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El Evangelio de Juan juega un papel único e influyente en la Biblia.

Un papel único

En este relato de la vida, muerte y resurrección de Jesús, aprendemos que Jesús es el Hijo de Dios, enviado por Dios Padre para dar vida eterna a todos los que creen en Él. Jesús rompe de manera repetida las suposiciones de las personas al enseñar que la salvación no se gana, sino que es un regalo que se recibe por medio de un milagro de gracia: nacer de nuevo (3:3). El Evangelio de Juan también resuena con el tema constante de la misión. Así como el Padre envió a Jesús a la tierra, Jesús envía a Sus seguidores para continuar Su misión al testificar que Él es el Hijo de Dios para que «para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna» (3:16).

El Evangelio de Juan fue probablemente el último en ser redactado de los cuatro evangelios. Es el relato evangélico más profundo desde el punto de vista teológico y filosófico. Juan no narra el nacimiento de Jesús. En cambio, comienza su Evangelio en el mismísimo principio al declarar en su oración inicial que Jesús ha existido eternamente y que «todas las cosas fueron hechas por medio de Él» (1:3). Juan arraiga la identidad de Jesús en la eternidad pasada, brinda una visión elevada del Hijo de Dios enviado a la tierra como plenamente Dios y ahora también como plenamente humano. 

Jesús hace realidad todas las esperanzas y promesas del Antiguo Testamento

Juan no comparte ningún bloque importante de enseñanza con los evangelios sinópticos, aparte de la alimentación de los cinco mil, la unción en Betania y la narración de la pasión. Este evangelio está organizado en hilos narrativos elaborados con sumo cuidado que resaltan tanto las señales como las enseñanzas de Jesús. Esto le da al Evangelio de Juan una sensación de profundidad, ya que al lector se le presenta una rica, multifacética y cósmica muestra de la identidad, las obras, las palabras y la misión de Jesús.

El propósito de Juan es presentar a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios, enviado a la tierra para cumplir todo lo que el Antiguo Testamento anticipaba: traer vida nueva y vida eterna a un mundo oscuro.

El Evangelio de Juan en la historia más grande

Juan enfatiza a Jesús como el Hijo eterno de Dios, mientras que Mateo se enfoca en Jesús como el Mesías judío, Marcos se enfoca en Jesús como el que anuncia el reino de Dios y Lucas enfatiza a Jesús como el que da la bienvenida al forastero.

Jesús hace realidad todas las esperanzas y promesas del Antiguo Testamento por medio de Sus señales y enseñanzas, por Su muerte y resurrección, y por la misión que confía a Sus discípulos. Él inaugura la tan esperada nueva era.

Fecha y antecedentes históricos

El Evangelio de Juan fue escrito por el apóstol Juan, hijo de Zebedeo. Era un judío palestino y miembro del círculo apostólico de Jesús (Mt 10:2). Lo más probable es que Juan escribiera su relato de Jesús entre el año 70 d. C. (cuando Jerusalén fue sitiada por los romanos y el templo fue destruido) y el 100 d. C. (el final aproximado de la vida de Juan). Es probable también que haya escrito su evangelio en Éfeso, uno de los centros urbanos más importantes del Imperio romano.

El Evangelio de Juan estaba dirigido tanto a judíos como a gentiles que vivían en todo el mundo grecorromano. Juan explica con frecuencia las costumbres judías y la geografía palestina a los lectores no judíos. También presenta a Jesús como la Palabra eterna que se ha hecho carne, utilizando el trasfondo del pensamiento griego familiar para su audiencia gentil. Sin embargo, Juan también tiene en mente una audiencia judía: revela a Jesús como el Mesías judío, el cumplimiento de muchas profecías del Antiguo Testamento y el Hijo eterno de Dios enviado por Dios el Padre para ser el mediador en una nueva relación entre Dios y la humanidad.


Publicado originalmente en Crossway. Traducido por Martín Manchego.
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