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Nadie desea pasar por aflicción, ¿cierto? Aun pensar en diferentes situaciones difíciles en nuestras vidas nos llena de temor, y si tuviéramos la oportunidad de evitarlas, lo haríamos sin pensarlo dos veces.

Pero esa no es nuestra realidad. Vivimos en un mundo donde el pecado ha afectado absolutamente todo. Nosotras estamos dañadas e incompletas por causa del pecado, y nuestro mundo también. El pecado afectó el mundo y la humanidad perfecta que Dios había creado, y la transformó en una lleno de dolor, donde las cosas no siempre salen como queremos, donde hay enfermedad, muerte, decepciones, anhelos insatisfechos… y la lista pudiera continuar.

Las pruebas son una realidad. Solo necesitamos estar vivas para sufrir.

Un mundo al revés

Frente a este panorama donde el dolor está al acecho, llaman mi atención las palabras de parte de Dios que encontramos en el libro de Santiago:

“Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas”, Santiago 1:2.

¡Al leer estas líneas pudiéramos pensar que Santiago ha perdido la cabeza! “¡Alégrate cuando estás en pruebas!”. “Estás sufriendo, ¡sé feliz!”. Leer palabras como estas pudieran resultar chocantes cuando estamos sufriendo por la muerte de un ser querido, o batallamos con una enfermedad que no mejora, o estamos en medio del dolor de una relación rota.

Pero la razón por la que este llamado puede golpearnos es porque quizá no tenemos un entendimiento claro de lo que significa.

En estas líneas, Santiago no nos está diciendo que deseemos las pruebas o las dificultades. No nos está diciendo que no debe dolernos, o que debemos disfrutar las aflicciones. 

A lo que sí nos está llamando Santiago es a tomar una decisión de experimentar gozo en tiempos de dificultad. ¿Es esto posible? Definitivamente lo es. El mismo Pablo le dijo a los Corintios que él sobreabundaba en gozo en medio de sus aflicciones (2 Co. 7:14), ¡y sabemos que las de Pablo fueron muchas!

Entender el gozo

Ahora, ¿a qué se refiere Santiago cuando nos habla de tener gozo? ¿Cómo podemos definirlo? Pudiéramos verlo como una actitud de bienestar en el corazón que el Espíritu Santo produce mientras vemos la belleza de Cristo en su obra y en su Palabra.

Tener gozo en medio de las pruebas es un llamado, y a la vez es algo que nosotras mismas no podemos producir. ¿Cómo es esto posible, entonces?

Gálatas 5:22 nos enseña que el gozo es parte del fruto del Espíritu, y por lo tanto es algo que solo Él puede producir. Sin embargo, el fruto del Espíritu se produce en nosotras al alimentar el Espíritu y no la carne, y una de las formas en las que hacemos esto es yendo a su Palabra, conociendo a Cristo y su hermosura a través de ella, y respondiendo en obediencia.

Entonces, el Espíritu Santo produce el gozo en nosotras en la medida en la que su Palabra es nuestro alimento y fuente de deleite.

Ver la hermosura de Cristo, conocer su carácter a través de su Palabra es esencial para que podamos tener gozo en medio de la aflicción.

El salmista decía: “Si Tu ley no hubiera sido mi deleite, entonces habría perecido en mi aflicción” (Sal. 119:92).

Ver la hermosura de Cristo y conocer su carácter a través de su Palabra es esencial para que podamos tener gozo en medio de la aflicción, para que en nuestra alma haya bienestar con base en lo que Dios es, independientemente de que nuestro barco esté en medio de una tormenta.

La prueba de la fe

El pasaje de Santiago continua y nos da la razón por la que debemos tener gozo en medio de las pruebas. La aflicción produce perseverancia en nosotras (Stg. 1:3). En medio de las aflicciones, el músculo de nuestra fe se fortalece, y tenemos como resultado el ser moldeadas a la imagen de Cristo.

Cuando mis ojos están puestos en Dios y su obra en nosotras, aun en medio de la tormenta más grande, podemos tener gozo.

Hay algo más sobre las pruebas en este primer capítulo de Santiago que no quisiera dejar de mencionar. Santiago, hablando en el contexto de las pruebas, luego de decirnos lo que produce en nosotros, trae al escenario la necesidad de la sabiduría: “Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Stg. 1:5).

Cuando mis ojos están puestos en Dios y su obra en nosotras, aun en medio de la tormenta más grande, podemos tener gozo.

No sé tú, pero sabiduría no es algo que comúnmente pido en medio de la aflicción. Usualmente pido por sabiduría cuando tengo que tomar alguna decisión o debo dar alguna respuesta.

Pero la realidad es que tiene mucho sentido pedir sabiduría en medio de la aflicción. Pudiéramos decir que la sabiduría es ver el mundo y mis circunstancias como Dios las ve, y luego actuar con base en ese conocimiento.

Considerando esta definición, ¿cómo ve Dios nuestro sufrimiento?

  • Leve y pasajero (2 Co. 4:17)
  • Produce fruto en nosotras (2 Co. 4:17)
  • Obra para bien (Ro. 8:28)
  • Nos permite ser consoladas por Dios y consolar a otras (2 Co. 1:4)
  • En el futuro, Dios mismo hará nuevas todas las cosas (Ap. 21:5)

En medio de la aflicción necesitamos de la sabiduría que se requiere para aprender a ver nuestra tribulación de esta manera y entonces responder. Cuando vemos el sufrimiento como Dios lo ve a través de su Palabra, y abrazamos estas verdades, la respuesta natural de nuestro corazón será gozo en medio de la aflicción.

Y allí, en el calor del fuego, pero bajo el fiel cuidado de nuestro Buen Pastor, seremos moldeadas a su gloriosa imagen, y podremos tener gran gozo en medio de las pruebas.


Imagen: Lightstock.
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