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Nota del editor: 

Este es un capítulo tomado del ebook Cinco verdades que cambian vidas: Redescubriendo el mensaje de la Reforma para nuestros días, un recurso disponible para descarga gratuita aquí.

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Mi esposa y yo tenemos tres hijos que aman la época navideña y todos los años ocurre lo mismo: «¡Queremos abrir los regalos!», exclaman con emoción tan pronto los ven bajo el árbol de Navidad. A ellos les encanta la comida, el tiempo familiar y las tradiciones anuales que hemos construido a lo largo de los años. Pero junto con su emoción, viene también una oportunidad preciosa para instruirlos en los caminos del Señor.

Nuestra labor es recordarles el significado detrás de los regalos navideños. Queremos que entiendan, aprecien y agradezcan a Dios por el obsequio de su Hijo a la tierra. Si no tenemos cuidado, nuestros hijos podrían crecer creyendo, incorrectamente, que la Navidad es solo reuniones, vacaciones y tradiciones. ¿De qué trata la navidad? En esencia, de Jesús.

Tal vez antes de leer este recurso habías oído sobre la Reforma o los reformadores. Pero ¿de qué trató la Reforma? En esencia, ¡de Jesús! Sin minimizar las demás solas, Solus Christus sirve como punto de unión para las demás verdades teológicas. Como explica el teólogo Michael Reeves: «El centro, la piedra angular, la joya de la corona del cristianismo, no es una idea, un sistema o una cosa… es Jesucristo».[1]

La enseñanza de Solus Christus argumenta que la salvación se alcanza solo a través de Cristo y gracias a su obra en la cruz. En contraste, la teología católica romana sostiene que la salvación se obtiene a través de Cristo, pero con adición de los sacramentos y las tradiciones litúrgicas, y que en el proceso hay otros mediadores ante Dios, como si Cristo y su obra no fuesen suficientes para nuestra salvación.

Solus Christus, entonces, no solo sostiene que Cristo salva, sino además que es exclusivamente por la persona y la obra de Jesús que cualquier persona puede ser salva.

Lutero y Solus Christus

Cuando Lutero publicó sus famosas noventa y cinco tesis que dieron pie a la Reforma en octubre de 1517, apenas comenzaba a entender el poder de la cruz de Jesús. Un año más tarde, él escribió veintiocho tesis más que traerían claridad sobre su entendimiento de la obra del Señor: sus tesis teológicas de la disputa de Heidelberg.

Estas tesis son consideradas por muchos teólogos como el pináculo de la teología de Lutero sobre Jesús y la cruz. Alister McGrath, un teólogo Irlandés, afirma que esas tesis forman una «de las maneras más poderosas y radicales de entender la naturaleza de la teología cristiana que la Iglesia jamás haya visto».[2] Lutero enseñó «crux sola est nostra theologia»; es decir, que «la cruz sola es nuestra teología» (cp. 1 Co 1:23). Así Lutero comenzó a formular y explicar la base teológica de Solus Christus y su entendimiento de la cruz. Por ejemplo, en la tesis número veinte, expresa que alguien merece ser llamado teólogo cuando «entiende las cosas visibles e inferiores de Dios, considerándolas a la luz de la pasión y de la cruz».[3]

La obra de Cristo no solo abre la puerta para la salvación de la humanidad, sino que también explica quién es Dios y cuál es su plan de redención

Según el reformador, la obra de Cristo no solo abre la puerta para la salvación de la humanidad, sino que también explica quién es Dios y cuál es su plan de redención en Cristo a través de su sufrimiento. Solo su obra redentora da vida a una humanidad muerta en sus pecados (Ef 2:1). De continuar viviendo sin Dios, incluso mientras confía en sacramentos, otros mediadores ante Dios y obras humanas, un día despertará frente al veredicto de «culpable» anunciado por el Juez del mundo.

Esto fue demasiado para su época. La Iglesia católica persiguió a Lutero y logró que fuese llevado a juicio, solo para exigirle que se retractara de sus escritos y posiciones teológicas. Pero la llama de la verdad ya había sido encendida. Otros reformadores fueron influenciados por esta enseñanza bíblica y continuaron desarrollando y, en muchos sentidos, expandiendo por el mundo la teología de la cruz hasta acuñar el término Solus Christus.

La centralidad de Solus Christus

El Templo Mayor es una de las atracciones que no te puedes perder cuando visitas la Ciudad de México. Estas ruinas arqueológicas son famosas por el bagaje cultural e histórico que traen consigo. No puedes aprender sobre la historia de México sin leer acerca del Templo Mayor y la ciudad que lo rodeaba.

Mientras la Reforma comenzó a tomar fuerza en Europa, el Templo Mayor fue destruido hasta sus cimientos. En 1521, la ciudad de Tenochtitlán cayó a manos de los españoles y el centro religioso fue destruido. Sobre los restos de la ciudad se construyó la Nueva España. Hoy el centro histórico de México está construido sobre lo que fue la sede del Imperio mexica. No fue sino hasta 1978 que se encontraron vestigios del Templo Mayor. Las excavaciones demostraron lo que muchos sospechaban: la capital mexicana descansa sobre lo que fue la capital de Tenochtitlán. ¡Esto arroja mucha luz sobre la historia de la Ciudad de México!

En un sentido similar, Solus Christus arroja luz sobre el por qué de toda la Biblia. Es el cimiento sobre el cual las demás solas descansan y se erigen a lo largo de la Escritura. Esto no significa que Solus Christus sea más importante que el resto de las solas, pero cuando leemos la Palabra de Dios es inevitable reconocer que Jesús da unidad y coherencia al resto de las solas. ¿A qué me refiero con esto? Permíteme explicarlo a continuación.

Jesús es en quien hallamos la personificación de la gracia de Dios

  • Sola Fide explica que la salvación es por la fe sola y el objeto de esa fe es precisamente el Señor Jesús (Ro 10:9). La fe es salvadora solo cuando está puesta por completo en Jesús, «el autor y consumador de la fe» (Heb 12:2).
  • Sola Gratia explica que es a través de la gracia sola de Dios que podemos ser salvos, y Jesús es en quien hallamos la personificación de esta gracia y la recibimos (Tit 2:11).
  • Sola Scriptura explica que la Biblia es es la mayor autoridad para el ser humano pues ella es la Palabra de Dios. Esta Escritura es la revelación de quién es Dios en Jesús y cuál es su plan de redención a través del reino de Jesús. De inicio a fin, el reino de Dios en Jesús es central en las Escrituras (Lc 24:27; 2 Ti 3:15; Ap 5:10).
  • Por último, Soli Deo Gloria explica que todo lo que Dios hace es principalmente para su gloria, una gloria que vemos revelada plenamente en Cristo: «El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1:14; cp. 14:9).

El Rey que nos redimió

¿Sabías que la familia real del Reino Unido es la casa real más famosa sobre la faz del planeta? Aun cuando hay otras familias reales en el mundo, la Casa de los Windsor es la que disfruta de más relevancia popular. Por ejemplo, la boda del príncipe Carlos con Diana, en 1984, fue vista por más de 750 millones de espectadores alrededor del mundo en una época en la que no existían las redes sociales.[4] Compara esa audiencia con las 517 millones de personas que vieron la final de la Copa del Mundo de Rusia 2018, o los 150 millones que vieron el Súper Tazón en 2020, y verás cómo la boda tuvo una victoria arrolladora.[5]

La familia liderada por la reina Isabel II es una fuente de curiosidad, conversación y drama. Considerando que la familia traza sus orígenes a inicios del siglo XX, podríamos concluir que, aunque es una familia de antaño, permanece relevante para el mundo contemporáneo.

En un sentido similar, aunque Solus Christus es un tema doctrinal y teológico, este no es un asunto solo para los teólogos de antaño, sino que afecta cada fibra del cristianismo actual y es relevante para nuestras vidas como cristianos. Jesús es el rey eterno del universo, infinitamente superior y más importante que cualquier familia real en este mundo (Mt 28:18; 1 Ti 6:15; Jd 25; Ap 1:5).

Solus Christus no es simplemente una doctrina reformada; es una verdad cristiana

En la providencia de Dios, Lutero fue responsable de iniciar un movimiento que trajo al mundo occidental un despertar teológico y espiritual que no se había visto en siglos. Pero ni Lutero, Calvino o Knox, entre otros reformadores, estaban inventando verdades teológicas, sino más bien regresando a ellas. Solus Christus no es simplemente una doctrina reformada; es una verdad cristiana. La preeminencia del Rey Jesús es clara en las Escrituras. Pablo lo dijo así:

Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen (Col 1:16-17).

Es más, Pablo asegura que la voluntad de Dios Padre es «reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra» (Ef 1:10). La teología de Pablo está en Cristo. Hablando acerca de cómo Él nos hace parte de la familia de Dios, Pablo afirma que «No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús» (Gá 3:28).

El reinado de Jesús produce una disyuntiva en la vida de todas las personas: someterse a Él o rechazarlo. Es solo a través de Jesús que podemos llegar al Padre (Jn 3:16; 14:6). Solo en Él tenemos resurrección y vida eterna (Jn 11:25). Cuando su reino sea consumado pronto en este mundo, en la Nueva Jerusalén, reinaremos para siempre junto a Él gracias a su obra salvadora (Ap 5:10). Así que cualquier persona que rechaza a Jesús, rechaza la vida y abraza la muerte. «En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos» (Hch 4:12).

La revelación de Cristo da sentido a toda la Escritura. En la armonía de la Trinidad, Dios Hijo es el punto de reunión entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5). Solo Él es nuestro Rey, Juez y Profeta (Mt 28:18; Jn 5:22; Heb 1:2). Cuando llegó a la tierra, llegó la personificación de todos los elementos necesarios para la instalación del reino de Dios en la tierra: Jesús es el verdadero y superior Israel (Mt 2:13); el verdadero y superior siervo de Dios (Is 53); el verdadero y superior templo (Jn 2:19; 1 Tim 2:5); el verdadero y superior sacerdote (Heb 4:15); el verdadero y superior sacrificio (Jn 1:29); el cumplimiendo de la Ley (Mt 5:17) y la verdadera sabiduría de Dios (1 Co 1:30). Él no solo puso sobre sus hombros nuestros pecados, sino que también puso sobre los nuestros la justicia que se nos imputa por la fe sola (Ro 5:18-19).

Que Jesús sea el centro al que toda la Biblia apunta es profundamente gratificante para nuestra alma sedienta

Jesús es aquél de quien Dios habló en el Edén, el que destruye a la serpiente (Gn 3:15). Adán, Noé, Abraham, Moisés, Josué, Jacob, David, Esdras y Nehemías, entre otros, eran solo sombras de alguien infinitamente mejor que ellos. Ellos fueron libertadores, pero no el Libertador. Algunos fueron reyes, pero no el Rey. Ellos fueron profetas, pero no el Profeta. Ellos fueron ejemplos de la ley de Dios, pero no fueron el cumplimiento de la Ley. Solo Jesús es todas estas cosas desde la eternidad y hasta la eternidad. ¡No necesitamos más!

Centrados en Jesús

Es por todo lo dicho hasta ahora que nuestra sumisión a Jesús no nace de un sentimiento de tristeza por ver lo tanto que sufrió en la cruz. Nuestro entendimiento de Él va más allá de su muerte, aunque sus padecimientos no son poca cosa (Col 1:24). Él no es un mártir derrotado, sino un Rey vencedor. Por lo tanto, nos sometemos a Jesús porque, a través del Espíritu Santo, nuestros ojos están abiertos para ver más allá de su sufrimiento y observar el cumplimiento de las Escrituras en Él.

Así que Solus Christus es una verdad con implicaciones para nuestra vida diaria, capaz de darnos esperanza incluso en los momentos más difíciles. Que Jesús sea el centro al que toda la Biblia apunta es profundamente gratificante para nuestra alma sedienta. Una madre devastada por la pérdida de su bebé, o un padre en desánimo por haber perdido su empleo, o una esposa lastimada por infidelidad, o un adolescente afectado por el divorcio de sus padres, todos ellos pueden encontrar fortaleza en Jesús y solo en Él.

Jesús dijo: «Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar» (Mt 11:28). Él es nuestra máxima esperanza, nuestro buen pastor y nuestro mejor amigo (Ti 2:13; Jn 10:11, 15:15). Al ver que toda la Biblia nos apunta al reino de Dios en Jesús y atesorar esta realidad, podemos hallar descanso en Él. Nuestro dolor no es eterno, pero nuestro Rey sí.

Ahora por la fe estamos unidos a Él y podemos decir junto a Pablo: «Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí» (Gá 2:20). Por lo tanto, nuestra identidad está en Él y somos llamados a darle toda la gloria en nuestras vidas. Es por todo esto que, al preguntarnos de qué trata la vida cristiana, podemos gozarnos de poder dar la misma respuesta que daríamos sobre la Navidad, la Reforma y en última instancia sobre todas las cosas: en esencia, se trata de Jesús.


[1] Michael Reeves, Rejoicing in Christ (Intervarsity Press, 2015), 66.
[2] Alister McGrath, Luther’s Theology of the Cross (Wiley-Blackwell, 2011), 133.
[3] Citado en: Un comentario sobre la disputación de Heidelberg, por Jonathan Boyd. http://impactobiblico.com/wp-content/uploads/2012/03/Un-comentario-sobre-La-disputación-de-Heidelberg-por-Jonathan-Boyd.pdf
[4] The Wedding of Prince Charles and Lady Diana Spencer, BBC, https://www.bbc.com/historyofthebbc/anniversaries/july/wedding-of-prince-charles-and-lady-diana-spencer
[5] Super Bowl Pales in Comparison to the Biggest Game in Soccer, Felix Richter. https://www.statista.com/chart/16875/super-bowl-viewership-vs-world-cup-final/
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