En Su nombre humano: Jesús
Nuestro Señor lleva el nombre humano Jesús (gr. Iēsous). José y María no eligieron este nombre; fue ordenado desde el cielo (Mt 1:21; Lc 1:31). Esto no quiere decir que el nombre fuera único, pues hubo otros hombres llamados «Jesús» (Col 4:11). Fue un nombre común entre los judíos hasta principios del siglo II d. C.1 Por esta razón, la gente hablaba de «Jesús de Nazaret» para distinguirlo de otros con el mismo nombre.2 Por lo tanto, el nombre «Jesús» da testimonio de la humanidad de Cristo; es el nombre de un hombre.
¿Por qué Dios ordenó a través de ángeles que se le diera este nombre a Su Hijo encarnado? La respuesta a esta pregunta proviene tanto del contexto histórico del nombre como de su significado etimológico.
Históricamente, «Jesús» era la forma griega de «Josué» (hb. Yehoshu‘a),3 como se desprende del uso de «Jesús» en la Septuaginta y el Nuevo Testamento para aquel gran líder israelita Josué, hijo de Nun.4 Los padres de Josué lo llamaron «Oshea» u «Hoshea»,5 pero el profeta Moisés lo rebautizó como «Josué» (Nm 13:16), tal vez en conjunción con la fe de Josué en que el Señor daría a los israelitas la victoria sobre sus enemigos para que pudieran heredar la tierra de Canaán (Nm 14:6-9). Josué sucedió a Moisés como siervo del Señor (Jos 1:1-2; 24:29) y llevó a Israel a la tierra prometida, tal como Dios le había jurado a Abraham (Jos 21:43-45; 23:14). La tierra de Canaán era un símbolo del descanso eterno de los santos en su gloriosa herencia, el reino de Dios (He 4:7-9; 11:13-16).6
A diferencia de Josué, Jesús no solo rescata a Su pueblo de los peligros físicos, sino que les da la victoria sobre el mal espiritual que los aleja de Dios
El origen del nombre “Jesús”
Etimológicamente, el nombre «Jesús» o «Josué» deriva de raíces hebreas que significan «el Señor es salvación».7 Las Escrituras unen el nombre de Dios y la salvación para comunicar que el Señor, y solo Él, salva a Su pueblo del mal por Su gracia soberana.8 Por lo general, debemos tener cuidado al derivar el significado de las palabras de su etimología en lugar de fijarnos en su uso, pero las Escrituras afirman explícitamente: «Le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados» (Mt 1:21). Por lo tanto, Su nombre «Jesús» significa que Él es el Salvador, como observó Juan de Damasco.9 A diferencia de Josué, Jesús no solo rescata a Su pueblo de los peligros físicos, sino que les da la victoria sobre el mal espiritual que los aleja de Dios.
La frase griega «Él salvará» en Mateo 1:21 enfatiza el pronombre «Él» (gr. autos), es decir, Él y solo Él hará esto.10 El Catecismo de Heidelberg (pregunta 29) dice: «¿Por qué se llama al Hijo de Dios Jesús, es decir, Salvador? Porque Él nos salva y nos libra de nuestros pecados; y también porque no debemos buscar ni podemos encontrar la salvación en ningún otro» (LD 11, pregunta 29).11 William Perkins nos recuerda: «Él es a la vez un Salvador perfecto y absoluto, y también el único Salvador del hombre, porque la obra de la salvación es realizada total y únicamente por Él, y ninguna parte de ella está reservada a ninguna criatura en el cielo o en la tierra».12
El nombre «Jesús» identifica a Cristo como el siervo humano de Dios que, solo Él, salva a las personas y las lleva a su herencia eterna
Por lo tanto, el nombre «Jesús» identifica a Cristo como el siervo humano de Dios que, solo Él, salva a las personas y las lleva a su herencia eterna. Sin embargo, «el nombre nos habla de la omnipotencia divina de la salvación», como dijo Geerhardus Vos.13 Aunque «Jesús» es un nombre humano, su significado sugiere que en este hombre, Dios ha venido a nosotros, porque Él mismo declara: «Yo, Yo soy el SEÑOR, / Y fuera de Mí no hay salvador (Is 43:11; cp. 45:21).14
Esperanza en Su nombre
El nombre «Jesús» es una advertencia seria para aquellos que son descuidados con sus pecados, porque ¿cómo pueden aceptar a este «Salvador» si no creen que son pecadores necesitados de salvación? Perkins nos recuerda que antes de poder reconocer al Salvador, debemos creer y sentir la ofensa de nuestros pecados contra Dios. Para recibir a Jesús, debemos saber que sin Él pereceremos para siempre, pues los perdidos son los únicos a quienes Jesús vino a salvar (Mt 18:11; Lc 19:10).15
El nombre «Jesús» también contiene una dulce promesa para los creyentes. Gaspar Olevianus señaló:
Puesto que Dios, quien no puede mentir, ordenó desde el cielo que a Su Hijo manifestado en la carne se le diera este nombre Jesús, es decir, «Salvador», sé con certeza y tengo la seguridad de que Él me salva completa y perfectamente, en cuerpo y alma… Fiel es Aquel que lleva ese espléndido nombre de Jesús. Él cumplirá lo que prometió.16