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La historia: Una encuesta reciente muestra que la pornografía está afectando las relaciones entre hombres y mujeres y revela cómo el consumo de pornografía se está convirtiendo en un pecado aceptable.

El contexto: La Institución Wheatley de la Universidad Brigham Young y el Instituto Austin para el Estudio de la Familia y la Cultura encargaron una encuesta nacional sobre las parejas y la pornografía. La encuesta concluye en que la mayoría de los hombres y mujeres de una muestra nacional expresan cierto nivel de aprobación del uso de la pornografía.

La encuesta consistía en dos conjuntos de datos nacionales: uno con individuos en relaciones de pareja y un segundo con parejas en las que ambos compañeros o cónyuges completaron la encuesta. Los resultados muestran quiénes son más propensos a consumir pornografía, tanto individualmente como en pareja.

En las relaciones de noviazgo, las mujeres tenían casi el doble de probabilidades que los hombres de no ver nunca pornografía (el 36% frente al 19%). Los hombres también tenían más de dos veces y media más probabilidades de ver pornografía solos en un patrón semanal en comparación a las mujeres.

Entre las personas casadas, solo una cuarta parte de los hombres casados declararon que no habían consumido pornografía recientemente, mientras que más de la mitad de las mujeres casadas declararon no haberla consumido en el último año. Un tercio de los hombres casados declararon un consumo frecuente, pero menos de 1 de cada 16 mujeres casadas declararon niveles similares. Los hombres menores de 30 años son casi dos veces y media más propensos a ver pornografía a diario que sus compañeros de más edad: el 17,3% frente al 6,9% de los hombres mayores de 30 años.

Casi uno de cada tres hombres está de acuerdo en que es aceptable que los adolescentes vean pornografía, frente a solo una de cada 10 mujeres. Aproximadamente la mitad de los hombres y las mujeres están de acuerdo en que ver pornografía es aceptable para los adultos. La única excepción son las mujeres casadas, que en general aceptan menos la pornografía que los hombres o las mujeres en relaciones de noviazgo.

Una de cada cinco parejas (el 20%) declaró algún grado de conflicto en sus relaciones debido a la pornografía. Además, uno de cada cuatro hombres declaró haber ocultado a su pareja que veía pornografía. Un número significativo de mujeres expresó su preocupación por el hecho de que su pareja viera pornografía, y casi una de cada tres entrevistadas declaró que le preocupaba que su pareja se sintiera más atraída por la pornografía y que su pareja pensara en la pornografía mientras tenían relaciones íntimas.

Casi una de cada tres mujeres que salen con alguien y uno de cada cuatro hombres y mujeres casados coincidieron en que les preocupaba que su pareja les ocultara algunos detalles sobre su consumo de pornografía.

Las parejas en las que ambos informan que no consumen pornografía presentan los niveles más altos de estabilidad, compromiso y satisfacción en la relación. Al menos el 90% de estas parejas afirman que su relación es estable, comprometida y satisfactoria para ellos como pareja.

Las parejas en las que ambos informan que no consumen pornografía presentan los niveles más altos de estabilidad, compromiso y satisfacción en la relación

En contraste, a medida que aumenta la frecuencia de consumo de pornografía, la estabilidad, el compromiso y la satisfacción de la relación disminuyen de forma consistente. Los niveles más bajos de calidad de la relación fueron consistentes en las parejas con un nivel similar de consumo entre los miembros (tanto los usuarios mensuales como los usuarios diarios) y las parejas con una brecha de consumo entre la pareja.

En comparación con las parejas que evitan la pornografía, las parejas en las que los hombres consumen pornografía con regularidad y las mujeres la consumen ocasionalmente tenían un 18% menos de probabilidades de informar que su relación es estable, un 20% menos de probabilidades de estar fuertemente comprometidas y un 18% menos de informar que tienen una alta satisfacción en la relación. Aunque no se trata de un patrón común, las parejas en las que ambos ven pornografía a diario presentan una disminución del 45% en la estabilidad y del 30% en los niveles de compromiso, en comparación con las parejas en las que ninguno de los dos ve pornografía.

La investigación también descubrió que las parejas románticas parecen ahora utilizar la pornografía no solo como un comportamiento individual aislado, sino como una parte habitual de su intimidad de pareja. En general, aproximadamente uno de cada cinco hombres en relaciones declaró ver pornografía con su pareja al menos semanalmente.

Qué significa: El hecho de que el consumo oculto de pornografía provoque conflictos en el matrimonio no será sorprendente para los cristianos. En las últimas décadas hemos desarrollado, como comunidad, programas y estrategias para ayudar a las parejas en tales situaciones. Desgraciadamente, la lucha puede ser aún mayor cuando el consumo de pornografía no está oculto.

Una de las conclusiones más inquietantes de esta nueva investigación es que «la aceptación general del consumo de pornografía entre los adultos no parece ser una mera aceptación pasiva». Como señalan los investigadores,

En la mente de muchos adultos, ver pornografía no es una experiencia neutral. Cuando se les pregunta por los posibles beneficios del uso de la pornografía, muchos hombres y mujeres parecen creer que el uso de la pornografía puede mejorar su vida sexual. Más del 50% de los hombres casados y más del 65% de los que salen con alguien están de acuerdo en que la pornografía puede ayudar a mejorar los juegos preliminares. Sin embargo, menos del 40% de las mujeres casadas y menos del 50% de las mujeres que salen con alguien están de acuerdo.

Casi la mitad de los encuestados (47,6%) se identificaron como cristianos, lo que significa que un número importante de los que dicen seguir a Cristo no solo consumen pornografía, sino que piensan que es beneficiosa. ¿Podría ser esto una señal de que la pornografía se está convirtiendo en un «pecado aceptable»?

En su libro Pecados respetables: Confrontemos esos pecados que toleramos, Jerry Bridges define un pecado «respetable» como un pecado que no nos hace sentir culpables muy a menudo y por el que casi nunca seremos cuestionados. Ejemplos de pecados respetables comunes son la calumnia y el chisme. Casi nunca te llamarán la atención por esos pecados (especialmente en las redes sociales), incluso puede que se burlen de ti por pensar que esos pecados son una afrenta a Dios.

Afortunadamente, la pornografía todavía no está en la categoría de pecados respetables. Pero parece que se está convirtiendo en un pecado aceptable, un pecado que se tolera dentro de ciertos límites. Por ejemplo, como muestra esta encuesta, demasiados hombres y mujeres cristianos parecen creer que la pornografía es aceptable cuando la ven juntos, como actividad sexual dentro de su relación.

Tales parejas necesitan recordar dos verdades relevantes. En primer lugar, recuerden que, si bien hay numerosas razones por las que no deben entregarse a la pornografía, una de las más importantes es que pone su alma en peligro del infierno. Las Escrituras dejan claro que participar en la inmoralidad sexual, lo que incluye permitirse pecaminosamente disfrutar de las exhibiciones de actos sexuales o de partes del cuerpo, conducirá a la condenación eterna (Mt 5:27-30).

«“Los que practican la inmoralidad sexual” incluye a las personas que se entregan a la pornografía», dice Andrew David Naselli (en inglés), quien parafrasea 1 Corintios 6:9-10 como: «No pienses que puedes salirte con la tuya con un estilo de vida pecaminoso sin arrepentimiento. No pienses que puedes vivir así y seguir siendo un ciudadano del reino de Dios. Los estilos de vida pecaminosos sin arrepentimiento no caracterizan a los ciudadanos del reino de Dios». Las parejas que utilizan la pornografía deben arrepentirse. Ahora.

En segundo lugar, recuerda que no puedes amar a tu cónyuge o pareja romántica y animarle a entregarse a la pornografía. No puedes amar a tu esposo, a tu esposa, a tu novio o a tu novia y alentarlos a participar en una rebelión impenitente contra Dios. No puedes amarlos verdaderamente y, para tu propia gratificación sexual, llevarlos a hacer algo que los enviará al infierno. Puedes pensar que los amas, pero te engañas a ti mismo. No engañas a Dios.

No creas la mentira de que el uso de la pornografía entre las parejas comprometidas es un pecado aceptable. Es un pecado que dañará tu relación hoy y te llevará al infierno mañana. Afortunadamente, es un pecado que puede ser cubierto por la sangre de Cristo (1 Jn 1:7). Arrepiéntete y vuelve a comprometerte con la pureza. Si estás en Cristo, eres una nueva creación: lo viejo se ha ido, lo nuevo está aquí (2 Co 5:17). Vive de acuerdo con la verdad que dices creer, mientras todavía puedas.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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