gracia no se opone al esfuerzo; se opone a la ganancia. Ganar es una actitud. El esfuerzo es una acción…”.
Objetivos para la eternidad
Hace unos años, vi al nadador olímpico Michael Phelps acumular medalla de oro tras medalla de oro. La cadena de televisión hizo un especial en el que describió su régimen de entrenamiento. Todo lo que hizo fue comer, dormir, y nadar. Mostraron las locas cantidades de comida que consumía cada día, constantemente “acumulando carbohidratos” para su próximo entrenamiento. Y siempre que no estaba en el gimnasio levantando pesas o nadando, estaba descansando. Cada aspecto de su vida giraba totalmente en torno a ganar esas medallas de oro.
Un versículo de las Escrituras que estaba memorizando pasó por mi mente:
“Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado”, 1 Corintios 9:25-27.
¿Qué pasaría si buscáramos conocer y servir a Dios en 2021 con el mismo enfoque? ¿Qué pasaría si los seguidores de Cristo tuvieran el mismo compromiso con las disciplinas espirituales que los atletas olímpicos tienen hacia sus metas y rutinas? Amigos, lo que estamos viviendo es mucho más importante que las medallas de oro olímpicas. Una vida de obediencia ante Dios será un legado que durará por la eternidad.