«No es una cuestión de si los estudiantes anunciarán atracciones hacia el mismo sexo e identidades transgénero, sino de cuándo», me dijo recientemente un administrador de una escuela privada cristiana. «Me sorprendería que mis propios hijos no se preguntaran si son homosexuales o trans, dado que esas ideologías están muy extendidas».
Podemos esperar una avalancha de anuncios cada 11 de octubre, denominado como «el día nacional para salir del clóset» por el movimiento de sexo y género. La creación de una oportunidad anual para que la gente rechace la sexualidad y personalidad tradicional es un golpe certero de mercadotecnia: no solo está bien ser gay o trans, sino que difundirlo en público ahora cosecha elogios, desfiles y pedestales.
Que padres cristianos vean a un hijo alejarse de los fundamentos bíblicos sobre el sexo y la identidad puede ser extremadamente duro, especialmente si el muchacho se dirige hacia un proceso médico irreversible. La identificación transgénero alimenta la «medicina de género», y un enjambre creciente de médicos con ánimo de lucro lleva a más y más personas vulnerables a la esterilidad, la desfiguración y la psicopatía. Al mismo tiempo, los que abrazan el «Ahora soy tu madre» y los influencers de redes sociales afirman que cualquiera que no aplauda la salida del clóset de alguien es odioso, tóxico, intolerante y debe ser condenado al ostracismo.
A la luz de esta narrativa cultural maligna, ¿cuál es la mejor manera en que los padres pueden responder a la salida del clóset de sus hijos?
1. Mantén la calma
Los activistas han puesto contra las cuerdas a los padres y declaran que sus preocupaciones o preguntas son una prueba de que estos no aman a sus hijos o no quieren que sean felices. Esta falsa dicotomía —«abraza la ideología o rechaza al niño por completo»— separa a los niños de sus padres antes de que se pronuncie una sola palabra. Una respuesta de pánico desenfrenado solo hará que esa brecha crezca aún más.
Respira, cuenta hasta diez y dile: «Aprecio cuánto valor has reunido para decirme esto».
2. Afirma tu amor
Luego afirma tu amor incondicional y permanente.
La sociedad ha sido programada para creer que los padres solo aman a sus hijos si se rinden a todo lo que sus hijos quieren, sienten y creen. Más adelante abordaremos la falta de sentido común en esa mentalidad; ahora mismo, lo que quieres es neutralizar esa mentira destructiva. Dile: «Pase lo que pase, siempre te amaremos. Siempre seremos tu papá y tu mamá».
3. Toma un momento
Pide tiempo para asimilar esta información si lo necesitas, lo cual es probable que sea el caso.
Puede que el anuncio haya surgido de la nada o que lo hayas anticipado. En cualquier caso, es probable que sientas conmoción, tristeza y ansiedad. Tus sentimientos son legítimos. Dile a tu hijo: «Esto es nuevo para mí y necesito tiempo para procesarlo. Gracias por tu paciencia mientras aprendo».
4. Investiga
Lo siguiente es investigar qué ha llevado a tu hijo a esta conclusión.
¿Cómo ha llegado tu hijo o hija hasta aquí? ¿Es un adolescente que se dejó arrastrar por el contagio social de género? ¿Se trata de un hombre adulto que se deslizó bajo la influencia del lavado de cerebro de la pornografía que fomenta la feminización? ¿Tiene tu hijo un diagnóstico de depresión, un traumatismo previo o autismo? La existencia de otros diagnósticos neurológicos o de salud mental aumenta la susceptibilidad de los niños a la insistencia de los activistas para que se sientan diferentes por ser transgénero.
Descubrir lo que ha sucedido nos ayudará a saber cómo proceder.
Es importante reconocer que la atracción por el mismo sexo y el transexualismo son dos cosas muy diferentes. Un estilo de vida homosexual va en contra del plan de Dios para la intimidad humana, pero no conduce necesariamente a un daño físico inmediato. Por otro lado, la ideología transgénero, exige camisetas compresoras que afectan el pecho y las costillas, bloqueadores de pubertad que inhiben el desarrollo, hormonas de sexo cruzado que causan estragos en el cuerpo y cirugías irreversibles que mutilan los órganos sexuales primarios y secundarios. Si tu hijo dice que es lesbiana o que es gay, puedes tener algún tiempo para resolver los problemas. Si tu hijo quiere cambiar de sexo, es necesario anticiparse a las conversaciones urgentes sobre los tratamientos médicos permanentes que alteran el cuerpo.
La edad de tu hijo y la situación familiar también influyen en los siguientes pasos. Los padres casados y biológicos de un menor pueden retirarlo de la escuela pública, retirar el teléfono celular y borrar las redes sociales. Pero si los padres están divorciados y no están de acuerdo con lo que es mejor para el niño, responder de forma productiva puede ser difícil. Los padres tienen poco control cuando los hijos son adultos y económicamente independientes.
5. Pasa a la acción
Por último, determina lo que crees sobre el tema, establece límites y busca apoyo para ti.
Si tienes una cosmovisión bíblica sobre el sexo y el género, tienes tanto derecho a tu posición como el que tu hijo dice tener para la suya. Puedes decir: «En esta casa no se permiten las fiestas de pijamas que impliquen posibles parejas sexuales», o «No puedo referirme a ti con pronombres diferentes, porque no creo que eso sea algo con lo que Dios esté de acuerdo».
Es posible que te espere un viaje largo mientras intentas realinear a tu hijo con su salud y la realidad, así que rodéate de apoyo. Únete a un grupo de apoyo en línea o en persona para padres que están lidiando con temas difíciles con sus hijos. Si contratas a un terapeuta, asegúrate de que ambos están en la misma página sobre lo que representa la salud y la realidad. Confía en amigos que oren por ti y contigo.
Pero, por sobre todas las cosas, mientras crías a tu hijo, busca la guía de Dios, la sabiduría del Espíritu Santo y la manera de Cristo de exhibir un amor perfecto mientras te aferras a la verdad bíblica. La salida del clóset de tu hijo puede haberte sorprendido, pero nada sorprende a Dios. Él te ama, ama a tu hijo y tiene un camino preparado para ti.
