Lo siguiente es un poema sobre la soberanía de Dios, la incapacidad humana para determinar el futuro y la paz que Dios ofrece.
Hoy mis planes se acercaron
ante el trono soberano.
Muy pronto se agitaron;
planes altos, planes vanos.
¿Qué tal si esto?
¿Qué tal si aquello?
Quizá funesto,
quizá muy bello.
Luna llena,
pensamientos
que encadenan
los intentos.
Mas la aurora
resplandece
cuando ora
el que perece.
Y confiado
hoy reposo
en tus planes.
Sumo gozo.
Tu Palabra es mi consuelo.
Tu bondad es mi descanso.
Mi mirada está en el cielo,
en Quien es humilde y manso.
