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¿Qué tiene de malo consultar a los muertos?

Mientras crecía, regularmente presencié la práctica de consultar a los muertos. Es una realidad de mi trasfondo. Esta práctica ha ocurrido durante siglos, tristemente aún en círculos cristianos de ciertos países donde esto es común. Esto es lo que me motivó a escribir este artículo. Muchas preguntas cercanas a esta tradición ameritan una respuesta: ¿Influencian los muertos a los vivos? ¿Pueden ellos hablar a Dios como intermediarios o de nuestra parte? ¿Tienen poder para protegernos si los adoramos? ¿Nos castigarán si no los adoramos o los apaciguamos? Pero hay una pregunta principal con la cual me he encontrado y que unifica todas las anteriores: como cristianos, ¿a quién debemos consultar o acudir para protección o dirección?

3 concepciones erradas que conducen a consultar a los muertos

Las personas creen que el difunto sigue siendo parte de la familia. Por lo tanto, tiene un rol activo en los vivientes

En el área donde vivo, las personas creen que el difunto sigue siendo parte de la familia. Por lo tanto, tiene un rol activo en los vivientes, impactando a sus descendientes. La muerte no es el final de la vida humana. Debajo hay tres áreas en las cuáles se dice que los muertos tienen un rol activo en los vivientes. Esto, entonces, lleva a la presión de consultarlos. 

1. Los muertos protegen, guían, y bendicen a sus descendientes

Se cree que los muertos siguen viviendo después de muertos. Ellos son responsables de proteger a sus descendientes del mal, brujería, y otros dilemas humanos. Por otro lado, también se dice que ellos traen bendiciones a sus descendientes como trabajos, una extraordinaria cosecha, y dirección. Como resultado, los vivos consultan a los muertos a través de un médium de espíritus. Ellos buscan consejos de estos médiums de cómo apaciguar mejor a los muertos. Al mismo tiempo, le preguntan qué deben de hacer para conseguir bendiciones, dirección, y protección. 

2. Los muertos tomarán venganza por su muerte

Luego tenemos los “espíritus vengadores”. Este es uno de los asuntos más serios y escalofriantes, haciendo que muchos consulten a los muertos. Descansa en la noción de que no hay tal cosa como una muerte natural. Siempre hay un sospechoso. Por ende, el espíritu del muerto volverá y buscará venganza. Esta venganza vendrá en maneras diferentes incluyendo muertes misteriosas, mala suerte, y problemas familiares. Los espíritus vengadores buscan hacer daño a otros en respuesta a su propia muerte. Por ende, muchos están atrapados en el temor y necesitan apaciguar a estos espíritus maliciosos. Así que consultan a los muertos a través de los médiums de espíritus, buscando formas para pagar o expiar al difunto.

3. Dios es inaccesible

También se cree que los vivos no pueden acercarse a Dios directamente. Él está muy lejos, es muy fuerte, y demasiado superior para hacer caso a meros humanos. Como tal, Él no puede ser visto y solo puede ser accesado a través de un médium de espíritus. Estos médiums afirman tener algún poder espiritual o mágico. Ellos pueden transferir información de los vivos a los muertos, y de los muertos a los vivos. Por ende, los muertos son consultados para poder escuchar de parte de Dios, o para llevarle a Dios alguna solicitud. 

Lo que dice la Biblia acerca de consultar a los muertos

Estos tres errores necesitan ser escudriñados y desarraigados por el evangelio. Satanás, siendo “el dios de este mundo” (2 Co. 4:4), nos engaña en su intento de arrebatar el control de las manos de Dios. Él hace esto a través de los errores mencionados anteriormente, los cuales son la base de la práctica de consultar a los muertos. Debajo argumento que cuando esto es practicado, no es una desobediencia menor que la idolatría. 

“Hay un solo Dios, y también un solo mediador” (1 Ti. 2:5)

Consultar a los muertos no es la idea de Dios. En ningún lugar de la Biblia vemos a Dios mandando a su pueblo a hacerlo. De hecho, Él lo prohíbe expresamente (Dt. 18:9-14). Hablar con el espíritu de una persona fallecida es prohibido y el castigo de esa práctica era la muerte (Lv. 20:27). Cuando practicamos esto, debemos de pensar que no estamos adorando a Dios, sino a espíritus inmundos. 

Así que, cuando necesitemos mediación entre nosotros y Dios, en tiempos de tribulación o cuando estamos buscando protección, vayamos a Jesús. Él es nuestro perfecto mediador (He. 9:15). Él puede compadecerse de nuestras debilidades (Heb. 4:15) en tiempos de sufrimiento, ansiedad, temor, y en las presiones de la vida. Por tanto, acerquémonos a Dios con gran confianza en Cristo (Heb. 10:19-22). Solo Cristo vive después de la muerte porque Él vive para siempre para interceder por nosotros (Heb. 7:25).

“Los muertos no saben nada” (Ec. 9:5)

Consultar a los muertos es contrario a la enseñanza bíblica acerca de los muertos. Mientras que es verdad que hay existencia después de la muerte para creyentes y no creyentes, no hay relación entre los vivos y los muertos. Aquellos que mueren en Cristo estarán en la presencia de Dios. Ellos vivirán con Dios eternamente (Lc. 23:43, Fil. 1:21-23). Por otro lado, los no creyentes serán separados de Dios (Lc. 16:22-26), esperando su juicio final. Además, Job 7:7-10 dice: “…el que desciende al Seol no subirá; no volverá más a su casa, ni su lugar lo verá más”. Por lo tanto, la muerte es definitiva, y después de la muerte nadie puede regresar a esta vida.

La muerte es definitiva, y después de la muerte nadie puede regresar a esta vida

No hay forma alguna en que los muertos puedan comunicar las necesidades de los vivos a Dios. Ni pueden ellos comunicarse con los vivientes. Lucas 16:19-31 nos presenta una historia de la cual podemos sacar algunas verdades sobre la vida después de la muerte. Al morir, la humanidad se divide en dos grupos. En el caso de que hayamos dañado a alguien, y la persona muere, como cristianos creo que es apropiado y coherente con la Biblia buscar la paz en humildad, pidiendo perdón a la familia del fallecido. Pero no tenemos necesidad de temer a la persona que falleció.

“No te harás ningún ídolo” (Éx. 20:4)

Consultar a los muertos es desobedecer a Dios. En mi conversación con algunas personas sobre este asunto, algunos citan 1 Samuel 28 para apoyar su punto de vista de que los muertos pueden hablar a los vivos. En esa narrativa, el espíritu de Samuel le habla a Saúl mientras este está con vida. Pero esto puede ser tomado como una excepción, no una práctica común. Más aún, no debemos perder de vista el punto del texto, encontrado en su contexto: Saúl estaba cayendo en una rebelión más profunda en contra de Dios. 

Consultar a los muertos es una de las armas que Satanás puede usar para atacar nuestra fe

Como dije anteriormente, los espíritus inmundos pueden encontrar maneras de manipularnos a la desobediencia. Saúl estaba supuesto a buscar consejo de Dios, pero Dios rehusó aconsejarle por su creciente desobediencia. Las consecuencias fueron desastrosas (1 Cr. 10:13-14). No debemos permitir que Satanás se haga cargo. Cada vez que pecamos, no solo desobedecemos a Dios, sino que le damos a Satanás un punto de apoyo para ganar poder sobre nosotros. Debemos de estar conscientes que consultar a los muertos es una de las armas que Satanás puede usar para atacar nuestra fe.

No necesitas a los muertos para comunicarte con Dios

No hay nada malo con buscar dirección, bendiciones, relaciones, y protección en nuestro día a día. Pero el medio por el cual buscamos estas cosas debe ser el apropiado, corregido, e informado por la Palabra de Dios. Nos acercamos a nuestro Padre celestial a través de nuestro único mediador, Jesucristo. Dios ordena a su pueblo que no consulten a los muertos, independientemente de las circunstancias. A su vez, somos invitados a consultar a Dios mismo. Él realmente es accesible y relacional. 

Dios hace un pacto con el hombre. Como escribe Michael Horton en The Christian Faith (La fe cristiana): “Dios es personal, no un principio abstracto”. Dios desea estar en comunión con nosotros. Esta es la razón por la cual Él vino a morar con nosotros a través de su hijo Jesús. Así que, cuando estamos en necesidad, podemos consultarlo a Él libremente. Cristo intercede, y también lo hace el Espíritu, presentándonos delante del Padre.


Una versión de este artículo apareció primero en The Gospel Coalition: África. Traducido por Equipo Coalición.
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