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Lo común de la tragedia

Puede ser fácil pensar en Job como un libro al cual acudir si ocurre una tragedia inesperada, pero si no sucede puede ser ignorado con seguridad. Sin embargo, quizás la razón más importante para leer este libro es que la tragedia de Job —una experiencia de pérdida y dolor punzante que no tenía sentido dentro de ningún marco de referencia que Job tenía— es bastante común.

Mi experiencia al enseñar el libro en entornos académicos y pastorales es que casi todos en la sala conocen a alguien que ha pasado por una experiencia similar a la de Job o ellos mismos están sufriendo una. Parece que no es un asunto de «si», sino de «cuándo» Dios permitirá alguna tragedia demasiado dolorosa para soportarla en silencio y, al igual que Job, nos preguntaremos por qué Dios pagaría de esta manera un servicio y una amistad imperfectos pero sinceros.

Aprende a interpretar el sufrimiento

Una razón relacionada para estudiar el libro es que amplía nuestra capacidad para interpretar el sufrimiento. Bíblicamente, a veces Dios permite el dolor a causa del pecado (como en el Salmo 38) o para hacernos crecer espiritualmente: el sufrimiento produce paciencia; y la paciencia, carácter probado (Ro 5:3). Una verdad innegable es que ninguno puede explicar la terrible experiencia de Job: ¡ni siquiera el acusador pudo encontrar algún pecado que provocara el castigo de Dios! (Job 1).

La pérdida dolorosa puede convertirse en una vía para que Dios mismo se revele y se acerque como nunca antes

Se presenta a Job como un creyente maduro; aunque tuvo que confesar sus pecados (31:33-34), la descripción de su integridad espiritual en 1:1 usa términos bíblicos para describir una madurez establecida. Además, el libro nunca resuelve el sufrimiento de Job al señalar algún crecimiento espiritual de su parte. Más bien, la agonía de Job termina solo en una visión más profunda de Dios (42:5). Esto es útil: el libro nos enseña que la pérdida dolorosa puede convertirse en una vía para que Dios mismo se revele y se acerque como nunca antes.

Devoción a pesar de la dificultad

Una tercera razón para leer a Job se encuentra en el primer capítulo: «¿Acaso teme Job a Dios de balde?» (1:9). El acusador argumenta que Job en realidad no ama a Dios por quien Dios es, sino solo por los beneficios secundarios que provienen de tal relación (las bendiciones descritas en 1:1-4). Una vez que esos beneficios desaparezcan, Job mostrará lo que realmente siente por Dios, afirma el acusador.

Esto crea el profundo drama de los primeros capítulos del libro: ¿se aferrará Job a su relación con Dios cuando tiene todas las razones terrenales para renunciar a Él? También crea drama para el lector cristiano, porque todos nosotros nos beneficiamos de nuestra relación con Dios de maneras diferentes a los beneficios centrales del evangelio: el perdón de los pecados y la vida eterna. Si tuvieras que ir un sábado al funeral de uno de tus hijos, ¿sería igual de entusiasta tu adoración el próximo domingo? Dios es digno de ese nivel de devoción, pero ¿lo mostraríamos?

El propósito del autor al plantear esta pregunta no es avergonzarnos, sino ayudarnos a comprender por qué Dios permite un sufrimiento inexplicable. En los capítulos 1 y 2, Job demuestra la autenticidad de su amor por Dios: Job no tiene motivos ocultos y trata a Dios como su propia recompensa. Se nos da la misma oportunidad de afirmar con lágrimas pero con sinceridad que no tenemos tesoro en la tierra más precioso que Dios (Sal 73:25). Una fe de esa calidad es la única clase de fe que te salvará.

Encuentra esperanza en tu dolor

Finalmente, se debe estudiar a Job porque nos da esperanza y aliento en medio del sufrimiento y alimenta nuestra resistencia cuando nos encontremos en medio de él. La respuesta del Señor a Job en los capítulos 38 – 41, lejos de culparlo como lo hicieron sus «amigos», pinta un cuadro que es realista sobre lo que aún no ha sido redimido en el mundo, pero muestra el enorme gozo que Dios siente en Su mundo sin ignorar lo que está mal en el mundo.

Pero el Señor no deja a Job allí: los discursos finales sobre Behemot y Leviatán hablan de una próxima derrota de un gran enemigo sobrenatural, cuando Dios barrerá todo mal de Su creación y las cosas anteriores pasarán. La poesía de estos capítulos fomenta la misma visión y esperanza en los cristianos que saben sin entender por qué.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.
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