×

El manejo del tiempo: Un choque común de culturas

La mayoría de las culturas occidentales tienden a hacer un uso eficiente del tiempo. Esto significa que respetan a los demás respetando su tiempo y priorizando el reloj. La mayoría de las culturas orientales tienden a estar orientadas hacia los eventos. Esto significa que respetan a los demás respetando su participación y priorizando su acceso a las partes clave de un evento.

Ambas culturas valoran el respeto a los demás. La forma en que se demuestra este respeto es lo que a menudo resulta en un choque cultural.

Piensa en un típico grupo pequeño de la iglesia en una ciudad universitaria. Este grupo se reúne una vez a la semana para tener compañerismo, hacer estudio bíblico y orar. Digamos que los participantes de nuestro grupo hipotético están compuestos tanto por occidentales como por orientales, quizás estudiantes hindúes de posgrado y profesionales de negocios.

Todos los miembros de este grupo pequeño han acordado una hora de inicio y término para sus reuniones  (7:00 a 9:00 p.m) y han consensuado cuáles serán las partes de la reunión: compañerismo, estudio y oración.

Llega la noche de la reunión del grupo y algunos de los participantes llegan a tiempo. Sin embargo, los occidentales sienten la necesidad de comenzar la reunión después de 5-10 minutos. Esto no encaja bien con los orientales, porque varios miembros del grupo aún no han llegado. Ellos sienten que sería poco amoroso comenzar la reunión sin que todos los participantes estén presentes. Por su parte, los occidentales quieren empezar porque sienten que sería poco amoroso no terminar a tiempo. ¡Hay otras cosas programadas después de la reunión, incluyendo la hora en que los niños pequeños deben ir a la cama!

La reunión finalmente comienza y la discusión dura más de lo esperado. Son casi las 9:00, así que los occidentales sugieren no tener el tiempo de oración de la reunión. Después de todo, quieren honrar el tiempo de todos terminando a tiempo y manteniendo su palabra. Pero los orientales protestan una vez más. Es más honroso asegurarse de que puedan orar juntos como grupo y cumplir con todos los elementos claves de este evento, ¡sin importar qué tan tarde sea!

Esta es una colisión clásica de una orientación por el tiempo vs. orientación por los eventos: Occidente vs. Oriente.

Podemos ver cómo entendimientos diferentes de lo que es respeto pudieran causar algunos desacuerdos incómodos en un grupo como este. Pero las cosas pudieran empeorar aún más si alguno de los miembros del grupo comienza a elevar estas preferencias culturales para convertirlas en asuntos de piedad. Un hermano occidental pudiera decir que es más piadoso manejar la responsabilidad del tiempo: redimir el tiempo y mantener la palabra, eso es lo que los cristianos deben hacer independientemente de su cultura. Un hermano oriental pudiera diferir y decir que es más piadoso priorizar a la gente en vez de los horarios: el amor por los demás es como el mundo sabrá que somos discípulos de Jesús, no por nuestro manejo rígido de los horarios. ¿Por qué dejas que el reloj te haga descuidar el gran deber de la oración?

¿Cómo puedes superar este tipo de impasse? A nivel práctico, resulta útil si hay participantes que puedan señalar las dinámicas culturales que están sucediendo. Estar consciente de estos valores culturales diferentes sobre la puntualidad y los eventos ayuda a mantener el conflicto en un nivel apropiado, uno que tiene que ver con la preferencia y no con la fidelidad. Exponer los elementos culturales que están afectando la conversación ayuda a apaciguarla, ya que muchos de los participantes de cada cultura puede que nunca hayan escuchado antes que hay personas que abordan el respeto a los demás de maneras distintas. Ayuda si abordamos la conversación como una diferencia de personalidad y menos como un tema de desobediencia. Esto puede inyectar algo de gracia y disposición para escuchar la conversación.

También es fundamental enfocarse en la virtud común y bíblica que ambos grupos están buscando: respeto y amor a los demás. Están trabajando por el mismo principio bíblico, pero lo están aplicando de maneras distintas. Esto quiere decir que el conflicto cae en el ámbito de los temas del tipo de Romanos 14: «El que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios» (Ro 14:6). En Romanos 14 podemos aplicar el mismo principio bíblico de honrar al Señor y darle gracias ya sea comiendo o absteniéndose de comer. Hay un espectro de aplicaciones fieles de este principio. Esto también es cierto en el otro tema de honrar ciertos días sobre otros que Pablo plantea en este capítulo.

Tenemos otros principios bíblicos con una gama más restringida de aplicaciones bíblicas, como la Cena del Señor. Pero hemos recibido muchos principios bíblicos con una gama más amplia de aplicaciones posibles. Cuando asumimos que nuestras propias aplicaciones personales o culturales son las mismas que el principio bíblico (a veces lo hacemos en nombre de la lucha en contra de la relatividad), tendemos a pisotear la libertad cristiana y a luchar por las causas equivocadas. Tal como Pablo advierte, podemos dividir el cuerpo de Cristo por asuntos tontos como la comida. Sin embargo, podemos unirnos a Pablo para preguntar: «¿Destruirás, por honrar el tiempo, a aquel por quien Cristo murió?».

Si el conflicto ha llegado hasta este punto, han reconocido el choque cultural que está ocurriendo y han identificado cómo se relaciona el principio bíblico y las aplicaciones posibles, pero todavía tienen que hacer algo más. ¿Cómo debería proceder el grupo teniendo en cuenta estas preferencias que aparentan ser exclusivas? En este punto, el contexto juega un papel importante en la elaboración de un plan de acción.

¿La abrumadora mayoría de los asistentes pertenece a un grupo cultural? Entonces es probable que la pequeña minoría, por amor, cambie sus preferencias culturales a las de la mayoría. ¿Hay un grupo que tiene mayor capacidad para cambiar culturalmente, una mayor capacidad para ver ambos lados del problema? Tal vez los miembros más jóvenes del grupo tengan mayor capacidad para renunciar a sus preferencias culturales, mientras que los miembros mayores corren el riesgo de violar sus conciencias. Si es así, los más jóvenes pueden ser llamados a hacer ese cambio por el bien de los demás. Tal vez haya alguna manera en que ambos grupos puedan mostrar preferencia unos a otros y buscar un término medio con un compromiso intencional. Tal vez diferentes reuniones puedan priorizar la cultura de los respectivos grupos. Esto podría llegar a ser divertido: «Primera y tercera semana del mes, nos reuniremos al estilo occidental, segunda y tercera, ¡es todo oriental! Prepárense».

Sin importar la solución práctica que nuestro hipotético grupo pequeño decida, es probable que hayan crecido solo por el simple hecho de haber obtenido una mayor claridad sobre estas diferencias y haber trabajado juntos de manera intencional para encontrar una solución. Con demasiada frecuencia, los conflictos culturales ocurren sin que los participantes entiendan lo que está realmente pasando. A menudo, los que son mayoría siguen haciendo las cosas a su manera, mientras la minoría siente que no fueron escuchados o entendidos. Estos conflictos también suelen etiquetarse de manera errónea como asuntos de fidelidad, donde se debe ser blanco o negro, cuando en realidad eran solo temas grises de preferencia.

Este tipo de conflictos representan una oportunidad importante para el crecimiento y el amor: algo que puede servir como un testimonio poderoso a un mundo incrédulo cuya diversidad es muy superficial. Si eres occidental, puedes aprender a honrar a tus amigos orientales priorizando la participación de todos y siendo flexible con el horario de inicio y término. Muéstrale a tus amigos orientales que ellos son más importantes para ti que el reloj. Si eres oriental, puedes aprender a honrar a tus amigos occidentales mostrándoles que valoras su tiempo y sus planes. Muéstrales que los amas ayudándoles a mantener sus compromisos. ¿Cómo puedes aprender a hacer esto con gente real? Haciendo preguntas sobre estas preferencias y siendo un buen oyente. Una amistad espiritual sencilla hace lo necesario para superar las diferencias culturales.

Por supuesto, estos son aspectos generales y siempre existirán excepciones a estos patrones. Sin embargo, en un mundo cada vez más globalizado, la iglesia se beneficiaría de estar más consciente de este choque cultural tan común. Trabajemos para tener culturas bíblicas de diversidad dentro de nuestras iglesias donde estemos centrados en el tiempo y/o en los eventos con la intencionalidad del evangelio.


Publicado originalmente en Entrusted To the Dirt. Traducido por Sergio Paz.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando